De la proyección de sombras del siglo XVIII al 'terror elevado': Almuzara desmenuza el cine de terror
La editorial Berenice, del sello andaluz Almuzara, publica este mes el ensayo Esto no estaba en mi libro de cine de terror, obra de Antonio Míguez Santa Cruz, profesor de universidad y crítico cinematográfico.
Cruz empieza su recorrido a mediados del siglo XVII y lo hace con un artilugio de miedo: la linterna del terror: “Imagínense lo que podían desencadenar unas sombras en aquellas remotas centurias. De ahí se traslada a la primera proyección de los hermanos Lumière en 1895, que provocó también sustos tremebundos y deserciones en masa, lo que lleva a colegir al autor ”una idea difícilmente refutable: desde sus comienzos, el cine y el miedo han ido de la mano“.
Dice Míguez que “si valoramos el cine de terror como un todo orgánico, un ciclo de tendencias narrativas en periódica alternancia, será más sencillo entender su verdadera vocación inconsciente: ser el reflejo de los traumas que atormentan a las sociedades creadoras das ficciones. Por tanto, acomódese en la butaca, prepare su mente para el desprejucio y conozca por qué Jason lleva máscara; por qué el diablo fascinó a los EE.UU. durante la década de los setenta; o por qué los fantasmas japoneses poseen una cabellera tan larga”.
El lector podrá revisar el expresionismo alemán desde el punto de vista cinematográfico y si no ha visto El gabinete del doctor Caligari, Nosferatu, o El Golem, apuntarse a alguna plataforma en las que pueda disfrutar de ellas. Son imprescindibles. De ahí el autor nos conduce a los monstruos del siempre, al miedo por antonomasia, el de toda la vida, con nombres y apellidos, lo de Bela Lugosi, Lon Chaney o Boris Karloff.
¿Sabía que El lobo humano, de 1935, fue el precedente de las historias sobre los licántropos o que La mujer y el monstruo, fechada en 1954, contenía ya cierto alegato ecologista? ¿Y que la RKO pudo salir a flote con La mujer pantera tras el fiasco que supuso en taquilla Ciudadano Kane? Touneur, Ed Wood -“el peor director de la historia del cine”-, Roger Corman y su actor fetiche, Vincent Price, ocupan su espacio y dan pie a la llegada del color y a la revisitación y resurrección de los grandes mitos del terror. O a que La autopsia de Jane Doe, película de 2019, sufra el influjo de El viyi, cinta de mediados de los años sesenta basada en un cuento de Gógol, que también cautivó y en la que se miró Coppola en su reescritura de Frankenstein de 1992.
Antonio Míguez analiza exhaustivamente películas, directores y actores, explica sus circunstancias y revive el contexto en que fueron creadas, desde los zombies y los muertos vivientes, con mención especial al maestro George A. Romero, a la niña de El exorcista o el aparentemente tranquilo protagonista de Un hombre lobo americano en Londres, sin olvidar una tendencia en boga hoy, el desnudo natural utilizado como elemento de terror o el denominado Elevated Horror, ni el terror japonés. Todo el miedo imaginable (cinematográficamente hablando) cabe en este libro.
Antonio Míguez Santa Cruz es profesor de universidad y crítico cinematográfico. Fruto de sus investigaciones sobre historia y cine recibió el Premio Extraordinario de Doctorado en Humanidades en 2016. En la actualidad es autor de más de sesenta publicaciones entre el ámbito académico y el divulgativo. Destaca sobre ellas Kaidan. Tradición del terror en Japón (2021, por Berenice. Además, es redactor del premiado magazine Windumanoth, colabora eventualmente con la revista Historia National Geographic y ejerce como subdirector de Cariátide, publicación semestral orientada al arte, la cultura y las letras en general
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