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El Hotel Palma Bellver, donde están alojados los estudiantes cordobeses confinados en Mallorca.

Juan Velasco

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Cuenta Marina Baena, estudiante del IES Góngora de Córdoba capital, que el pasado viernes, la Policía que se acercó al hotel donde estaban alojadas en Mallorca les dio exactamente “media hora” para hacer sus maletas con dirección al Hotel Palma Bellver, un centro medicalizado puesto en carga para alojar a personas contagiadas o en estrecho contacto con positivos del macrobrote de coronavirus detectado a mediados de la semana pasada en la isla.

Baena es una de las cordobesas que siguen en Mallorca, confinadas. También ha sido una de las primeras en levantar la voz. Lo hizo a través de Twitter, con una serie de vídeos que después fueron recogidos por medios de comunicación baleares. Las imágenes, grabadas por ella en su habitación del hotel Palma Bellver, las publicó el sábado 26 de junio, cuando llevaba 24 horas confinada.

Tiempo más que suficinte. “Todos nuestros compañeros y yo pensamos que hace falta hacer justicia de esto, porque está siendo completamente un despropósito”, arrancaban los vídeos que subió Baena, en los que explicaba, entre otras cosas, que había dado negativo en la prueba PCR y que, a pesar de ello, se le había obligado a guardar cuarentena.

Lo cierto es que el protocolo sanitario contra la Covid es exactamente ese: guardar cuarentena tanto si la prueba es positiva como si es negativa. Y lleva siendo así desde que comenzó la pandemia. No obstante, desde que terminó el estado de alarma, la obligatoriedad y su encaje legal es objeto de colisión entre la Ley de Salud Pública y los juristas que entienden que este tipo de medidas solo pueden tomarse con el concurso de un juez.

En esta última línea se situaba la propia Marina Baena en uno de sus vídeos: “Es injusto e ilegal lo que está sucediendo”, mantenía desde Twitter, donde se quejaba amargamente de que el Gobierno Balear no se hubiera puesto ni siquiera en contacto con sus padres, a pesar de ser ella menor de edad, para anunciar el traslado.

“Nadie sabía lo que estaba pasando” 

En aquella media hora que les dieron para hacer las maletas y el posterior traslado de hotel se esconden gran parte de las dudas legales que expresan tanto Baena como otras jóvenes cordobesas que se han visto implicadas por las consecuencias de un macrobrote del que, en la mayoría de los casos, se consideran totalmente ajenas.

Nuria Mohedano, otra alumna cordobesa, contaba en sus redes sociales que, entre otras cosas, les han acusado de haber estado en el concierto de reguetón de la Plaza de Toros del pasado 16 de junio. “Nosotros llegamos aquí el 22”, se queja Mohedano, que lamenta en un tuit la falta de información y denuncia que fue trasladada al Hotel Palma Bellver contra su voluntad.

Al igual que Marina, Nuria afirma haber dado negativo en la prueba PCR. También Paula, otra joven cordobesa en la misma situación que, apunta además, que no solo ha dado positivo a la prueba en Mallorca, sino que, para viajar a la isla, lo hicieron “legalmente y con prueba negativa”.

Baena, por su parte, recuerda que el traslado al hotel medicalizado se hizo sin tener total conocimiento de los motivos: “Ni los monitores ni nadie de la empresa con la que estábamos viajando era consciente de lo que estaba pasando”, relata, quejándose también de que “la situación en el hotel es bastante precaria”. En este ámbito, su testimonio coincide con el de Nuria y Paula, que también han expresado que el Hotel Palma Bellver está “en unas condiciones inaceptables”.

“Ha sido horrible para nosotros este día de incertidumbre y agobio. Nadie sabía realmente lo que estaba pasando”, remataba Marina Baena su testimonio sobre lo ocurrido en los últimos días, en los que, lo que parecía un viaje de ensueño, ha acabado convertido en una pesadilla para cientos de cordobeses, que además tendrán que pagar de su bolsillo el nuevo viaje de vuelta.

¿Y cuándo vuelvan? Pues en principio la pesadilla habría terminado en Mallorca. Según cuenta Marina, la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía llamó a los jóvenes para informarles de que, a su llegada a Córdoba, tendrán que realizarse una PCR y guardar confinamiento, aunque según fuentes sanitarias consultadas por este periódico, eso fue antes de que se les dirigiera al hotel medicalizado y se les impusiera cuarentena en la isla.

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