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Un siglo del cierre del hotel más mítico de Córdoba

Uno de los patios del Hotel Suizo en una imagen de publicidad de la época.

Alfonso Alba

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En 2019, apenas quedan cinco o seis cordobeses con vida que recuerden el hotel más mítico que tuvo la ciudad de Córdoba. Pero su nombre ha trascendido generaciones de cordobeses, principalmente de abuelos a nietos, y permanece en la ciudad la memoria histórica de lo que un día fue uno de los hoteles más importantes del sur de España.

En el año 1919, los herederos de los hermanos Puzzini le vendieron al Ayuntamiento de Córdoba el inmenso edificio del Hotel Suizo. Ese año, el establecimiento de más de 2.000 metros cuadrados -construido con restos de Medina Azahara-, sus 75 habitaciones de lujo y unas paredes que escucharon de todo cerró las puertas. El Ayuntamiento aprovechó la adquisición para demolerlo... y para poder construir la plaza de Las Tendillas. Hoy es imposible entender esta plaza del centro de la ciudad sin la demolición de un mito.

Los hermanos Puzzini, que habían hecho fortuna construyendo hoteles en ciudades de toda España a las que llegaba el ferrocarril, hicieron lo mismo en Córdoba. En 1860 se instalaron en un local de la calle Diego de León mientras levantaban un gigante: el Hotel Suizo, en la entonces llamada calle Paraíso (una zona entre Las Tendillas y los edificios de oficinas de Telefónica). La obra duró diez años y se inauguró en 1870, sobre el solar de las casas convento de la Encomienda de Calatrava.

Cuando el Hotel Suizo abrió sus puertas maravilló a los cordobeses... pero sobre todo a los viajeros. Sus 75 habitaciones, su comedor para alimentar a 150 comensales a la vez, su posterior confitería, sus historias, sus negocios y el lugar sobre el que se asentó lo convirtieron en un espacio mítico. Más, incluso, que el famoso Meliá que ocupa el actual Palace en el Paseo de la Victoria.

Los tres hermanos Puzzini (de origen suizo) hicieron fortuna en la ciudad con varios negocios orientados a la hostelería. Existió un café Suizo, una previa fonda Suiza y hasta una heladería en el Bulevar del Gran Capitán. Sus herederos lo tuvieron más difícil. Sus hijos y sobrinos no pudieron afrontar el negocio cuando lo heredaron en 1910 y en 1919 se lo traspasaron al Ayuntamiento.

El Ayuntamiento compró el mítico edificio por 565.000 pesetas. El objetivo era unir en línea recta las calles Gondomar y Claudio Marcelo (aún para muchos la calle Nueva) y hacer de Las Tendillas el centro real de la ciudad, donde también conectaría la calle Cruz Conde (que esta semana ha perdido su nombre).

Cuando se demolió, el nombre de este hotel quedó en la memoria de miles de cordobeses. También sus historias, que fueron narradas de abuelos a nietos. Ahora, este fin de semana, justo cuando se ha cumplido un siglo de su cierre (no se demolió hasta 1923) hay otro hotel que abre sus puertas en la antigua Casa Colomera. Pero eso es otra historia.

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