Zoido defiende su compromiso en los casos de Paco Molina y Ángeles Zurera
Los suyos son sólo dos de los casi 5.000 nombres que existen en la actualidad sobre la mesa. Un dato más que significativo el que arroja la realidad de personas que hoy por hoy están desaparecidas en España. En la amplia lista aparecen mencionados dos cordobeses, el joven Paco Molina y Ángeles Zurera. Dos historias que este miércoles, con sus familiares presentes, llegaron al Congreso de los Diputados. Así fue gracias a la pregunta que Antonio Hurtado, diputado socialista por Córdoba, realizó al ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, acerca del Centro Nacional de Desaparecidos (CNDS). El parlamentario del PSOE quiso conocer detalles sobre el funcionamiento de ese organismo, para lo cual recordó la situación de no pocos hogares en el país y, por supuesto, de las familias Molina y Zurera. El ministro de Interior, por su parte, defendió el compromiso del Gobierno en esta materia.
El diputado socialista recordó que son 4.164 personas las que se encuentran en caso de desaparición en la actualidad, y que cada año se producen 21.000 denuncias en ese ámbito. “Entre ellos, están mi paisana Ángeles Zurera y Paco Molina”, señaló en su segunda intervención en el hemiciclo. Precisamente allí seguían la Sesión de Control al Gobierno los padres del joven, Isidro y Rosa, y el hermano de la primera, Antonio. Hurtado solicitó una “especial atención a la asistencia a las familias de las personas desaparecidas para atacar su padecimiento”. Ante eso, Zoido apuntó que no era el momento de “realizar ningún reproche, salvo que ha sido este Gobierno (PP) el que ha puesto en marcha el Centro Nacional de Desaparecidos”. “Sin duda alguna compartimos el sentimiento, y los padecimientos, de estas familias. Conozco a muchas y he compartido con ellas su dolor”, aseguró el ministro de Interior.
En una primera intervención, Hurtado cuestionó “¿qué beneficios y efectos está teniendo el anunciado Centro Nacional de Desaparecidos?”. “Mejorar la coordinación en la búsqueda de las personas desaparecidas, mejorar también la atención a los familiares y a los amigos que tanto sufren, así como también concienciar a la sociedad para que se impliquen todos en la búsqueda de estas personas, sin duda alguna es un efecto importante el que tiene que producir”, explicó de entrada Juan Ignacio Zoido. “Hemos querido profundizar en primer lugar en la mejora de todo lo que era el funcionamiento de todos los servicios que a ello se dedicaban, pero también es necesario la estrecha colaboración entre todos. Creemos que ese Centro Nacional de Desaparecidos va a responder a las necesidades existentes, al menos ésa es nuestra ilusión y nuestro compromiso”, agregó el ministro de Interior en esa respuesta inicial.
Fue después cuando Hurtado recordó los casos de Paco Molina y Ángeles Zurera. Un momento en el que no sólo pidió mayor atención a las familias de los desaparecidos, sino en el que además solicitó que el tema sea tratado “como un problema social”. También señaló que el CNDS “no tiene entidad propia, no figura en el organigrama ni en los presupuestos, no está atendiendo a las familias” y exigió actuaciones como “la creación del Estatuto del desaparecido, que no existe en España”. La contestación de Zoido concluyó con el anuncio de una reunión prevista para el 28 de septiembre para “hacer repaso con todo lo existente”. “Lo primero que hice fue dar los datos concretos de las personas desaparecidas, que nunca se había hecho. A continuación me reuní con diversas asociaciones, conocí la gran labor que vienen desarrollando y me comprometí que en el primer semestre iba a estar en funcionamiento el Centro. Y se puso en marcha, sin inauguraciones, el 28 de junio”, expuso el ministro de Interior.
Los casos de Paco Molina y Ángeles Zurera
Significativo es en Córdoba el caso de Ángeles Zurera, cuya desaparición tuvo lugar, de manera oficial, el 2 de marzo de 2008 en Aguilar de la Frontera. De 42 años y con dos hijos, esta mujer se encontraba en proceso de divorcio y 12 días antes había sufrido un episodio de violencia de género. Durante más de nueve años se le buscó incesantemente sin obtener resultado, pero ahora los indicios “apuntan a una posible manipulación del lugar en el que hubiesen estado los restos de la mujer, a la posibilidad de haber movido el cadáver”, según señaló la Fundación Europea por las Personas Desaparecidas.
Por su parte, Paco Molina tenía 16 años cuando desapareció hace ya más de dos, el 2 de julio de 2015. Ese día algunos testigos le situaron tomando un autobús con destino a Madrid. El desaparecido cursaba Cuarto de la ESO en el instituto Alhakén II de Córdoba y quería terminar tanto la Secundaria como el Bachillerato para hacer carrera en el Ejército. Una idea que el joven comentó en casa un par de días antes de que desapareciera sin dejar rastro. Su familia y amigos mantienen una ardua labor de búsqueda.
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