El día después del temporal para los vecinos de la zona del Corregidor: “¿Cuándo vienen las soluciones?”
En agosto de 2020, Córdoba sufrió una tormenta de verano que anegó, en pocos minutos, varias zonas de Córdoba. Entre ellas, la de la avenida del Corregidor. Días después, el Consejo de Distrito Poniente Sur pidió a Emacsa una reunión para buscar soluciones ante “hechos repetitivos en el tiempo”, como son las anegaciones de inmuebles en este punto de la capital. Más de cinco años y pocos avances después, estos mismos vecinos asistieron este sábado a imágenes similares que las de aquel mes de la pandemia. Muchos de ellos, quienes este domingo estaban en la calle achicando agua de sus locales y rescatando enseres -algunos, totalmente destruidos-, insistían una y otra vez en la “inacción” del Ayuntamiento de Córdoba.
Desde primera hora de este domingo, las persianas de los locales y trasteros de este barrio de Córdoba están subidas. Dentro y fuera de ellos, sus propietarios o arrendatarios, con fregonas, cubos y, en el mejor de los casos, pequeñas bombas para achicar agua. El bloque más afectado es el número 14. Dolores García es vecina del inmueble y cuenta a Cordópolis que tanto ella como el resto de residentes del inmueble están “muy pendientes” del agua cuando llueve. Tanto es así que una hora antes de que comenzara lo peor del temporal, uno de los vecinos avisó al resto para que sacaran los coches del garaje. Así lo hicieron casi todos. Según los datos trasladados por los vecinos, en este garaje hay dos vehículos atrapados.
Tras las intensas lluvias, el Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento (SPEIS) de Córdoba colocó una bomba que extrae el agua acumulada en este garaje, aunque esta vecina considera que es necesaria otra más “para que la estructura no siga sufriendo tanto”. Junto a esta incidencia, este bloque protagonizó una de las escenas más dramáticas que, por suerte, tuvo un final feliz. Uno de sus vecinos decidió bajar al garaje para sacar el coche, pero se quedó atrapado. De forma insistente, hizo todo el ruido posible hasta que Dolores lo escuchó. En segundos, llamó a los bomberos.
Al llegar a este punto de la calle, estos efectivos tuvieron que correr a pie porque era imposible pasar con el camión debido a la inundación de la calle. El rescate se produjo in extremis. Los bomberos pudieron abrir la puerta del ascensor cuando el agua ya llegaba al cuello de este cordobés.
Javier Parra y su familia son otros de los afectados en este barrio de Córdoba. Llevan desde primera hora de la mañana sacando todo lo que había dentro de su local. Apilan en montones aquello que pueden quedarse, por un lado, y todo lo que deben tirar, por otro. Entre los objetos materiales, mantas, herramientas, altavoces y multitud de enseres de todo tipo. Parra lamenta la pérdida más frustrante: unas mesas que acaban de comprar y que estaban sin abrir.
En su caso, las pérdidas son numerosas, aunque ninguna personal, porque los objetos estaban guardados en cajas de cartón. Cuando el agua comenzó a entrar, empezaron a perder estabilidad y todo acabó en el suelo. Anoche intentó entrar al local para cortar la luz y coger la leche en polvo de su hija, que apenas tiene unos meses. Gracias a un sistema de videovigilancia que tiene el local, pudo ver cómo los objetos flotaban en el agua, por lo que decidió no acceder al interior.
Buena parte de los locales de esta zona de Córdoba se han visto afectados por la lluvia torrencial de este sábado, aunque no son, ni de lejos, las primeras inundaciones que sufren. Mientras una pareja se afana en valorar los daños en su local recuerda a Cordópolis las anegaciones que sufrieron hace varios años durante una tormenta de verano. “Aquella vez, las alcantarillas no se limpiaron, así que desde entonces optamos por poner las cosas en alto”, cuenta la mujer. Pese a esta precaución, este matrimonio ha sufrido la pérdida de algunos materiales, como libros de la carrera, ropa y jarras que tenían guardados en cajas de plástico y de cartón. La pareja denuncia que la asociación del barrio “ya ha remitido información al Ayuntamiento” sobre lo que vivimos aquí cuando se producen fuertes lluvias. “La situación es la misma, ya gobiernen los verdes, los negros o los azules”.
