Una clínica veterinaria de Córdoba acoge a los polluellos que caen de los nidos por el calor y los cría hasta que pueden volar
La expresión dar alas para volar se ajusta perfectamente a la labor que Jorge y varios voluntarios realizan en la clínica veterinaria que regenta este profesional, ubicada en la Avenida de Barcelona. Con su pericia y dedicación tratan a crías de vencejos, aviones y golondrinas que, debido a las altas temperaturas, caen de los nidos. Algunos acaban falleciendo de forma inmediata debido al golpe o más tarde por no ser vistos o atendidos por la ciudadanía. Otros tienen la suerte de “caer en otras manos”. Son estos los que llegan a la clínica de Jorge, Fauna, donde los cría hasta que pueden alzar el vuelo.
La cría de estas aves se produce en estos meses, coincidiendo además con una intensa ola de calor. Los lugares elegidos para poner sus nidos son edificios altos donde las temperaturas llegan a ser altísimas. Debido al calor que se concentra en los nidos, las crías saltan, apunta este veterinario, que ha estado 15 años colaborando con el Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) aunque ahora realiza esta labor por cuenta propia.
Según explica a Cordópolis, en su clínica hay actualmente 30 crías de estas aves, todas traídas por vecinos de la zona o de otros barrios que se encuentran estos pequeños polluelos en el suelo. Aunque la procedencia de estas crías es variada, apunta que principalmente llegan de los alrededores de Carrefour La Sierra, edificio en el que también anidan, al igual que en la Mezquita-Catedral.
Una vez que Jorge recibe un polluelo en su clínica, valora el estado en el que se encuentra ya que hay casos en los que la recuperación es muy complicada dado que la caída ha afectado sobremanera al animal. En estos casos, procede a su sacrificio. En el caso de que la cría sí pueda salir adelante, Jorge informa a quienes la ha encontrado cuál es el sistema de alimentación de estas aves. “Si se ven capacitados para hacerlo, se lo llevan a casa, pero en la mayoría de los casos, las crías se quedan en la clínica puesto que no todo el mundo tiene a su alcance la comida para alimentarlos, que son gusanos e insectos”, explica este veterinario.
Jorge realiza esta labor altruista junto a tres voluntarios debido a la gran cantidad de crías que recibe. Aunque el cambio climático está detrás de esta situación, este profesional señala que “la población está un poco más concienciada de lo que está ocurriendo y en cuanto ve a estas aves en el suelo, las traen, algo que antes no ocurría”.
Durante semanas, las crías son alimentadas y cuidadas hasta que Jorge empieza a realizar diferentes pruebas para comprobar si están preparadas para salir al exterior. En una habitación, las suelta y ve cuáles son sus reacciones. “Si veo que revolotean y se mueven bien, ya están preparados para la suelta”, que se produce siempre en un punto alto dado que necesitan altura para coger velocidad y empezar una nueva vida.
Datos del CREA de los Villares
En el CREA de Los Villares se ha notado también un incremento en la llegada de aves insectívoras caídas de los nidos por el calor. Según los datos remitidos por la Junta de Andalucía a este periódico, desde que comenzó la ola de calor el CREA ha recibido ya un total de 11 vencejos comunes, 21 pálidos y siete aviones. Pero la situación en la ciudad indica que la mortandad está siendo mucho mayor.
A este respecto, la asociación medioambiental Ecourbe ha denunciado la reducción del presupuesto destinado en los CREA para las aves insectívoras y que, además, “si los voluntarios no llevan las aves, no son recogidas”. “Una vez que se entregan al CREA, no son criadas por rehabilitadores profesionales si no que se entregan a particulares voluntarios”, afirman.
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