Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Regina de Miguel: “Riotinto y la Antártida son un laboratorio para entender la vida extraterrestre”

Regina de Miguel en el C3A.

María Berral

0

La artista malagueña Regina de Miguel, que fue galardonada con el Premio Iniciarte a la Actividad Artística Iniciarte en el año 2009, que posee una obra en colección en el Centro de Arte Contemporáneo de Sevilla desde 2020 y que inauguró en 2018 su primera retrospectiva, Soy parte de esta frontera fracturada, en el C3A de Córdoba, presenta ahora en el mismo lugar su película Nekia. Una película río. Esta se estrenará a nivel mundial en el C3A este domingo, y estará disponible hasta el próximo mes de marzo.

Nekia es una película que realiza una mirada histórica, crítica y poética sobre Ríotinto, una comarca situada en la provincia de Huelva y que es un territorio único desde el punto de vista geológico y biológico, análogo a Marte en nuestro planeta, y que encierra una cadena milenaria de colonización y explotación. En el siglo XIX con la colonización británica, la Compañía Río Tinto, marcó una época de explotación y esclavitud de la población nativa, que con métodos contaminantes de extracción de minerales y la connivencia de un gobierno “endeudado y corrupto”, desembocó en una masacre en 1888 en lo que se considera la primera huelga medioambiental de la historia. Todo esto es lo que la autora narra en el film, las diferentes acciones desarrolladas por activistas en contra de las acciones de la compañía, entrevistas de diferentes agentes sociales.

Al mismo tiempo, se acerca a las recientes investigaciones que la astrobiología está llevando a cabo en la zona, basadas en el estudio de los organismos extremófilos que habitan el subsuelo, como laboratorio de búsqueda de las condiciones de la posibilidad de vida en otros planetas y del origen en el nuestro. El trabajo es una comisión de TBA21, con la financiación del Apoyo a la Creación 2022 de la Fundación La Caixa y el apoyo económico de la Fundación Botín. Banco Santander.

PREGUNTA. Nekia, una película río, ¿de dónde viene ese nombre?

RESPUESTA. Nekia es una palabra griega que alude a un rito de paso al ultramundo, a las capas telúricas de la tierra para comunicarse con los muertos. Es un concepto del que yo parto para hablar precisamente de la reticencia que tenemos en la contemporaneidad a tener ese diálogo con nuestros antepasados y con nuestros difuntos. Nuestra propia relación con la muerte como sociedad contemporánea.

P: ¿Cómo se desarrolla la película? Tengo entendido que hay una protagonista

R. Hay dos voces principales en el film, una es una sonda espacial que va en búsqueda de nuevos planetas, de nuevos lugares a los que la humanidad, quizá ante un colapso planetario, tenga que migrar. Es una máquina autoconsciente, que filosofa y que no está muy segura ni muy contenta tampoco con su misión. Ella se da cuenta de que va como las naves que fueron a la conquista de otros mundos. Que la conquista de un espacio nuevo tiene implícita un proceso de explotación y de extractivismo. Esta voz que empieza la película y la termina, acaba con un mensaje propositivo para que como especie nos replanteemos refundar en nuestro propio planeta, refundar en donde estamos de una manera completamente distinta sin la explotación, sin las jerarquías sociales, etcétera. Y la otra voz habla desde el submundo, es decir, estamos hablando de un eje que va desde el cosmos hasta las capas más profundas de nuestro planeta. Hablamos de las voces de las diosas telúricas y ancestrales de la propia cuenca de Ríotinto, de la diosa tartésicas -de las que se han encontrado ahora, por ejemplo, recientemente restos arqueológicos-, y de las propias bacterias microscópicas que tiñen el agua de Ríotinto. Estas son las dos voces que nos van conduciendo a lo largo de todo el relato y que tiene que ver también con lo telúrico, son las que nos hacen el relato también de los muertos recientes por las por la represión política durante la Guerra Civil y durante la dictadura.

