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Carmen Reina

25 de junio de 2022 05:45 h

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La huella de la Guerra Civil en Córdoba conserva aún vestigios en buen estado que hablan de la línea del frente que hubo en el sur de la provincia. Búnkeres, fortines, trincheras, refugios o nidos de ametralladora se erigen entre olivares y guardan la memoria de la contienda en municipios como Luque o Albendín en Baena, donde el río Guadajoz hacía de frontera natural y separaba los frentes de batalla nacional y republicano.

Ese frente en el sur de Córdoba quedó prácticamente estabilizado desde el final de la campaña de la aceituna en diciembre de 1936. “Se le considera un frente relativamente tranquilo. Durante el resto de la guerra hubo operaciones militares envueltas en maniobras de distracción de otros frentes, golpes de mano y alguna rectificación de línea, pero las posiciones quedaron más o menos fijas durante los tres años” que duró la guerra, explica a Cordópolis Pepe Lozano, aficionado a esta parte de la Historia de España y autor del blog 'Vestigios de la Guerra Civil', donde vuelca el rastreo que ha hecho de la memoria de la contienda que aún se conserva en Córdoba y otras provincias, que también se pueden ver en La Trinchera Olvidada.

Fortines construidos por orden de Franco

En la zona sur de la provincia cordobesa, se levantan aún los blocaos o fortines de cemento, que fueron construidos con hormigón a prueba de todos los calibres de la época, con fuegos en todo su perímetro y rodeados por defensas. Contaban con almacenamiento para víveres, munición, agua y botiquín. “Estaban defendidos por al menos una sección al mando de un oficial y debían resistir a toda costa hasta la llegada de refuerzos”, cuenta Lozano.

Los chozos de Albendín se levantaron en el cruce de la carretera provincial entre Baena y Valenzuela y la comarcal con Albendín. Obedecían a las órdenes que dio Franco a finales de 1938 para que, a través de estas fortificaciones, se evitara la infiltración del enemigo en sus líneas en las principales vías por carretera, como había pasado en el Ebro o Extremadura. Así, en esta zona de Córdoba, destacan por su conservación los búnkeres del Alamillo -puestos en valor y visitables con ruta señalizada- y los del Aceitunillo.

'Casamatas' de dos plantas

En estas construcciones también se conservan los denominados nidos, pequeños fortines creados para la instalación de una ametralladora. Básicamente, estas construcciones contaban con una casamata principal de dos plantas, con espacio destinado a literas, botiquín y aljibe. La planta de abajo y la superior estaba rodeada al completo por aspilleras de fusilería, que cubrían todos sus flancos. Y la construcción se comunicaba por galerías subterráneas con los nidos de ametralladora que batían todos los frentes.

Recorriendo buena parte de esta zona se puede observar también las troneras o aspilleras, agujeros que se realizan para el disparo (bocas de fuego). “Generalmente cuando son para fusilería que son más pequeñas se les llama aspilleras y para armas mayores, troneras”, explica Lozano.

Trincheras en la Loma del Tinadillo

Y conservadas en buena parte de su trazado, entre olivares, se pueden ver las trincheras. Destacan las de la Loma del Tinadillo, que estaban en primera línea de frente, a unos dos kilómetros del río Guadajoz. Al otro lado del río, estaban las posiciones republicanas. En un recorrido por la zona, se han localizado las trincheras que rodeaban toda la loma, distinguiéndose aún sus trazados y los chozos y puestos de tirador con los que contaban. “Fueron posiciones que estuvieron en primera línea durante prácticamente toda la contienda”.

Estos vestigios de la Guerra Civil han sido utilizados después por quienes poblaban en un momento u otro estos campos. Pastores, cazadores y aceituneros han usado los búnkeres y chozos para guarecerse de la lluvia y el frío. Y, aunque con el paso del tiempo y la mano del hombre, de estos vestigios han desparecido partes 'aprovechables' como la ferralla o los ladrillos, el trazado de las trincheras y los bloques de hormigón con los que se construyeron los fortines y otras posiciones, los hacen aún visibles y guardan la memoria de la Guerra Civil en esta zona de Córdoba.

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