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'El Calorro' lo quiere otra vez

Nacho Ramos, junto a un compañero con la medalla de oro que ganó en el Handi-Boxe de 2015.

Paco Merino

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La historia de Nacho Ramos Soler, El Calorro, es de película en el más amplio sentido del término. El púgil, de 31 años, padece una enfermedad rara -la artogriposis degenerativa, que debilita los músculos y las articulaciones-, pero siguiendo un exigente plan de preparación física y técnica se ha colocado en disposición de dedicarse al boxeo. Lleva toda la vida habituado a que no se lo pongan fácil. Los muros de las dudas los ha derrumbado a puñetazos.

“Voy a tope. Un poco cansado psicológicamente por todo lo que conlleva la organización del viaje, pero voy a por todas”, indica el púgil, que durante unos días saldrá de Valenzuela, la localidad en la que está afincado -aunque entrena diariamente en Córdoba capital-, para afrontar una competición que para él guarda un significado muy especial: el Handi Boxe Gilbert Joie, un campeonato de boxeo para discapacitados en el que puede optar a un título de carácter oficial, algo que resulta imposible en España. Peleará en suelo galo los días 12 y 13. “No sé cuántos combates tendré hasta que no llegue”, indica en las vísperas de un desplazamiento que le trae “como loco” porque “hay muchos asuntos que arreglar y luego tengo el tema de los estudios”.

Será la cuarta vez que participe. En la primera, en 2013, fue cuarto. Al año siguiente, subcampeón. Y en 2015 levantó el título, en lo que fue uno de los momentos más intensos de su carrera deportiva. Cuatro combates, cuatro victorias. Una de ellas, por abandono. Nadie pudo con Calorro Ramos, que llegaba en plena madurez física y mental. Su motivación le convirtió en un atleta indestructible. Superó a todos y subió a lo más alto del podio para recibir la medalla de oro que le acreditó como el primer boxeador español con discapacidad que consigue un título oficial.

Después de un año de paréntesis por una lesión, vuelve con la idea de subir de nuevo a lo más alto. Para sufragar los gastos puso a la venta unas camisetas con un diseño especial. No ha sido sencillo, aunque ha encontrado sólidos apoyos entre sus compañeros de ring tanto en España como en el extranjero. Ha recibido los ánimos de afamados púgiles como Petr Petrov o Wilfredo Vázquez Jr., que le alentaron para seguir adelante. A través de su página de Facebook, en la que cuenta con miles de contactos, Ramos estuvo pidiendo firmas para ejercer presión ante la Federación Española con el fin de que ésta autorice los combates entre discapacitados. Mientras tanto, él no se rinde. Y si hay que pelear en Francia, pues allá que se va. La aventura durará un par de días. El recuerdo, toda una vida.

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