El desarrollo “lento y anodino” de una ciudad: los últimos 25 años del siglo XIX en Córdoba
En los últimos 25 años del siglo XIX, la ciudad de Córdoba sufría un “desarrollo bastante lento y anodino”. Tras una época basada en la sociedad estamental de nobleza, clero y pueblo, la ciudadanía pasaba a dividirse por clases sociales, una evolución que en la ciudad se vivió “muy lentamente”. Así lo ha detallado a Cordópolis José Zarco, el autor de Cultura y sociedad en el último cuarto de siglo XIX. Un libro al que Zarco, de 88 años, ha dedicado casi 20 años para detallar y reflejar con la mayor exactitud los acontecimientos y características de la sociedad cordobesa de esa época.
Zarco nació en Roquetas de Mar (Almería) en 1935 y comienza su trayectoria como maestro en Córdoba en la Escuela Graduada Ramón y Cajal de Fernán Núñez en 1960. Posteriormente estuvo en varias escuelas de la capital y, posteriormente por varios institutos, hasta finalizar en el IES Gran Capitán jubilándose en el año 2000. En este mismo año alcanza el grado de Doctor en Filosofía y Letras (Sección de Geografía e Historia) por la Universidad de Córdoba por su tesis doctoral La Diócesis de Córdoba en el último cuarto del siglo XIX. Fue a raíz de esta cuando el almeriense decidió publicar en dos tomos su última obra. “Me incliné por hacer un estudio de sociedad y cultura de esa misma época, ahí arranca mi deseo y es el comienzo del trabajo”, cuenta Zarco a este medio.
Para la redacción de la obra se ha basado en el trabajo con 8.765 ejemplares del Diario de Córdoba editados en este periodo y que le ayudaron a sacar los datos sociales y culturales que se hubiesen publicado. Según detalla, los acontecimientos socioculturales producidos en estos años tuvieron varias raíces. Una de ellas fue la ilustración desarrollada fundamentalmente en Alemania y Francia “en la que tuvimos la oportunidad de tener una relación directa con los franceses en los que la cultura española se afrancesó”; o la proclamación en 1876 de la Ley Moyano de educación “que venia a poner de una manera seria la clasificación de todo el proceso educativo español”. Fue en el 74 cuando la sociedad cordobesa “va a mirar constantemente estas raíces”.
La población de aquella época evolucionaba de una manera lenta de una sociedad estamental a una dividida en clases. Con la proclamación de la Restauración, “la nobleza cordobesa está muy contenta y satisfecha porque eran personas con grandes resortes económicos en la mano”. Estas personas se desarrollaban culturalmente, detalla el escritor, en el Real Círculo de la Amistad. Por otra parte existía “una sociedad industrial incipiente” que trabajaba en factorías de acero o metales que, aclara, “se situaban en lo que hoy es la Avenida del Obispo Pérez Muñoz”. Posteriormente, se desarrollan “desde la agricultura” elementos culturales básicos. Un ejemplo de esto es lo que ocurre en la Finca Santa Isabel, donde se empieza a cristalizar por primera vez en España el azúcar de la remolacha. La cantidad de trabajadores en el sector era amplia. Por otra parte, existía una clase media “que se iba forjando a través de los pequeños propietarios empresarios, dueños de comercios u oficiales del ejército”.
Por cantidad de personas, explica que la mayor era la clase baja pero esta era la peor dotada intelectualmente. “Los que estaban mejor dotados intelectualmente era la clase media de comerciantes”, aclara. Pero el deseo de cultura mantenido por la ilustración europea en el país y en Córdoba, fue lo que dio pie al funcionamiento de determinados centros educativos “como el Instituto de Segunda Enseñanza la Escuela de Veterinaria; el Conservatorio de Música, Declamación y Danza o la Escuela de Comercio”. Esto intentó limpiar “la verdadera mancha” que existía por “la poca educación que se mantenía en la escuela”.
“Tiene más hambre que un maestro escuela”
En esta época las escuelas estaban en manos de ayuntamientos, que “optaron por no pagar a maestros”. Zarco cita casos concretos con maestros que, cuenta, carecían de elementos de manutención para sus familias para sus familias “que estaban viviendo una etapa de crisis económica postergando socialmente un desastre económico”. Este es el origen, explica Zarco, de la famosa expresión “tiene más hambre que un maestro de escuela”.
La obra se divide en dos tomos, un primero en el que narra las relaciones culturales con la familia real, noticias religiosas o la situación del magisterio español. La estructuración de Córdoba, los nuevos barrios que surgieron o la demolición de murallas como la que se encontraba en la Avenida de Colón, prolongando la del Gran Capitán. “Se ensanchan las calles dándole dimensión cuadricular como correspondía a los años modernos”.
También recoge el nacimiento del barrio La Margarita “que luego se pasó a llamar Las Margaritas” o la desaparición de la muralla de Puerta Gallegos “para facilitar que la gente pudiese ir al a feria”. El segundo tomo, relata cómo aparecen las primeras mujeres matriculadas en los institutos, asuntos judiciales o elementos del clero y la nobleza, “capítulos que configuran la ciudad en la que hoy vivimos”.
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