P. La idea de este proyecto ¿surge a raíz de este encargo o ya lo tenías en mente cuando te lo propusieron?

R. Los procesos no suelen ser nunca como tan directos sino que más bien yo llevaba mucho tiempo investigando y había una serie de piezas pequeñas alrededor de esta idea, pero digamos que mi propósito final era realizar un trabajo audiovisual extenso. En ese momento, entra en juego la figura de Soledad Gutiérrez, que ha sido una de las comisarias de TBA21- que me encarga una pieza sonora para una plataforma, que sobre todo tuvo mucho sentido durante la época de la pandemia porque era como una plataforma online en la que los artistas hacíamos propuestas que podían ser “consumidos” entre comillas en ese momento en el que los centros de arte estaban cerrados y no podíamos ir como espectadores físicamente a los lugares. Entonces, a partir del diálogo con ella esto llegó a Daniela Zymann, la comisaría del ciclo de exposiciones, entramos en conversación y fue TBA21 dio el primer empuje para la consecución de este proyecto. Aunque también han contribuido otras fundaciones en España, por ejemplo hay una colaboración o una aportación fundamental que es de la Fundación La Caixa Barcelona y otra aportación de la Fundación Botín, de la que yo fui anteriormente becaria en Santander.

P. ¿Desde cuándo has estado llevando a cabo este trabajo? ¿Desde la pandemia?

R. Se alarga mucho más en el tiempo, porque tampoco es como por inspiración divina. Anteriormente ya había tenido contacto con el Centro de Astrobiología de Torrejón de Ardoz, de los que en su día recibí la invitación para irme a la Antártida donde desarrollé un proyecto que de alguna manera es tangente con el territorio de Ríotinto puesto que ambos son laboratorios de futuro para entender la vida extraterrestre. Entonces, ya estaba familiarizada con esta cuestión de la noción de extremofilia, de los organismos microscópicos que conforman una biosfera oscura que la ciencia y la propia humanidad no teníamos constancia hasta hace prácticamente tres décadas. Pues esto fue a lo mejor en 2017 y hay como varios puntos de contacto, incluso viajes cortos como de campo para reconocer y entender cómo funciona el sitio, porque yo no soy oriunda de Ríotinto. Pero digamos que firmemente, ya como un trabajo continuado y con un objetivo claro que es realizar esta pieza, ha sido desde hace un año para acá. O sea, ha costado un año prácticamente redondo realizar lo que es en sí esta pieza.

P. Y, ¿de dónde te nace la curiosidad por este tema?

R. Es un poco difícil entrar, a veces, en esta clase de conversaciones que tienen que ver con el deseo de los artistas y cómo se realiza a través de sus proyectos, pero sí es cierto que tengo una especie de inclinación natural hacia lugares extremos y me interesan mucho las relaciones de violencia que mantenemos la especie humana tanto con el propio territorio como con los cuerpos congéneres de las personas con las que cohabitamos en él. Empecé precisamente con una especie como de trilogía que se podía juntar, que es una película que realicé en Chile en el Desierto de Atacama -análogo, importante de marte en nuestro planeta-. Realicé luego otra película también en Chile que tenía más que ver con la violencia que ejerció el gobierno de Pinochet sobre sus ciudadanos de otra ideología disidente a su régimen fascista. Y, después, me fui a la Antártida con el Comité Científico Polar Español. Por ello, luego tenía sentido continuar con Riotinto, que viene a cerrar un poco ese ciclo o a abrir otras cuestiones, porque yo siempre voy como encadenando pero en este caso se juntan como dos o tres de mis ejes favoritos. Estos son justamente una historia de extractivismo ancestral y milenaria, un territorio que es clave para la comprensión científica, no solo del pasado, del presente y del futuro y un compromiso que siento que tengo con mi territorio, y que no había atendido como andaluza que soy. Este tiene que ver, sobre todo, con el tema de la opresión del pueblo andaluz que fue especialmente violenta durante la dictadura.

