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Santaella: un paseo por su historia a través de sus fuentes

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Alejandra Luque

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Las fuentes que se asientan en el municipio de Santaella son un reflejo de su historia, de sus tradiciones y de la población que las puso en marcha para suplir una de las principales carencias de esta localidad: la inexistencia de un río caudaloso que proveyera de agua a sus ciudadanos. Por ello, las distintas poblaciones que han dado vida a Santaella buscaron en las fuentes un modo de supervivencia. Así, el municipio se encuentra rodeado de una red de fontanas que se ha mantenido a lo largo de los siglos y que ha configurado un paisaje que hoy da lugar a la Ruta de las Fuentes. Dado que el camino es fácilmente accesible, esta ruta puede hacerse tanto a pie como en bicicleta, aunque si el visitante escoge este vehículo, el camino es un poco más largo. De esta forma, el transeúnte andará cerca de diez kilómetros mientras que el ciclista recorrerá cerca de 19 kilómetros.

Hasta 2003, las fuentes se encontraban en total abandono. El paso del tiempo, las inclemencias meteorológicas y la propia acción humana hicieron que estos elementos históricos perdieran su belleza e, incluso, su utilidad. Hubo otras, como es el caso de la Fuente del Santo, que permanecieron soterradas durante mucho años. Sin embargo, con la aprobación de un plan de restauración en 2003, el Ayuntamiento de Santaella y la Diputación de Córdoba aunaron esfuerzos para resaltar el valor patrimonial de estas fontanas.

De este modo, el plan de remodelación tuvo tres fases principales: un estudio de los elementos estructurales de cada fontana así como la restauración de la construcción y una recuperación de los entornos manantiales que rodeaban a las fuentes. Este arduo trabajo ha permitido que vecinos y foráneos puedan visitar hasta ocho enclaves que fueron de vital importancia para el municipio. No obstante, no son los únicos existentes en Santaella ya que la localidad cuenta con otros que no han sido restaurados o que se encuentran en terreno privado.

La ruta comienza en el parque Federico García Lorca, donde un camino que surge por la derecha nos lleva hasta la Fuente de la Cañada del Jardín. Aunque se desconoce la fecha exacta de su construcción, los testimonios escritos y orales señalan que la fontana es anterior a 1929. A poco más de dos kilómetros y medio se encuentra la siguiente fuente de la ruta, a la que denominan Del Pilón. Al igual que la Fuente del Santo, ésta también permaneció enterrada durante algunos años impidiendo, así, abastecer a la villa. Su construcción data del siglo XVII aunque otros testimonios históricos apuntan que fue construida por la aportación popular en 1812.

La siguiente fuente con la que nos encontramos es la Fuente del Santo y su nombre también entraña historias y leyendas de Santaella. Hay quien asegura que su denominación proviene del Convento del Santo Bastián que se levanta justo detrás de la fuente. Sin embargo, otros señalan que el nombre se debe a la presencia de la imagen de San Bastián en la fontana. Se compone de una larga canalización subterránea, en forma de atarjea, que aporta el agua de esta fuente desde el Norte. Gracias al trabajo de remodelación, parte de esta canalización aparece hoy descubierta.

A poco más de 300 metros aparece la Fuente de la Mina, que está rodeada de un muro de mampostería que permite cercarla y, a su vez, evitar corrimientos de tierra cuando se producen fuertes lluvias. Esta fuente ya existía a comienzos del siglo XVII, según cuentan las actas capitulares, es decir, los documentos que daban cuenta de la administración y de la gestión del ayuntamiento de la época. Su primera restauración fue en 1791, junto con la Fuente del Santo, y la segunda se realizó en 2003. En relación a su nombre, éste responde a la cercanía que presenta con la mina o galería subterránea que lleva el agua hasta la Fuente del Santo.

La Fuente del Cañuelo es, tal vez, la más caudalosa de todas dadas sus mayores dimensiones. Construida en el siglo XVII, la historia cuenta que el alguacil mandó hacer un camino que facilitara el acceso entre el pueblo y la fuente ya que su uso principal fue abastecer a la población, como ocurrió con la Fuente de la Pita. Ésta se encuentra situada en la zona norte de la población, junto al casco urbano, y se construyó en el siglo XVII. Todavía puede verse la rejilla sobre la que se colocaban los cántaros para poder llenarlos.

La ruta se despide con la Fuente de la Lágrima, del siglo XX, y la Del Pilar, de la que no se tienen fechas de construcción. Uno de los aspectos más llamativos de la Fuente de la Lágrima es que su caño impedía que el agua fluyera con normalidad, por lo que había que soplar fuerte hacia el interior para poder consumir agua. Por último, la Fuente del Pilar se encontraba en las tierras del cortijo El Fontanar, que constituyó un asentamiento de varios vecinos, quienes, más tarde, dieron origen a la aldea del Fontanar.

La remodelación de estas fuentes ha permitido al municipio poner en valor un atractivo turístico más para, así, abrir su riqueza más allá del aspecto puramente patrimonial. De esta forma, durante los fines de semana son muchos los que deciden realizar esta ruta, disfrutar del paisaje y recordar la historia de estas fuentes de las que brotará siempre la vida de Santaella.

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