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Un gordo y un quinto: el propietario de dos estancos que reparte suerte en Fernán Núñez y Montilla

El Gordo de la Lotería de Navidad vendido en Fernán Núñez

Juan Velasco

Fernán Núñez —

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“Aquí ha sido el gordo. El quinto ha sido en otro estanco que tenemos Montilla. Es la primera vez que repartimos premios, porque llevamos muy poco abiertos”. Así contaba Mario cómo le ha ido este viernes repartiendo suerte y miles de euros a dos vecinos de la provincia de Córdoba. Los dos agraciados que se acercaron a los dos estancos que tiene en propiedad en Fernán Núñez y Montilla.

El gordo ha caído en el estanco de la calle Miguel Servet de Fernán Núñez, una localidad que ha vuelto a celebrar a lo grande la lotería de Navidad. Hace sólo dos años, una peña ciclista repartió tres millones de euros del tercer premio. Hoy ha caído el gordo para un acertante aún desconocido.

Carolina, la trabajadora del estanco, no tenía ni idea de quién podía ser el agraciado. “Se ha comprado por máquina y es un número que sale al azar”. Los clientes del establecimiento que se han acercado a brindar y celebrar se lamentaban por no haber apostado al 8. 

Todos salvo una vecina que ha llegado y ha dicho: “Pues a mí me han caído 100 euros, que termina en 8”. Mario sonreía y confesaba su parecer ante el gordo más tardío de la historia. “El número es bien feo, pero cuando toca es bonito”.

También había dos 8 en el tercer quinto premio que ha repartido en su estanco de la avenida de Andalucía en Montilla. El 88979 también ha sido expedido por máquina. Mario estaba en Montilla cuando se ha enterado del Gordo y ha llamado corriendo a sus trabajadoras para que imprimieran el cartel con el 88008.

Y a los dos segundos de pegarlo en la puerta, han empezado a aparecer vecinos y clientes. También la camarera del bar de al lado del estanco, que ha servido la botella de cava. Y ha sido el propio Mario el que ha ido a por los vasos para brindar con los clientes y amigos, que casi ocupaban la carretera. Así, se mezclaban los toques de claxon de quienes celebraban con el estanco la suerte repartida, y los de quienes se enfadaban porque la aglomeración festiva no les dejaba avanzar.

Y todo mientras en el pueblo se busca al ganador del gordo. Ese que se llevó un número feo de una máquina, que hoy estará dandole besos a número más bonito del sorteo de Navidad.

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