P. Entonces, ¿cuál es el objetivo en sí? ¿Qué es lo que pretende transmitir al espectador con ella?

R. No hay un objetivo como tal. La recepción de una obra de arte es una experiencia estética y ni siquiera yo como autora tengo control de lo que les va a hacer sentir. Habrá alguien que se pueda quedar de pronto fascinado solo con el paisaje y el poder de las imágenes, habrá alguien que de pronto le de mucho valor al hecho de que se inserta cante flamenco en una obra de arte contemporáneo que es raro, o habrá alguien que tenga un despertar de conciencia y activismo político o ecológico, porque se habla también de ecologismo. Y seguramente, habrá alguien con muchísimas ganas de profundizar y asimile todos los estratos y todas las capas del contenido de la película y, por supuesto, habrá alguien a quien no le guste radicalmente, que con eso también hay que contar, o que se plantee una crítica fuerte. Las artistas estamos expuestas a esas cosas constantemente.

P. Claro, al final es algo bonito del arte, ¿no? Que cada uno recibe la obra de una manera diferente

R. Esa es la generosidad también con la que hay que operar. No puedes estar controlando lo que los espectadores van a recibir, evidentemente.

P. Volviendo a lo que ocurrió en las Minas de Ríotinto, fue una masacre lo que se produjo allí. ¿Se acuerda la sociedad actual de aquello que pasó o se tiene olvidado?

R. No creo que esté olvidado, la gente de la cuenca minera y mucha gente de Andalucía debe conocerlo, pero sí que es verdad que creo que es desconocido para el conjunto de la sociedad española, o que se conocen pocos detalles. Se sabe que realmente que el gobierno vendió el territorio a una compañía extranjera -que no hizo una concesión, sino que lo vendió-, lo hizo consintiendo un régimen esclavo. Es decir, que España acaba de perder esa identidad imperialista y de pronto, tenemos que perder todos los principios y con tal de llenar las arcas que estaban en ruinas sacrificamos a nuestros ciudadanos, al paisaje, al suelo, al subsuelo y al aire. Por eso Ríotinto es una zona de sacrificio.

P. Porque allí los trabajadores que había eran de eran del territorio, ¿no? no eran los americanos

R. Los trabajadores con altos cargos, que es como funciona siempre, si eran británicos, mientras que los mineros y las personas que realmente arriesgaban su vida y su salud eran los propios habitantes de toda la vida de la cuenca minera. Lo que se produjo fue una segregación. Los británicos construyeron con todas las comodidades, con casas señoriales, con su club, con su colegio, etcétera. Y los habitantes de la cuenca minera, los trabajadores, vivían aparte en unas condiciones bastante lamentables y subyugados, no solamente a las horas de trabajo y los salarios que eran muy bajos, sino también a tener que comprar en las tiendas que los ingleses les habían puesto. Es decir, con unas condiciones en las que no tenían ninguna de las libertades que cualquier trabajador tiene que tener. Hablamos de que por entonces esos avances en la lucha obrera no se habían realizado, era el principio, el germen en el que los trabajadores empiezan en plena Revolución Industrial a hacer las primeras manifestaciones y las primeras huelgas, por eso la de Riotinto es una huelga fundamental. Hablamos de que por entonces esos avances en la lucha obrera no se habían realizado, era el principio, el germen en el que los trabajadores empiezan en plena Revolución Industrial a hacer las primeras manifestaciones y las primeras huelgas, por eso la de Riotinto es una huelga fundamental.

P. Relacionando esto con la situación que sufre el sector del campo actualmente, ¿Crees que haría falta esa fuerza con la que se manifestaron ellos ahora para quizás que logren un pequeño cambio?

R. A ver, la lucha ecológica, el activismo ecologista y el obrero van de la mano. O sea, porque es también una cuestión de clase. Hay personas a las que no les interesa que las condiciones cambien y a quien no le afecta el prejuicio debido a la contaminación que sus actividades empresariales producen en el medioambiente. Las zonas afectadas vuelven a a ser siempre en zonas de sacrificio. Es algo que está muy relacionado con el capitalismo, con la cuestión de clase... por eso no podemos desligar ni feminismo, ni ecologismo, porque además el feminismo es la lucha de todos para todos, no es esa noción errónea de la supremacía de las mujeres, ni esas cosas que nos intentan hacer creer.

