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¿Sacó Gerda Taro el icono de las guerras del siglo XX?

Paraje del Haza del Reloj en Espejo | MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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El director general de la Oficina de la Memoria Democrática quiere que el paraje de Espejo donde se fotografió 'Muerte de un miliciano' se convierta en Lugar de la Memoria

Robert Capa nunca existió realmente. El fotoperiodista con nombre de héroe intrépido de película de Hollywood fue una invención de una pareja de reporteros de guerra apátridas y judíos que pensaron que así venderían mejor sus instantáneas a los grandes medios y agencias de noticias en los años treinta. Ella era de origen alemán y se llamaba Gerda Taro y él, húngaro, Endre Friedmann. Juntos recorrieron España en los primeros meses de la guerra civil y juntos convirtieron a Capa en un mito de la mano de una de las imágenes icónicas de los conflictos bélicos del siglo XX, la Muerte de un miliciano.

Gerda murió pocos meses después de que aquella fotografía quedase inmortalizada en una cámara y Friedmann terminó quedándose con el nombre del personaje ficticio que firmaba las fotos de ambos, convirtiéndose para siempre en el inmortal Robert Capa que pasó a la historia como uno de los grandes reporteros de la Segunda Guerra Mundial, cofundador de la agencia Magnum y leyenda de la fotografía. Pero... ¿Y si Muerte de un miliciano no hubiese sido la obra de Capa-Friedmann, sino de Capa-Taro? Esa es la fascinante hipótesis que ha lanzado el investigador Fernando Penco en su artículo Gerda Taro: una fotógrafa olvidada (publicado en Mito Revista Cultural) y sobre el que va a ahondar en Espejo en las primeras jornadas sobre Robert capa que se van a celebrar en el municipio.

Penco fundamenta su tesis -que no es nueva ni exclusiva pero para la que ha encontrado nuevos indicios que la refuerzan- en el ensayo de Eijiro Yoshioka, el último y más reciente trabajo que sobre Muerte de un miliciano se ha escrito. Curiosamente, el japonés no cuestiona la autoría de Capa pero reconoce algo que para Penco es fundamental y clave: la foto del miliciano se tomó con con una Reflex Korelle –la cámara que, según el investigador Irme Shaber, biógrafa de Gerda, solía usar la fotógrafa entre agosto y septiembre de 1936– y no con la Leica de Capa, como se creía.

“Basándose otra vez en Schaber, el japonés, cimienta su teoría en la Reflex Korelle y asume abiertamente que Muerte de un miliciano se hizo con el formato de 6 por 6, por lo que deduce que la foto fue realizada con la cámara que se ha venido atribuyendo a Gerda Taro, y no con la Leica”, señala Penco.

El historiador ahondará en su hipótesis, “que es solo un camino que abro, no digo que la foto la sacase Gerda Taro”, en las jornadas de Espejo el sábado a las 19.30. En estas jornadas que se inauguran el miércoles y se prolongarán hasta el domingo, participa también el fotoperiodista de guerra Emilio Morenatti, uno de los mejores ejemplos del reportero comprometido que ha cubierto los más recientes conflictos bélicos en Oriente Próximo y Asia.

La conferencia inaugural correrá a cargo de Luis Naranjo, el director general de la oficina de Memoria Democrática de la Junta. Naranjo destacó el compromiso con la República española de Capa y Gerda Taro y avanzó que desea que el paraje donde se tomó la imagen de Muerte de un Miliciano, la haza del reloj, se convierta en uno de los lugares de la memoria que su departamento está catalogando y señalizando.

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