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El lanzacohetes que se fabricará en Córdoba con tecnología israelí ha sido probado en Gaza

La destrucción provocada por los bombardeos israelíes en Gaza

Aristóteles Moreno

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Los lanzacohetes que la compañía Escribano M&E fabricará en Córdoba, al amparo de la Base Logística del Ejército de Tierra español, integrarán tecnología militar israelí probada en combate en Gaza. Así lo confirman investigadores de la industria armamentística consultados por Cordópolis. De hecho, el Sistema Lanzador de Alta Movilidad (SILAM) anunciado a bombo y platillo en noviembre pasado es un modelo basado íntegramente en el PULS, un arma letal desarrollada por la firma israelí Elbit Systems y usada en combate en los territorios ocupados palestinos y Líbano.

“Si tenemos que hacer un ranking de empresas controvertidas israelíes, Elbit Systems es, sin duda, la principal”, indica Alejandro Pozo, analista de conflictos armados e investigador del Centre Delás de estudios sobre la paz. Se trata de la compañía de fabricación militar mayor de Israel y número 24 del mundo por volumen de ventas. Elbit Systems es la más importante firma suministradora de equipamientos de tierra y drones en operaciones militares en Cisjordania y Gaza, responsable también de los sistemas de control desarrollados en el muro de separación construido ilegalmente por el Estado israelí a principios del siglo XXI. Por esta última actuación, precisamente, la empresa Elbit fue sancionada por el Gobierno noruego en 2009 por “contravenir el derecho internacional”.

La fabricación del lanzacohetes SILAM se inserta en un macroproyecto adjudicado por el Ministerio de Defensa español en diciembre pasado a un conglomerado empresarial formado por Escribano M&E y Expal, con la colaboración de la compañía israelí Elbit Systems. El contrato asciende a casi 700 millones de euros. “La operación es perfectamente legal”, puntualiza Pozo. “Otra cosa es que sea ética”. El Gobierno español firmó la adjudicación después del 7 de octubre, cuando Israel desencadenó la operación de castigo contra Gaza en respuesta a los atentados de Hamás. Desde entonces más de 33.000 palestinos han muerto bajo fuego israelí, el 80% de las viviendas han sido destruidas y 1,5 millones de gazatíes fueron desplazados de manera forzosa.

Tecnología militar

La devastadora operación militar israelí, que ha sido denunciada ante la Corte Internacional de Justicia por presunto genocidio, “no ha sido óbice”, subraya el experto de Delás, para que el Gobierno español cambie una sola coma del contrato de adquisición de material bélico con tecnología militar diseñada por Elbit Systems. “Desde mi punto de vista, es un acuerdo muy discutible”, afirma Alejandro Pozo. El analista no puede confirmar que el lanzacohetes PULS, modelo de SILAM, haya sido utilizado en esta última ofensiva israelí sobre Gaza, pero sí en operaciones anteriores sobre la franja controlada por Hamás. Lo que sí certifica el experto consultado es el uso en Gaza por primera vez del mortero guiado Iron Sting también fabricado por Elbit. La firma israelí vende al Ejército español el mortero Cardom, igualmente probado en combate, además de equipos de transmisores, cámaras térmicas o designadores láser.

De hecho, uno de los valores añadidos ofrecidos por la firma israelí en las ferias internacionales de armamento es haber probado el lanzacohetes PULS sobre el terreno. “Publicitar un tipo de armamento porque ha sido utilizado en lugares donde quien paga es la población en su conjunto, para nosotros es algo muy negativo”, argumenta Pozo. “No es un producto probado en un laboratorio. El laboratorio es Gaza. Ese es el factor que determina la adjudicación del contrato, cuando debería ser al revés”.

El lanzacohetes SILAM dispone de una cobertura de fuego de 40 kilómetros con un refuerzo agregado de hasta 150. En modo misil balístico, tiene un alcance de 300 kilómetros con guía adicional para disparar múltiples cohetes y misiles de precisión. En una primera fase, Escribano y Expal invertirán 20 millones de euros y generarán 40 puestos de trabajo directos. El proyecto fue presentado en el Ayuntamiento de Córdoba el pasado 8 de noviembre con la presencia del alcalde, José María Bellido, y el consejero delegado de la compañía, Javier Escribano.

Amnistía Internacional España asegura no disponer de información específica sobre el sistema SILAM y ha declinado dar su opinión al respecto. En su último informe sobre armas, publicado el 15 de marzo de este año, califica el caso de Gaza como “claro ejemplo de doble rasero y falta de escrúpulos” de las grandes potencias que mantienen una “incalificable e ilegal actitud de seguir enviando armas a Israel”. Y cita concretamente a EEUU y Alemania.

Parcela en el Parque Tecnológico Rabanales 21

Esta organización internacional de derechos humanos ha denunciado reiteradamente la violación sistemática del derecho internacional por el Estado israelí, “incluidos crímenes de guerra”, y ha exigido a todos los gobiernos españoles desde hace 15 años la “suspensión permanente de las transferencias de armas” a Tel Aviv. Y aunque celebra el anuncio gubernamental de la cancelación temporal de las transacciones militares con Israel desde la última operación en Gaza, lamenta que los envíos se hayan seguido produciendo, tal como desveló días atrás elDiario.es.

Este periódico se ha puesto en contacto con el departamento de comunicación de Escribano M&E para conocer los detalles de la operación y verificar el uso de la tecnología israelí del lanzacohetes SILAM en los territorios ocupados palestinos. Al cierre de esta información no había contestado a la consulta.

La empresa de armamento española ha adquirido una parcela de 23.000 metros cuadrados en el Parque Tecnológico Rabanales 21, que incluye una nave de 10.000 metros. Aquí fabricarán los lanzacohetes, además de un kit de munición guiada. El grupo activista Mejor sin armas, integrado por una quincena de colectivos, ha mostrado su rotunda oposición al proyecto y lamenta que la Universidad de Córdoba, uno de los socios mayoritarios de Rabanales 21, se preste a operaciones de esta naturaleza.

“No entiendo cómo la UCO permite que una empresa dedicada a la fabricación de armas se sitúe en el Parque Tecnológico”, protesta Diego Llanes, catedrático de Genética y miembro del colectivo antimilitarista en representación de Ecologistas en Acción. “Costó mucho esfuerzo poner en marcha el Parque Tecnológico para que termine produciendo misiles. Mucho más que se haga en colaboración con una empresa israelí que prueba sus armas en Gaza. No olvidemos que Israel lleva 75 años incumpliendo resoluciones de la ONU”, lamenta Llanes, que fue candidato a rector en 2006.

Además de la UCO, en el consejo de administración de Rabanales 21 figuran representantes de la Diputación, Junta de Andalucía y Prasa. Diego Llanes también duda de que el proyecto de Escribano cumpla los objetivos previstos en el Parque Tecnológico. “En todo caso, la innovación ya se desarrolló anteriormente por la empresa israelí”, asegura. “Y aquí no creo que se vaya a innovar nada”.  

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