José Bretón, el preso más conocido del país que no saldrá de la cárcel hasta el año 2036
José Bretón es, ahora mismo, el preso más conocido de España. Este cordobés de 49 años vive entre las rejas de la cárcel de máxima seguridad de España: Herrera de la Mancha (Ciudad Real). Condenado por matar a sus dos hijos, Ruth y José, hace ahora diez años, el 8 de octubre de 2011, José Bretón no saldrá de la cárcel hasta el año 2036. Entonces habrá cumplido 25 años entre rejas. Fue condenado a 40, pero en 2015 la Audiencia Provincial de Córdoba, tras varios escritos de la defensa de Bretón, rebajo la pena máxima a cumplir a 25 años. Ocurrió antes de la reforma del Código Penal que ya permite la prisión permanente revisable, a la que Bretón habría sido condenado.
Bretón no es un preso cualquiera en Herrera de la Mancha. Tampoco lo son algunos de sus compañeros. En esta cárcel también están encerrados los asesinos españoles más conocidos: Miguel Carcaño, acusado de matar a Marta del Castillo; Tony Alexander King, por la muerte de Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes; Santiago del Valle, por matar a la pequeña Mari Luz Cortés; o Sergio Morate. Recientemente, Bretón participó en un programa piloto que quiere probar la capacidad de reinserción de presos tan mediáticos y con unos crímenes tan salvajes como el de hace diez años, el de un padre que no duda en acabar con la vida de sus hijos solo para vengarse de su exmujer.
Fuentes de Instituciones Penitenciarias consideran como “anodino” el día a día de Bretón en la cárcel, no demasiado lejos de Córdoba pero tampoco cerca como para poder recibir visitas habituales de su familia. Trabaja como ordenanza en la cárcel y recibe un salario de 90 euros al mes. Desde que intentó cortarse la yugular, no se ha metido en excesivos problemas. Hace justo cinco años que intentó suicidarse. Usó dos cuchillas de afeitar, pero la rapidez de los funcionarios de prisiones evitó que muriese. Estos trabajadores lograron salvarle la vida y que siguiera cumpliendo su pena de cárcel en Herrera de la Mancha.
Bretón llegó a la cárcel de Ciudad Real procedente de Jaén. Antes había estado en la prisión provincial de Villena, en Alicante, donde tuvo problemas con otros internos. Bretón solicitó reiteradamente su traslado a Andalucía, para estar cerca de su familia. Antes estuvo como preventivo en la prisión provincial de Alcolea, pero cuando fue definitivamente condenado Instituciones Penitenciarias consideró que al ser un rostro tan conocido en Córdoba su vida podría correr peligro. Por eso lo fue trasladando a diferentes cárceles, para garantizar su seguridad. Trabajadores de Instituciones Penitenciarias que se han encargado de su custodia y seguridad siempre han incidido en que Bretón no es un preso problemático. Al contrario. Pero es un rostro muy conocido para los otros internos “y eso es lo que más problemas da”, explican las fuentes.
Pero no siempre fue así. En su paso por la cárcel de Jaén a Bretón se le aplicó un protocolo antisuicidios. Así, era acompañado permanentemente por un preso sombra, un interno con buen comportamiento, de confianza y que gracias a ese trabajo de reinserción comenzaba a disfrutar de permisos. En total eran tres, que lo vigilaban hasta cuando dormía. Uno de ellos llegó a solicitar su relevo: Bretón es un maniático de la limpieza, que no toca una superficie si no la limpia antes con un pañuelo de papel, o que no soporta oír masticar a otra persona. Este presidiario consideró imposible seguir soportando estas manías extremas.
En la cárcel, Bretón se ha dedicado a leer libros de autoayuda. Ya en la cárcel de Córdoba, incluso, llegó a sugerirle a la psicóloga varios títulos. Y ha hecho todo lo posible por estar pendiente de los resultados deportivos. De hecho, ya en 2011, cuando acompañaba a la Policía Nacional a buscar a sus hijos los agentes se sorprendieron atónitos cuando Bretón se ausentó para ver un partido de fútbol en la televisión.
José Bretón fue militar y estuvo en Bosnia. Eso es algo que siempre recuerda a los pocos presos y funcionarios de prisiones con los que ha compartido una conversación. Ahora asiste a diferentes talleres. Uno es experimental, donde comparte reunión con otros asesinos muy conocidos en España. El objetivo es ver la capacidad de reinserción de estas personas una vez que han pasado varios años en la cárcel. De todos, Bretón fue el “más participativo y formal”, según publicó el diario El Mundo, que había hablado con funcionarios presentes en estas charlas.
Pero advierten que José Bretón sigue teniendo el mismo comportamiento que demostró durante el juicio que acabó en condena y que asombró a medio país. “Es educado, formal pero muy frío”, explican fuentes consultadas por este periódico, que sostienen que en absoluto se ha arrepentido del daño que le provocó a su exmujer, Ruth Ortiz, la gran víctima de un caso que conmocionó a la ciudad de Córdoba hace ahora justo diez años.
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