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Aleix Calderón, una vida sobre la nieve

Aleix Calderón durante su participación en el Rock a Rail 2016.

Cristian López

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A veces los obstáculos en el camino hacia un sueño son solo aquellos que uno mismo quiera establecer. Ni la distancia. Ni las posibilidades físicas. El empeño por llevar a cabo la profesión que más te gusta, aunque no siempre en las condiciones más idílicas, puede ser decisión propia. La historia del montillano Aleix Calderón Sánchez es la de aquel que descubre lo que quiere de niño y se aferra a ello sea cual sea el resultado. Esa que, a diferencia de los romances veraniegos de las películas, se convirtió en un amor de invierno, y que se ha prologando durante años.

“Todo comenzó gracias a mis padres que me llevaron de pequeño a la nieve, a Sierra Nevada, y allí empecé con el esquí, hasta que años más tarde me pasé al snowboard. Tendría unos 12 años cuando me cambié, y desde entonces no he vuelto a separarme de mi tabla”, afirma el deportista cordobés. Un empeño que al tiempo se transformó en pasión. La misma que surge en todo aquel que persiste en dominar el terreno que pisa, ya sea asfalto, tierra, agua o nieve. “Yo siempre he practicado todo tipo de deportes extremos y me atrajo mucho la idea de poder ir por mitad de la montaña surfeando y haciendo todo tipo de acrobacias”, matiza Aleix.

Sin duda, una disciplina tan intensa como poco conocida en diferentes puntos de España, entre los que se encuentra Córdoba. Su afición fue creciendo a la par que él, hasta convertirse en una forma de ganarse la vida. Aunque no de manera directa. “Actualmente no me gano la vida con ello, ya que no tengo ningún contrato. Eso sí, trabajo como profesor de snow y shaper (diseñador y constructor de saltos y módulos en la nieve) para poder estar cerca de la nieve, y poder hacer lo que más me gusta”, relata. Además, su especialidad es la modalidad de slopestyle, la cual radica en descender por una pista diseñada con distintos saltos y módulos, que exigen una gran adaptabilidad a los snowboarders, y donde el objetivo es realizar los trucos más difíciles. La principal diferencia con las pruebas de velocidad es que no hay tiempo a batir, sino que el deportista con la mejor puntuación obtenida se proclama campeón de la misma. No obstante, matiza que se le da mejor el jibbing, que consiste en deslizarse sobre una superficie lisa y dura (cajas, raíles…).

A igual que ocurre con otros deportes, uno de los factores principales para los riders es la ayuda de los patrocinadores. Los contratos con las diferentes marcas -sobre todo por las comodidades y ayudas con el material- te abren un abanico de mayores posibilidades a la hora de poder competir en las principales pruebas y vivir de las mismas. El atleta cordobés pertenece a la marca Rome SDS. Un patrocinio que no le permite llegar a ser profesional, pero que le ayuda para seguir haciendo snowboard y poder tener las cosas un poco más fáciles.

Una pasión innata, cuyo talento ha ido brotando a base de esfuerzo y sacrificio. Ese es el único secreto de Aleix Calderón, en cuyo mérito reside el tiempo dedicado, teniendo como principal ventaja la diversión en lo que haces. A pesar de las dificultades y limitaciones económicas, su palmarés le avala como una figura de renombre en la disciplina y un referente en la provincia. Entre otros éxitos, fue nominado en 2015 como Rookie en los Premios Action, un evento que premia a los mejores riders, filmers y fotógrafos dentro del mundo de los deportes extremos, y participó en el Rock a Rail de La Haya (Países Bajos) el pasado mes de diciembre. Un torneo que acoge –por invitación− a los mejores riders del mundo, y en la que fue, junto a Paula Benito Porcel, como los únicos representantes españoles. “Yo con poder estar allí ripando con los riders de los vídeos que veo ya había ganado, pero fui a apretarme las tuercas para ver cómo respondía en una competición de esa magnitud”, subraya el deportista. Y de hecho, salió mejor de lo esperado. El cordobés logró llegar hasta la final clasificándose como tercero de su ronda, en una competición que consistía en puntuar haciendo trucos en el set-up (configuración y tipos de barandas), dando lo mejor de cada rider en cada uno de los módulos.

Su propósito a día de hoy no es otro que disfrutar y ser protagonista en el aprendizaje de los nuevos aficionados al snowboard. “Las competiciones empiezan a hacerse cada más visibles en España, aunque no es un objetivo que tenga en mente, simplemente si cuadra y me animo, pues compito. Mi idea es seguir practicando hasta que me aguanten las piernas”. Las de una vida (aún corta) sobre la nieve.

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