Piden controlar el número de visitantes al Bejarano para preservar esta reserva fluvial
Entidades ecologistas de Córdoba han reclamado a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) que establezca una herramienta de control de visitantes dentro del plan de restauración de la Reserva Natural Fluvial del arroyo Bejarano, de manera que se evite la afluencia masiva que pueda deteriorar este enclave de la Sierra.
En un escrito de la plataforma A Desalambrar, Ecologistas en Acción y la asociación Duendes del Bejarano - al que ha tenido acceso este periódico-, se dirigen a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir para pedir que introduzca una serie de actuaciones en el 'Anteproyecto de mejora de la continuidad fluvial y restauración ambiental de la Reserva Natural Fluvial del arroyo Bejarano (Córdoba)', iniciativa enmarcada dentro del Plan de Impulso al Medio Ambiente para la Adopción al Cambio Climático en España.
Así, analizan este proyecto donde se pone de manifiesto que, “en cuanto al uso público y otras actividades turísticas y deportivas, se destaca la incidencia sobre el arroyo pudiendo llegar también a suponer una presión sobre el sistema fluvial, especialmente si se mantiene la tendencia creciente en la afluencia de visitantes, por lo que se deberán aplicar las medidas necesarias para mantener estas presiones en niveles que no supongan una merma en el estado ecológico de la reserva. Con este fin se promoverá una adecuada ordenación del uso público con el objeto de preservar los valores naturales existentes”, según el CHG.
Ante ello, A Desalambrar, Ecologistas en Acción y la asociación Duendes del Bejarano solicitan que “el órgano gestor directo, Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, en coordinación con la Junta de Andalucía, deberían de plantearse un estudio de la capacidad de carga de este singular enclave”.
En ese sentido, exponen a experiencia en otras reservas naturales: “Esta herramienta está implementada, y funcionando razonablemente bien, en numerosos espacios naturales protegidos”. Se establece el concepto genérico de capacidad de acogida en tres componentes.
Capacidad de acogida física, ecológica y psicológica
Estos son: Capacidad de acogida física, que determinaría el número de visitantes que la Reserva Natural Fluvial puede acoger según sus propias características físicas y de los equipamientos de acogida (en este caso ninguno); Capacidad de acogida ecológica, que indicaría el número máximo de visitantes por encima del cual comienzan a aparecer impactos críticos que la propia dinámica natural de los ecosistemas de acogida no es capaz de restaurar; y Capacidad de acogida psicológica, que establecería el nivel máximo de visitantes a partir del cual comienzan a experimentarse episodios de masificación, hacinamiento e insastifacción generalizada por parte de los propios usuarios y visitantes.
Exponen, asimismo, que “el estudio de valoración de la capacidad de acogida global del uso público, y, de los impactos visiblemente localizables y objetivables, no tendría sentido si no se traduce un modelo de gestión del Uso Público adaptativo, que sirva para reducir o reconducir la afluencia de visitantes, así como controlar determinados usos asociados al uso recreativo incompatibles con la conservación de la Reserva, entre otros aspectos”.
Hay que recordar que en otoño de 2022, la CHG ya advirtió que estudiaba instalar un dispositivo “para medir la afluencia de visitantes a la reserva fluvial del Arroyo Bejarano”, uno de los espacios más protegidos de Sierra Morena pero que más está sufriendo. El organismo de cuenca asegura que ésta es una de las medidas previstas en el proyecto de restauración ambiental en el que trabaja. Así, la Confederación asegura que la reserva del Bejarano es actualmente “un espacio con una gran afluencia de visitantes”, aunque de momento, no se planteaba limitar el acceso, pero sí medir la cantidad de gente que entra y sale de la zona “con el objeto de que en el futuro se puedan desarrollar propuestas que compatibilicen la protección de la reserva con su uso público”.
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