La Junta dice que los primeros trabajos arqueológicos tras las lluvias en la Ronda Norte descartan daños en el yacimiento

Los primeros trabajos de revisión, limpieza y consolidación acometidos tras el episodio de fuertes lluvias del 29 de octubre en el yacimiento arqueológico aparecido en el trazado de la futura Ronda Norte no han detectado daños en los restos excavados. Así lo aseguran fuentes oficiales del Gobierno Andaluz a este periódico, indicando que a la Delegación de Cultura no le consta un reporte de afectación patrimonial por parte de la empresa externa especializada, actualmente desplegada en el enclave.

Según la Junta, “los técnicos de una empresa que están allí trabajando no han notificado a la Delegación de Cultura que exista ningún daño en el yacimiento por las lluvias”. La Administración autonómica insiste en que desde el primer momento las actuaciones se están realizando “según lo previsto en el contrato” y bajo la supervisión del arqueólogo director, responsable último del seguimiento de los restos.

Las mismas fuentes precisan que los trabajos avanzan a buen ritmo. Las tareas incluyen la limpieza manual de estructuras, la aplicación de productos para evitar el crecimiento de vegetación y la consolidación de muros elaborados con tapial y morteros de cal, materiales especialmente sensibles a la humedad. Tras cada intervención, los restos se vuelven a cubrir con el geotextil colocado de forma provisional a finales de octubre.

El objetivo inmediato, afirman, es garantizar la estabilidad de los vestigios durante el invierno y preparar el enclave para las acciones de restauración más delicadas, que requieren condiciones meteorológicas favorables.

Las lluvias y la polémica por la falta de protección

El episodio de precipitaciones del 29 de octubre descargó con fuerza sobre la zona donde se excavaba el yacimiento, que había revelado estructuras de enorme relevancia, incluida una basílica paleocristiana considerada única en la Península Ibérica. Pese a las advertencias reiteradas de especialistas y a una resolución de la Delegación de Cultura emitida 26 días antes de la tormenta, los restos permanecían descubiertos en el momento en que cayó la primera lluvia intensa del otoño.

Imágenes y testimonios recogidos entonces por este periódico mostraron acumulación de agua sobre los muros, fabricados con materiales de alta vulnerabilidad a la humedad. Aquella situación desencadenó críticas y abrió un debate público sobre la actuación de la Junta.

Tras el episodio, el Gobierno Andaluz defendió que la cubrición provisional con geotextil —supervisada por el arqueólogo director— se había ejecutado el mismo día 29, si bien fotografías captadas por Cordópolis pusieron en cuestión dicha afirmación. Los restos quedaron correctamente protegidos a partir del 30 de octubre. La Junta sostuvo entonces que todo se había realizado siguiendo “las indicaciones de Cultura y del arqueólogo responsable” y dentro de los protocolos habituales.

Posteriormente se formalizó el contrato de consolidación y restauración del enclave. “El equipo de restauración ha tomado contacto con el enclave y ha vuelto a revisar la protección provisional, a la espera de que las condiciones meteorológicas permitan iniciar las labores más delicadas”, señaló la Junta el 14 de noviembre, concidiendo con una segunda gran regada en la zona, tras el paso de la borrasca Claudia, aunque, esta vez, con la cubrición geotextil colocada.

Tres semanas después, sin daños notificados

Tres semanas después de aquella nota, el Gobierno Andaluz mantiene que los técnicos desplazados no han comunicado daño alguno en las estructuras excavadas. Todo ello en una cuestión que ha sido judicializada, puesto que el PSOE y Hacemos Córdoba anunciaron que llevarían el caso a la Fiscalía al considerar una “imprudencia” que los restos no contaran con una protección adecuada antes de las lluvias.

Mientras avanza la investigación solicitada por la oposición, la Junta defiende la intervención técnica en curso y sostiene que la estabilidad del yacimiento está garantizada. Según afirma, la prioridad ahora es culminar las labores de consolidación para asegurar la conservación de un enclave arqueológico de valor excepcional.