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Los embalses tienen el doble de agua que hace un año pero con mucha capacidad disponible aún

Embalse del Guadalmellato

Alfonso Alba

1 de noviembre de 2024 20:20 h

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El año hidrológico arranca el 1 de octubre por una razón: concluye el verano y arranca el otoño. El verano es la estación más seca del año y también la más calurosa. Eso provoca que la tierra se reseque, los acuíferos se agoten y el agua embalsada se evapore. Por eso, las primeras lluvias del año hidrológico son las que menos se notan en los embalses. Las precipitaciones, si no son torrenciales, acaban llenando los acuíferos, empapando la tierra y resucitando algunos cauces.

El paso sucesivo de borrascas y DANAs han dejado el octubre más lluvioso en la provincia de Córdoba desde 2005, especialmente en la zona oeste y norte. Pero la tierra estaba tan seca que aunque ha llegado agua a los embalses tampoco ha sido una aportación extraordinaria. Ahora mismo, la provincia de Córdoba tiene prácticamente el doble de agua embalsada que hace justo un año, cuando era azotada por una terrible sequía. Los embalses, con diferencias, están de media al 30% de su capacidad, aproximadamente, lo que indica que aún queda sitio para soportar la llegada de más agua en los próximos meses. Y retenarla sin problema, controlando el cauce del Guadalquivir.

La provincia de Córdoba es la que tiene más capacidad en sus embalses de toda Andalucía. Salvo La Colada, que está en la cuenca del Guadalquivir, los embalses de la provincia tienen una capacidad total de 3.320 hectómetros cúbicos de agua. Andalucía tiene 12.000 hectómetros cúbicos de capacidad en todos sus embalses, tanto los de la cuenca del Guadalquivir como las interiores, mediterránea y atlántica. Ahora mismo, los embalses están a un tercio de su capacidad en Córdoba, con prácticamente 1.000 hectómetros cúbicos en su interior.

Las lluvias de octubre han metido en los embalses de Córdoba unos 150 hectómetros cúbicos. En comparación, una ciudad como Córdoba se bebe al año 20 hectómetros. Pero la mayor parte de los embalses de la provincia están construidos para garantizar riego en los meses de verano a los cultivos. O, incluso, para controlar el cauce del Guadalquivir y evitar que se desborde.

La situación en los embalses es, no obstante, muy desigual. El que está en mejor situación es el Guadalmellato, del que bebe la ciudad de Córdoba, por encima del 85% de su capacidad. Es probable que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) decida abrir compuertas para ir aportando agua a San Rafael de Navallana, que durante el verano ha suministrado a los regantes del canal del Guadalmellato. Navallana está algo por encima del 36% de su capacidad con sitio de sobra para que se equilibre la reserva del Guadalmellato.

A pesar de la lluvia en la zona oeste, no hay ningún embalse que se haya llenado. Sierra Boyera, por ejemplo, no ha llegado ni al 60% de su capacidad (el año pasado por estas fechas estaba completamente seco), Puente Nuevo está a poco más del 32% y La Breña II, un pantano inmenso, ni al 16%. Más al oeste, el embalse del Bembézar, que es la zona de la provincia donde más ha llovido, está a poco más de la mitad de su capacidad.

El gran embalse de la provincia de Córdoba es Iznájar, un pantano que recibe aportaciones de puntos tan lejanos como la provincia de Almería. A pesar de las lluvias de la semana, y de que incluso el río Genil llegó a bajar crecido, las aportaciones en Iznájar se han notado poco por un motivo: es un pantano inmenso. Iznájar no ha llegado ni al 20% de su capacidad. Que se llene es cuestión de muchísima lluvia más.

Tampoco ha habido aportaciones extraordinarias al este de Sierra Morena, aunque sí que ha llovido mucho en la zona de Cardeña. El Yeguas no está ni al 50% y el Martín Gonzalo, mucho más pequeño, va camino del 60%. Otros embalses de regadío como el Arenoso están a un 25% de su capacidad.

Para la próxima semana no se espera más lluvia, aunque es probable que regrese en noviembre. Los grandes episodios de lluvia en el otoño cordobés son los que hacen resucitar a los embalses de la provincia que, eso sí, se suelen llenar en primavera. Pero para que eso ocurra aún tiene que llover mucho más.

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