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Crónica

La pegada no se olvida

Casas celebrando su gol ante el Mérida

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Una vez superada la resaca copera, era hora de volver a lo realmente trascendental. La competición doméstica regresaba a El Arcángel y era momento de ver cómo afrontaba el partido el Córdoba, tras la dura caída de la pasada jornada. Bien es cierto que ya se levantó el martes en ese histórico choque ante el Guijuelo, aunque muy poco tenía que ver la atmosfera de entonces con la que se vivió en esta nueva contienda liguera. De hecho, el feudo ribereño volvió a contar con esos 7.000 irreductibles aficionados, que son los que están en las buenas y en las malas. Todo ello ante una AD Mérida que viajaba a la ciudad califal con el fin de plantar batalla ante un cuadro blanquiverde que había mostrado sus costuras por primera vez.

De hecho, el optimismo visitante propició un arranque de partido de golpes continuos, de juego a trompicones. No hubo un dominador claro, debido principalmente a que la presión de los emeritenses impedía al Córdoba circular el balón con comodidad. Fue a raíz de que los de Crespo pudieron correr cuando se fueron generando las primeras oportunidades. La de los locales llegó a través de una gran acción de Fuentes por banda, que acabó en un pase para Luismi, aunque el extremo no consiguió acertar de cara a portería. Ya comenzaba a verse esa efervescencia por parte de un once titular que seguía contando con novedades, debido a las ausencias de Willy y De las Cuevas por lesión.

El extremo plasentino, pese a no estar realmente fino en los últimos metros, sí que volvió a ser uno de los recursos más desequilibrantes del Córdoba. Suyo fue, además, el segundo acercamiento de peligro, que culminó con un disparo lejano que salió mordido. Ese ímpetu fue poco a poco obrando en una verticalidad cada vez mayor. Asimismo, los cordobeses iban poco a poco provocando errores forzados en la zaga rival. De hecho, justo de un fallo en el despeje de un jugador extremeño llegaría el primer tanto blanquiverde, pues éste error lo recogió Javi Flores, que la filtró al área pequeña donde Fuentes, al primer toque, abrió la lata para los cordobesistas.

De largo, la práctica totalidad del peligro local llegaba por banda derecha, con Puga y Fuentes muy activos acechando una y otra vez las inmediaciones de la meta defendida por Montoya. Por su parte, el Mérida apenas pudo rascar algo a la contra, aunque ninguna de estas intenciones se transformó en un disparo a puerta. El Córdoba subió el ritmo en la recta final del primer tiempo. Un choque que comenzó a romperse por momentos, lo cual no hacía más que beneficiar a los de Germán Crespo, que aprovechaban la velocidad arriba de Simo, Luismi o Fuentes. Es más, el arquero visitante evitó que los califas pudieran marcharse al túnel de vestuarios con una renta más beneficiosa, al sacar, gracias a una mano milagrosa por bajo, un gran remate de cabeza de José Ruiz.  

La reanudación fue titubeante, pues fue el Mérida el que salió más entonado, al menos en lo que a presencia de balón se refiere. Jugaba con el marcador en contra. Pero el talento individual de la línea más adelantada de los blanquiverdes era muy superior, y precisamente de una acción en solitario de Luismi llegó el segundo de la tarde. Una galopada del extremo en la que dejó tras su paso a todo rival que se cruzó, para finalmente cruzarla ante lo que nada pudo hacer Montoya. Pero el Mérida también contaba con armas arriba, y no tardó mucho en avisar mediante un remate de cabeza de Pons, solo ante Carlos Marín, aunque éste salió con muy poca fuerza. Sería, no obstante, un acercamiento puntual.

El Córdoba se mostró aún más superior en este segundo acto, lo cual se incentivó con los cambios. Los acercamientos continuaron produciéndose, tales como un potente golpeo lejano de Casas o una contra de Simo, en la que ya se palpaba que le faltaban fuerzas. Pero iba a ser el propio delantero rambleño el que sentenciara la contienda gracias a un buen disparo ajustado al palo que se coló en la meta del Mérida, tras una excelente triangulación de los blanquiverdes. Así, los últimos compases, ya de completa tranquilidad sobre el césped, sirvieron para dar minutos a los menos habituales, como es el caso de Cristian o de un Tala que debutaba en liga con la elástica cordobesista. Y tal que así se llegó al desenlace de un encuentro que vuelve a dejar tres puntos en el casillero cordobesista, vitales en lo anímico a pocos días del esperado partido de Copa del Rey ante el Sevilla.

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