Actualmente, la Río Tinto Company existe, se fue de España pero existe en muchas partes del mundo repitiendo exactamente la misma clase de violación de derechos humanos que se produjeron en la cuenca en 1888. Por lo que la película para mí tiene una vigencia porque en España puede suceder y suceden otras cosas. Por ejemplo, desconocemos que hay unas balsas de residuos que ahora se están produciendo por la actividad minera de la mina actual que está en funcionamiento en Río Tinto que son peligrosísimas, y eso no se conoce. O Aznalcóllar, que después de la tragedia que hubo, se ha vuelto a poner en funcionamiento. Los gobiernos, sobre todo aquí en Andalucía, no están teniendo ningún tipo de escrúpulos, están vendiendo entre comillas, a los propios andaluces y a su propio territorio, y exponiéndoles a algo muy peligroso. Por eso el activismo, la denuncia y el señalamiento de todas estas malas práctica es imprescindible, es muy necesario.

P. Dices que la Río Tinto Company sigue operando, ¿Dónde lo está haciendo ahora?

R. Ha habido unas manifestaciones en Serbia muy masivas porque la ciudadanía ahí sí que realmente se plantó. Pero también ha habido problemas en Uganda, donde han estado envueltos en conflictos que casi se relaciona con la Guerra Civil. En Australia violaron el lugar sagrado de una comunidad aborigen, un lugar milenario. La Compañía actúa con esta impunidad y muchas veces, tal y como sucedió en España, con la connivencia de los propios partidos políticos y de los gobiernos dirigentes. Y evidentemente si tú entras en su página web tú encontrarás el green washing, esto que llaman lavado ecologista, de que por supuesto ellos son los que son más conscientes y tienen más cuidado en las comunidades indígenas, que son súper inclusivos...

P. Relacionas también la explotación de Riotinto con la de otros lugares como Chocó en Colombia donde explotan oro, ¿en todos los lugares se explotan los recursos de la misma manera?

R. La minería tiene maneras de operar muy complejas, en esta región se lleva a cabo la explotación a tajo abierto con el objetivo de explotar oro y plata. Lo hacen con excavadoras -tradicionalmente lo hacían los propios libertos que fueron llevados allí como esclavos por los españoles para explotar Latinoamérica- y lo peor es que se hace utilizando el mercurio, para separar el oro de la propia piedra porque lo que les interesa es el mineral puro. Se emplea mercurio, que se mezcla con agua y luego todo lo que sobra se vierte al río, con lo cual en estas zonas selváticas donde no se pueden construir carreteras las vías de comunicación son fluviales y los lugares donde las personas encuentran su alimentación es el río. Y tampoco tienen agua potable, con lo cual consumen agua del río y las personas se enferman, la gente se muere prontísimo, los niños nacen con mutaciones, las personas empiezan a desarrollar cánceres muy jóvenes...es un gravísimo problema de salud pública y es una violencia estatal mezclado con el racismo y otras problemáticas causadas por el narcotráfico, la guerrilla o el paramilitarismo. Es, en definitiva, el corazón de las tinieblas.

P. ¿Cómo ves el futuro del planeta si seguimos explotando los recursos de esta manera?

R. Esto es muy fácil de responder: mal. Haciendo alusión a la propia ciudad de Córdoba, cenando en una plaza de la ciudad el otro día, un amigo me dijo que era una pena porque una fuente que había cerca no funcionaba y ante sí. Claro, pero es por la escasez de agua, nos estamos enfrentando cara a cara ya a esa escasez que va a hacer que nuestra vida empiece a estar muy condicionada por la falta de recursos. Y eso es lo que tiene que hacernos reaccionar porque sino ya qué.

P. ¿Estamos a tiempo de dar un paso para atrás?

R. Yo no soy experta pero bueno espero que no sigamos en esta línea de ignorancia y de prepotencia como para a partir de micro-políticas y micro gestos, cada uno desde su lugar, hagamos lo posible por mejorar la situación, desde luego.

Etiquetas
stats