El capitán se queda solo

A José Manuel Fernández (Córdoba, 1989) se le agolparán muchas preguntas en la cabeza después de los últimos cursos en el Córdoba, el club en cuya cantera se formó y al que regresó -después de varias tentativas- para vivir su etapa de madurez con un rango superior. Todo se ha torcido. El defensa, que el próximo noviembre cumplirá 30 años, se perfila como la gran referencia local en la plantilla que abordará a partir de agosto la misión de retornar a la Segunda División. El club blanquiverde llevaba doce años sin pisar la división de bronce del fútbol español. Casi tantos como los que acumula Fernández en clubes del mapa profesional, con principio y fin en el Córdoba y escalas en el Real Zaragoza y el Real Oviedo.

Fernández acumula casi 250 partidos como profesional, más de la mitad de ellos (126) con la blanquiverde y 11 en Primera División defendiendo al Zaragoza, club en el que recaló en el mercado invernal de la temporada 12-13 tras ser traspasado por medio millón de euros. Lo de actuar en la Segunda B supondrá una experiencia nueva para un futbolista que ha sufrido de modo especial la decadencia de su club, al que regresó en verano de 2017 y con el que tiene contrato firmado hasta 2021. Sus condiciones económicas lo condicionan todo: llegó con unos planes y la realidad ha ido por otro camino. De hecho, todo parecía apuntar a una salida a finales de curso. El primer fichaje del nuevo Córdoba ha sido un lateral derecho: el veterano Raúl Cámara, que salió del Tenerife. El tercero en la competencia por la posición, Miguel Loureiro, pidió al club que le dejara marchar y se le abrieron las puertas.

“He sido también capitán en otros equipos, pero serlo del Córdoba es lo máximo. Fíjate que yo he estado aquí desde chico y ahora… Todo lo que sea ayudar a la gente a sumar, a solucionar problemas, es algo que asumo. Yo estoy para echar una mano a los compañeros. Lo de capitán, más que una figura de mando, lo veo yo como una oportunidad para apoyar a los compañeros y ver lo que necesitan”. Así se expresaba Fernández en CORDÓPOLIS en los prolegómenos de una temporada desastrosa. La caída se consumó y la purga ha sido monumental por parte de la entidad.

De 35 jugadores que participaron en el pasado curso en partidos de Liga solamente han quedado tres después del 30 de junio: uno de ellos es Fernández. Los otros dos, Quim Araujo y Marcos Lavín, no lo tienen nada claro para seguir. El guardameta parece especialmente sentenciado. En cualquier caso, José Manuel Fernández es el único cordobés en una formación en fase de reformas.

Además de Fernández, el Córdoba cuenta para la pretemporada con dos futbolistas nacidos en la provincia: Sebas Moyano y Antonio Moyano. El primero, natural de Villanueva del Duque, retorna a casa después de media temporada de cesión en el Valencia Mestalla, que no ejecutó la opción de compra que tenía sobre el extremo. El segundo, centrocampista de Montilla, se ha formado en las divisiones de base blanquiverdes y fue renovado, a sus 18 años, por dos campañas ampliables por objetivos.

El lateral derecho fue uno de los capitanes del plantel, junto con el montoreño Javi Lara como dúo más reconocible para los aficionados. También llevaron el brazalete otros jugadores, desde Alfaro a Vallejo, pasando por Aythami o por Miguel Flaño, que fue designado representante del grupo cuando apenas llevaba una semana en la nómina blanquiverde tras llegar en el mercado de invierno desde Osasuna. Si permanece en el equipo dentro del proyecto de Segunda B, Fernández será uno de los jefes del grupo tanto en la caseta como en el césped. La última palabra la tendrá Enrique Martín Monreal, el nuevo entrenador, cuando se ponga al mando de la tropa el próximo 15 de julio.