El inspector que intervino tras la muerte de 36 vacas en Dos Torres confirma que la ganadería no tenía acceso al agua
El Juzgado de lo Penal número 5 de Córdoba ha celebrado este lunes el juicio al ganadero de Dos Torres por la muerte de 36 de sus vacas en mayo de 2022. La Fiscalía ha mantenido un año y ocho meses de cárcel mientras que la acusación popular, representada por Pacma, ha solicitado 54 años de prisión y la defensa, la absolución.
Ante la jueza, el acusado ha asegurado que alguien, a quien no ha podido identificar, cerró la cerca que daba a los animales acceso a agua y comida, y que del centenar de vacas que tenía, algunas estaban en la zona donde sí había víveres, pero, las demás, se quedaron en la cerca encerradas. Sin embargo, el veterinario e inspector comarcal que inspeccionó la explotación tras la llamada del Seprona ha declarado que todas las vacas, las vivas y las que fueron falleciendo, estaban únicamente en dos zonas y que el resto de cercas, donde sí había agua y comida, estaban cerradas y sin ningún indicio de que allí habían estado animales.
Los hechos se remontan a mayo de 2022, cuando una concentración inusual de buitres volando bajo alertó a la Guardia Civil. Al llegar a la finca, el Seprona y el veterinario inspector comarcal encontraron seis cadáveres en una parcela y dos en otra. Con el paso de los días fueron falleciendo el resto. Todas perecieron por falta de agua. El acusado, quien lleva toda su vida dedicada a la ganadería, ha asegurado que el ganado murió como consecuencia de que “cerraran una puerta”. La finca, de unas 250 hectáreas y dividida en cuatro cercas grandes, rota a los animales para que aprovechen el pasto y el agua.
El acusado ha explicado que, al calcular que el alimento y el agua estaban mermando en los cercados superiores donde habían pasado el invierno, decidió abrir la cerca para que pasaran a una tercera parcela con reservas. Sin embargo, la puerta de paso, situada en un camino público, le fue cerrada y atada “con cuerdas”. Ha afirmado que cuando iba a la finca, veía a las vacas en la zona con alimento y agua, y no llegó “a pensar” que otras se habían quedado en la cerca en la que no había nada para beber, ya que para comer sí quedaban restos de pasto estacional. Además, ha comentado que estuvo entre “cuatro o cinco días” sin ir a la explotación. Tras ello, recibió la llamada del Seprona.
A preguntas de la jueza ha declarado que, cuando iba a la finca, no llegó a apreciar que le faltaban 36 vacas y que el resto estaban en la zona donde había agua y bebida. Sin embargo, el veterinario de la Junta de Andalucía ha declarado que las cercas donde había agua y alimento “estaban reservadas” y sin ningún indicio de que allí hubiera animales. Así, las 96 vacas estuvieron juntas en las dos cercas y nunca, según su testimonio, pasaron a una tercera cerca con víveres. Que unas fueran muriendo y otras, no, responde a la condición biológica de cada animal.
Este inspector ha recordado que, en mayo de 2022, Los Pedroches “ya sufría estrés hídrico” y, aunque cada caso es particular, “para que una vaca sufra una deshidratación severa, puede bastar un periodo de cinco días sin beber, especialmente en el caso de vacas que están criando”, por el desgaste que ello supone. Una vaca, según ha estimado, puede beber unos “50 litros de agua al día”.
Sobre la existencia de caminos públicos, uno de los agentes del Seprona que acudió a la explotación tras avistar los buitres ha explicado que, aunque es cierto que hay varios senderos que atraviesan la finca, no suele ser muy común que senderistas o ciclistas pasen por ahí “porque buscan otras zonas que no estén valladas para evitar problemas”. No obstante, el acusado ha relatado que, en una ocasión, “unas personas que participaron en una ruta ciclista abrieron todas las puertas y los animales se salieron a un cordel público”. Las personas encargadas de la ruta, ha asegurado “volvieron a cerrar las puertas”, lo que impidió que las vacas volvieran a entrar en la finca, según ha dicho.
Tras las testificales, las partes han elevado sus conclusiones a definitivas. La Fiscalía había previsto modificar su escrito de calificación por considerar que la muerte se había producido de forma imprudente. Sin embargo, la declaración del veterinario ha sido determinante para seguir manteniendo su calificación de un año y ocho meses de prisión por un delito de maltrato animal.
Por otro lado, Pacma ha sostenido los 54 años de prisión de su calificación provisional mientras que el abogado del acusado ha pedido la absolución, basando su línea de defensa en la existencia de esa puerta “que estaba abierta, porque él la abrió”, y alguien la cerró. Además, ha mantenido la existencia de caminos públicos que son transitables y que estas vacas negras pueden ser confundidas con reses bravas. Ha concluido diciendo que no ha habido dolo y que no se trata de un caso de maltrato animal porque el resto de cercas sí tenían agua y comida. El juicio ha quedado visto para sentencia.
0