Un grupo de académicos denuncia haber sido apercibidos por conversar durante una visita a la Mezquita de Córdoba
Un grupo de académicos nacionales e internacionales ha denunciado haber sido objeto de un trato restrictivo durante su visita a la Mezquita-Catedral de Córdoba. Los hechos ocurrieron, según ha relatado el historiador español Alejandro García Sanjuan, el pasado 15 de noviembre, en la visita matinal y gratuita al monumento.
Los investigadores, que habían participado el día anterior en un seminario organizado por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) en la Casa Árabe titulado Relaciones Interconfesionales en la Península Ibérica señalaron que fueron reprendidos por conversar sobre lo que estaban viendo del monumento. El Cabildo reconoce los hechos y les recuerda que es una “normativa pública aplicable a todo el mundo”.
La visita, organizada por los académicos en el horario gratuito de 8:30 a 9:30 de la mañana, comenzó con la presencia de un guía que portaba una tablet. Según relata García Sanjuan, un vigilante de seguridad se acercó al grupo apenas ingresaron al recinto, informándoles que las visitas guiadas estaban prohibidas durante ese horario. Pese a la sorpresa, y dado el desconocimiento de la prohibición -que se anuncia en la web del monumento- los académicos decidieron acatar las indicaciones, dejando de lado la visita guiada y optando por recorrer el lugar sin indicaciones.
Sin embargo, según detallan, siguieron siendo reprendidos a medida que avanzaban por el emblemático monumento y los académicos comentaban entre ellos aspectos arquitectónicos e históricos. Fue entonces cuando nuevamente fueron interpelados por el vigilante, quien les indicó que estaba prohibido hablar, independientemente del contenido o propósito de sus conversaciones.
Siempre según el relato de Sanjuan, aunque trataron de explicarle que se trataba de un grupo de especialistas compartiendo impresiones académicas, la respuesta fue tajante: en ese horario no estaba permitido dialogar dentro del recinto.
“Fue una experiencia desconcertante”, afirma García Sanjuan. El grupo, finalmente, decidió abandonar el lugar, profundamente decepcionado por lo que consideran un trato excesivamente restrictivo. Según el historiador, el personal se limitó a cumplir órdenes impuestas por el Cabildo Catedralicio, la institución que gestiona el monumento. “A mí ni me sorprende ni me deja de sorprender, vista la deriva del Obispado y el Cabildo en la gestión de la Mezquita”, añade.
No obstante, asegura que la actitud del personal de seguridad dejó una “malísima impresión” en los visitantes internacionales. El historiador descartó que esta situación estuviera relacionada con el seminario en el que habían participado, ni que fuera una cuestión personal hacia ellos, interpretando que se trataba de directrices generales aplicadas en este horario matutino.
En la web oficial del Cabildo Catedralicio se especifica que las visitas gratuitas, disponibles de lunes a sábado de 8:30 a 9:30, no permiten el ingreso de grupos. Además, dentro de la normativa, se estipula que se “utilice un tono de voz adecuado al lugar sagrado que está visitando” y que, en caso de celebración eucarística, se “guarde el debido silencio y decoro”.
No obstante, García Sanjuan ha afirmado que en el momento de la visita no se estaba oficiando ninguna liturgia ni misa, por lo que no se le pidió silencio por entorpecer la eucaristía.
La respuesta del Cabildo
Por su parte, desde el Cabildo han indicado a este periódico de que este grupo fue advertido de que en este horario no están permitidas las visitas de grupo. “Como aparece en la normativa, publicada en nuestra web, las visitas se realizan de forma individual y en silencio. Incluso los guías oficiales autorizados por el Cabildo, no pueden explicar en este horario”, afirman las fuentes consultadas.
Estas reconocen que los académicos fueron advertidos nada más comenzar la visita y, durante la misma, hasta en dos ocasiones, ya que “continuaban agrupados y explicando el monumento”. “Incluso si hubiesen accedido en horario de visita turística, también deberían pedir permiso para poder explicar, aunque sean académicos”, afirman, recordando que es una “normativa pública aplicable a todo el mundo”.
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