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El Córdoba respira tras una perfecta gestión de la miseria

Villa abrazado a sus jugadores al final del partido FOTO: MADERO CUBERO

Paco Merino

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Un gol de Abel rompe la desgraciada cadena de derrotas del equipo de Villa, que se lleva los puntos ante el Tenerife y escala posiciones en su pelea por el 'play off'

Se trataba de ganar, ¿no es así? Pues ahí están los tres puntos. No preguntes cómo. O sí. La respuesta es sencilla: por un detalle. El gol de Abel marcó la diferencia entre un Córdoba deprimido y un Tenerife pujante. Esto es Segunda. A los blanquiverdes les habían dado por todos lados en las semanas precedentes. A los chicharreros, todo lo contrario. Llegaban enardecidos después de ocho jornadas sin perder y una paliza en el derbi insular a la UD Las Palmas. Todo ese caudal de expectativas se quedó en nada cuando compareció en El Arcángel, el recinto más maldito de todos cuantos haya podido visitar el Tenerife a lo largo de su vida. No había vencido aquí en veinte visitas desde 1956. A la 21 no fue la vencida.

Fue un partido muy nuestro. Con más carga emocional que futbolística. De difícil digestión. El personal parecía sinceramente dispuesto a entusiasmarse, pero no encontraba un buen motivo. A poco que se daban dos pases seguidos, el público se lanzaba en una conmovedora ovación. Una llegada al área se consideraba ocasión de gol. Un tirito flojo desde fuera del área era un chispazo que provocaba el subidón. Así están las cosas en el Córdoba, que juega un fútbol de brocha gorda mientras escucha que es un artista del pincel.

Era un día para reencontrarse, para demostrar y demostrarse. La reivindicación se quedó a medias, pero la renta lograda fue fundamental. El Córdoba salía con la cara seria, como correspondía a la trascendencia del partido. No está la cosa para bromas entre los muros de El Arcángel, donde los discursos se desvanecen o se inflaman según sople el aire. Aquí nadie dice mentiras. Solo adapta la realidad a su conveniencia, arma un argumento con habilidad y lo suelta. Si la gente lo traga, fenomenal. Con esas píldoras de realidad patrocinada se han ido alimentando los cordobesistas. Los de cuna, los de carné o los de nómina. “Tenemos que defender nuestra esencia, mirar lo que nos une”, arengaba en las vísperas del pleito la radio oficial del club. Y al querido Toni Cruz le hicieron caso. Lo que une a todos los cordobesistas a día de hoy es una sensación de miedo. Y vaya si se notó.

En la primera parte apenas se vio nada sobre el césped. Bueno, sí. Un Tenerife que tenía la pelota para hacer nada y un Córdoba obsesionado con no perder la posición, que no quería complicarse la vida y no arriesgaba más de allá de lo que le aconsejaba la prudencia. Muy poco. Xisco, la gran novedad, estaba allí. Y ya está. El balear apenas intervino en el juego de un Córdoba que no generó ocasión alguna en los primeros veinte minutos. Cuando Pedro lanzó un tiro despejado por Roberto a córner, ya llegando a la media hora, la grada se volvió loca. Así estaba el patio. Hubo petición de penalti por manos de un defensa en un balón colgado por López Silva y Uli Dávila, en su línea, empezó muchas jugadas y terminó pocas. El mexicano, eso sí, tuvo el mérito de lanzar el primer lanzamiento entre los tres palos de los anfitriones. Un tiro centrado que detuvo el meta tinerfeño. Caballero también conectó un disparo medio decente. Y poco más. En el Tenerife, Ayoze amenazó sin morder. La banda sonora del intermedio fue una pitada. Las ilusiones iniciales abrían paso a un creciente mal rollo.

Después del descanso, el Córdoba quiso dar un paso adelante. Necesitaba hacerlo. Se adueñó del balón, pero le faltaron creatividad y acierto en la vanguardia. El runrún de la grada se hacía notar y Xisco se llevó la peor parte cuando fue sustituido por Abel. El delantero, ídolo de la afición en el arranque liguero, se marchó entre improperios. No está en forma y, por su posición y las expectativas que ha generado, se le nota demasiado. Caballero, cansado y amenazado por una quinta tarjeta que acarrearía suspensión, dejó su plaza a Germán Pacheco. Las sustituciones dieron un nuevo nivel al Córdoba, que pasó un susto de muerte en una oportunidad de Ayoze, que se quedó sólo ante Saizar. El meta vasco hizo la parada de una tarde que se estaba poniendo borrascosa. Cualquier cosa podía ocurrir... Hasta que llegó Abel.

Todo partió de un saque de banda en el centro del campo, un balón que pasó por delante de Carlos Ruiz sin que el tinerfeño acertara a despejarlo y que cayó en los pies del sevillano. El mediocentro cordobesista le pegó con todo al balón, que fue como un torpedo hacia la portería de Roberto. La celebración fue épica. Abel se dirigió enloquecido hacia el banquillo, donde se formó la piña. Volvieron a sonar los gritos de “Villa, maravilla”, como en el inicio del partido. Pero duraron poco. Quedaban algo más de veinte minutos por delante y se avecinaba la tradicional ración de sufrimiento y, cómo no, esa experiencia inenarrable de los últimos minutos de los partidos. El Córdoba, castigadísimo en los lances finales de los encuentros, no quiso exponerse a repetir escenas de vodevil y fue a lo sencillo. Uli Dávila y López Silva gozaron de oportunidades para abrochar el partido, pero la incertidumbre se mantuvo hasta que el árbitro pitó el final. No es que el Tenerife tuviera demasiadas oportunidades. La escuadra de Álvaro Cervera mostró una imagen decepcionante, sin pulso ni ganas. Un comportamiento extraño para un equipo que tenía la opción de engancharse, en caso de vencer, a la zona de play off. Ahora el que vuelve a estar ahí es el Córdoba de Pablo Villa.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA, 1: Saizar, Campabadal (Joselu, 87'), Iago Bouzón, Raúl Bravo, Samu de los Reyes, Luso, Caballero (Pacheco, 57'), Pedro, López Silva, Uli Dávila y Xisco (Abel, 55').

TENERIFE. 0: Roberto, Javi Moyano, Bruno, Carlos Ruiz, Salva Ruiz, Aitor Sanz (Aday, 46'), Íñigo Ros, Quique Rivero (Ricardo León, 76'), Suso Santana (Chechu, 74'), Aridane Santana y Ayoze.

ÁRBITRO: De Burgos Bengoetxea (Comité Vasco). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Caballero y Uli Dávila y al visitante Aitor Sanz.

GOL: 1-0 (66') Abel.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la decimoctava jornada de la Liga Adelante, disputado en El Arcángel ante 9.019 espectadores. Terreno de juego en irregulares condiciones.

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