Investigadores cordobeses logran caracterizar el hongo que enferma al pistachero en España
Un equipo de investigación del Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba y del IFAPA profundiza en el conocimiento de la septoriosis del pistachero, determinando cuál es el agente que causa la enfermedad y cómo se comporta
El cultivo del pistacho en la península ibérica se ha expandido durante la última década, con una superficie total de 39.456 hectáreas y 13.106 toneladas de pistacho en 2019 (MAPA, 2020). Esta reciente implantación hace que, mientras que en otros puntos como Oriente Medio y Estados Unidos donde estaba anteriormente implantado hay más estudio sobre el cultivo y sus patologías, en España aún no se ha profundizado tanto en su conocimiento.
Una de estas patologías es la septoriosis, una enfermedad fúngica de la parte aérea del árbol que provoca manchas en las hojas, peciolos, tallos jóvenes y frutos que derivan en necrosis y defoliaciones intensas de los árboles. Esta enfermedad es la más común en las plantaciones de pistacheros con más de 6 años en Andalucía y Castilla La Mancha. Sin embargo, hasta ahora no se había identificado el agente responsable de la enfermedad ni se había estudiado su comportamiento a la hora de infectar a la planta.
Por eso, los investigadores de la Unidad de Excelencia María de Maeztu - Departamento de Agronomía de la Universidad de Córdoba (DAUCO) Ana López, Carlos Agustí, María Carmen Raya, Carlos Trapero y Antonio Trapero junto con María Lovera y Octavio Arquero, ambos del IFAPA, han analizado numerosas muestras de hojas con síntomas de septoriosis recogidas entre 1993 y 2018 en el sur de España para determinar el agente causal de la enfermedad.
Teniendo en cuenta que se han descrito cuatro hongos causantes de esta enfermedad (Septoriapistacina, S. pistaciarum, S. pistacia y Cylindroseptoria pistaciae), este equipo llevó a cabo una caracterización desde el punto de vista fenotípico, analizando las cualidades morfológicas del hongo, su crecimiento en distintas condiciones de cultivo y una caracterización molecular mediante secuenciación de genes. Además, “hemos hecho pruebas de patogenicidad, inoculando el hongo en la planta para ver que es capaz de reproducir los síntomas que vemos en campo” explica el catedrático Antonio Trapero. Tras estos análisis y verificaciones, se comprobó que la especie que había provocado la enfermedad en todas las muestras fue S. pistaciarum. De esta manera, se caracteriza, por primera vez en el país el causante de la septoriosis en los pistacheros españoles.
Además, también se detectó S. pistaciarum como causante de la septoriasis en terebinto, otra especie del género Pistacia que se usa como portainjerto para el pistacho debido a su alta resistencia a la sequía.
“Como se trata de un hongo de crecimiento lento y escasa esporulación, se hicieron pruebas en diferentes medios de cultivo en laboratorio para lograr una mayor producción de esporas que luego permitiesen evaluar el hongo en planta mediante las pruebas de patogenicidad” señala la investigadora Ana López.
Con estos resultados en los que ya se conoce la especie culpable de la enfermedad, se puede profundizar en el ciclo de esa enfermedad y avanzar en el establecimiento de medidas de control eficaces. Actualmente, para hacer frente a esta problemática se usan fungicidas genéricos en momentos que no tienen por qué coincidir con el mejor estadio del hongo para acabar con la enfermedad. Con estas conclusiones se podrán crear métodos de control que actúen contra este hongo en concreto y se podrán aplicar en el instante óptimo para mitigar los efectos de la enfermedad, evitando así la pérdida de producción de los cultivos.
Protocolos de investigación
En un primer momento se hicieron inoculaciones en hojas separadas de pistacho, pero como el crecimiento del patógeno es lento las hojas se contaminaban por lo que se decidió realizar las inoculaciones directamente en plantas en macetas, donde los síntomas aparecieron rápidamente. Por tanto, se estableció como protocolo a seguir en futuros estudios.
Además, también puso a punto el protocolo de añadir hoja de pistacho en polvo a un medio de cultivo a base de PDA y agar, que se usa normalmente para crecimiento de hongos en laboratorio, con lo que se consiguió una mayor esporulación del hongo.
Por último, también se caracterizó el efecto de la temperatura en el crecimiento del patógeno determinando los 19º-20º como la temperatura óptima para su desarrollo.
Con estos datos se completa el conocimiento del ciclo de la enfermedad y se avanza hacia el establecimiento de métodos de control en campo que salven la producción de los pistacheros.
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