El aviso de los veteranos: “¿Milagros? No, gracias”

Que en fútbol existen las remontadas, sí. Que la Segunda División es muy igualada, también. Que a veces se producen resurrecciones milagrosas, pues qué les vamos a contar. Todos esos argumentos pueden servir como paliativo, pero el Córdoba ya tiene claro -o debería tenerlo- que lo suyo exige una acción inmediata. O puntúa rápido y bien o se va directo al hoyo. Así lo entiende uno de los capitanes, José Antonio Alfaro, que participó en los últimos minutos del triste evento ante el Rayo Majadahonda, que se llevó un punto y dejó El Arcángel incendiado de indignación.
“El público es soberano y libre, porque al final pagan sus abonos, vienen a ver los partidos y no están contentos con la situación, con el año que llevamos y la primera vuelta que hemos hecho”, admitió en la zona mixta el experto jugador de La Palma del Condado, que reclamó “autocrítica personal” para “crecer como equipo” y “mejorar muchas facetas” porque “el fútbol es resultadista”. El Córdoba ha cerrado la primera vuelta con solo tres victorias. Lo de ganar dos choques seguidos es una utopía para el grupo y una rémora de lo más dañino. Van veinte jornadas seguidas en puestos de descenso. Demasiado para una afición que explotó este domingo.
Hacía tiempo que no se escuchaban en El Arcángel reproches al Córdoba de una forma global. El año pasado había cánticos recurrentes contra los González o Luis Miguel Carrión y a veces pillaba su ración algún jugador, como Jona. En la última jornada, contra el Rayo Majadahonda, hubo improperios para todos. A Curro Torres le pitaron en los cambios, pero la oleada de desaprobación llegó en las horas posteriores al partido a través de las las redes sociales, cuando se difundieron las declaraciones del técnico de Ahlen asegurando que el equipo “no podía dar más” y que estaba “satisfecho”. También hubo una andanada de chiflidos para dos jugadores cuya presencia en la alineación sorprendió: Erik Expósito y Aythami Artiles. El primero, descarte habitual, acabó sustituido después de un festival de inoperancia. El defensa, que salió con el brazalete de capitán -pese a expresar durante la semana sus deseos de irse del club-, dejó al equipo con diez tras ser expulsado por doble amarilla. “Vete a Las Palmas”, le cantaron. También se desempolvaron clásicos hits de graderío indignado como el “directiva, dimisión”. A Jesús León se le agota el crédito.
“De no haber sido por la expulsión, que nos obligó a replegarnos al estar con uno menos y jugar a la contra, podríamos haber pillado algún punto más”, declaró Alfaro, uno de los componentes de un escuadrón de capitanes que parece gafado. Los otros son Aythami -que no jugará el próximo partido por sanción y quién sabe si volverá-, Javi Lara -que lleva más de un mes fuera de combate por lesión- y José Manuel Fernández, que perdió la titularidad en el lateral derecho y es un inquilino habitual del banquillo.
El onubense sabe que la Segunda “es igualada” y “al final los equipos aprietan”, aunque aconseja “olvidarse de lo logrado el año pasado” porque “los milagros ocurren pocas veces” y “no vas a levantar otra vez 14 o 15 puntos”. “Está claro que no podemos dejarnos ir y seguir perdiendo partidos”, insistió Alfaro, una voz de peso en el Córdoba.
Como la de Federico Piovaccari, que salvó a su equipo de un desastre mayúsculo. Su gol evitó que la distancia con la salvación se fuera a siete puntos. “Queríamos ponernos a uno de salir del descenso y seguimos a cuatro, pero estamos vivos y eso es lo importante”, dijo en la zona mixta, donde se sinceró para admitir que le sorprendió su suplencia. “Sorprendió a todos, a mí el primero. El míster hace su trabajo y pone el once inicial. Creo que aparte de mí Alfaro hizo un gran partido y ése es el trabajo del suplente: entrar, dar caña y poner en apuros al mister”, recalcó.
Y a partir de ahora, ¿qué? “Lo que está claro es que para la salvación hay que ganar tres o cuatro partidos fuera si no quieres sufrir hasta el final”, apuntó Piovaccari. De momento, el Córdoba ha cerrado la primera vuelta sin vencer en ningún desplazamiento, en su peor dato de la décáda. Ahora les toca jugar dos veces lejos de casa, en Soria y Alcorcón. “Acabamos la vuelta con 18 puntos, pero hay muchos equipos que han acabado con 22, 23 o 24 y hay muchísimos ahí metidos. Lo que tenemos que hacer es ganar dos partidos seguidos y seguro que así saldremos del descenso, porque la clasificación dice eso”, dijo.
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