Muy cercano al local de Javier está el de Juan Luis y su familia, el cual comenzaron a alquilar hace tan solo tres meses. El destino es caprichoso: estuvieron a punto de alquilar una cochera en el garaje del bloque 14, el gran afectado en la zona. En el caso de esta familia, el problema ha estado en la cota del suelo del local, que es más baja que la de la vía pública. Esta particularidad geográfica provocó que el agua no tuviera salida, quedando estancada.
La pareja no pudo intervenir durante la noche del temporal, ya que se encontraban solos y con un bebé de dos meses. Lo que sí hicieron fue, una vez que “solo chispeaba”, sacar el coche, trasladándolo a un camino de tierra, que es la zona más alta del barrio. Esta mañana, gracias la ayuda que un familiar les está prestando quedándose con la menor, sí han podido ir al local para achicar agua. Debido a esa diferencia en la cota, este trabajo se hace aún más complicado, necesitando para ello una bomba que le ha prestado su vecino Javier. En el caso de esta familia, las pérdidas materiales han sido menores, limitándose a algún ventilador “y poco más”.
Los márgenes de las calles de este barrio no solo se van llenando de enseres, sino también de coches con ventanas y puertas abiertas mientras sus propietarios intentan salvarlos, como es el caso de Francisco Rodríguez. Tras las lluvias, salió de su vivienda para mover su coche. Veía que se estaba llenando de agua, así que bajó para ponerlo en un lugar más elevado. Horas después, valora si fue una temeridad: “Me podía haber pasado cualquier cosa. Ahora pienso mucho en lo que les ocurrió a los afectados de la DANA. Es cierto que, en momento así, actuamos de manera impensable”.
A pocos metros de distancia, otras vecinas achican agua también de sus locales mientras que una bomba extrae litros y litros del espacio que ocupa el ascensor en el bloque 7. En el edificio 8 aún esperan a que los bomberos puedan acudir: el elevador de este bloque está inutilizado debido a la cantidad de agua que hay en su interior. Otra vecina limpia su local, donde todas las cajas están llenas de agua. “Ninguna es mía. Como el trastero es grande, permito que mucha gente guarde aquí sus cosas, así que, a partir de mañana, supongo que irán viniendo para ver qué tiran y qué no”, comenta.
Y, ¿dónde deshacerse de todo ello? El temporal provocó que los dos contenedores que hay corrieran calle abajo. Aunque esta mañana había varios trabajadores de Sadeco limpiando la carretera, han sido dos jóvenes, vecinos de la zona, quienes se han hecho con los contenedores y los han situado en su lugar de origen. Aun así, el espacio es reducido, por lo que los vecinos piden a la empresa municipal que ponga más, que traiga cubas o permita más de una entrega de enseres en los puntos limpios que hay en la ciudad. A mediodía, Sadeco ha instalado finalmente una cuba. Uno de estos jóvenes espera poder salvar las fotos de su abuela, fallecida hace un año. “Es lo único que me importa: recuperarlas, que se sequen y las puedas escanear”.
Según el escrito remitido a este medio, la asociación vecinal se reunió con Urbanismo el 30 de enero de este año en el que se le mostró los proyectos que la Gerencia tenía en cartera, desde 2013, con el resto de administraciones implicadas, como son Emacsa y la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, aunque no se había avanzado “por falta de acuerdo”: encauzamiento de arroyos, tanque de tormentas, desvío del colector de Arroyo del Moro hacia el Alcázar, aliviadero, etc. “Se comprometieron a concertar una próxima reunión para informarnos del desarrollo de los proyectos con el resto de los organismos implicados. Hasta el momento, no tenemos noticias de ellos”. Diez meses después.
Por último, la asociación ha mostrado su agradecimiento a“ los servicios y servidores públicos que han demostrado, una vez más, su dedicación y lo necesarios que son para la ciudadanía”. Especialmente, la organización vecinal ha agradecido a los bomberos su “rápida intervención” y al interés de colectivos y personas individuales de la ciudad.
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