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El regadío cordobés se convierte en secano ante la falta de lluvia

Sequía en el Guadalquivir

Alfonso Alba

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Tras el espejismo de las lluvias de diciembre, que aliviaron algo la alarma de que el suministro de agua para el consumo humano en la provincia de Córdoba peligrase, la falta de precipitaciones desde entonces y unas previsiones muy pesimistas a corto y medio plazo, la agricultura y la ganadería cordobesa atraviesan una situación más grave incluso que el año pasado a estas alturas. Tanto que hay grandes extensiones de regadío en la provincia de Córdoba que este año se van a transformar en parcelas de secano.

Este miércoles se celebra el Día Mundial del Agua, una jornada que en la provincia de Córdoba se vive con preocupación extrema: no hay previsión de lluvia al menos hasta los primeros días de abril. Y las previsiones señalan que de llover sería algo escaso y testimonial.

Los primeros en dar la voz de alarma en la provincia de Córdoba han sido los miembros de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), que han señalado que los regantes están atravesando momentos críticos ante esta perspectiva. Para este miércoles a las 13:00, la patronal agraria Asaja ha convocado una concentración de regantes en el embalse del Cordobilla, en Puente Genil. Asaja reclama una solución ante un pantano de derivación que está colmatado y que apenas se puede usar. Aunque el problema de la falta de agua es endémico.

La última reunión de la Comisión de Desembalse de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) señaló que en el mejor de los casos en la provincia de Córdoba cada regante podrá usar unos 700 metros cúbicos de agua por parcela “en el mejor de los casos”. Esa cantidad supone “un riego y medio”, según los cálculos del secretario provincial de UPA, Miguel Cobos. Es decir, solo se podría regar una vez y una parcela a la mitad.

Ante esta perspectiva, los regantes con cultivos no leñosos se están planteando cuando no haciendo cambiar el régimen de cultivo. Es lo que comenzó a ocurrir el año pasado: muchos optaron por sembrar algodón. Con los 700 metros cúbicos de agua por hectárea se podía regar una parte y salvar el cultivo. El resto se declaró en secano y se lograron ayudas europeas a la producción que salvaron in extremis a muchos agricultores de la ruina.

“En Córdoba tenemos pocas alternativas al regadío”, ha detallado Cobos. Muchas parcelas están sembradas de olivos, almendros, naranjos y limoneros. Son cultivos leñosos que no se pueden transformar de la noche a la mañana. En el caso del olivar, se trata de un árbol especialmente resistente a la sequía, pero que cuando no llueve tiene un problema: “tira la aceituna”. Es decir, se deshace del fruto para sobrevivir. Ante la falta de regadío y de lluvias se espera que la campaña de aceite de oliva vuelva a ser muy corta. La producción volverá a ser escasa y, probablemente, compensada por los precios muy altos que se están pagando en este momento (más de cinco euros el litro de aceite de oliva virgen extra).

Peor perspectiva tienen el resto de leñosos. Sin riego, los cítricos tienen muy difícil sobrevivir a varios meses sin agua. En el caso de los almendros ocurre lo mismo. Si no llueve en primavera ni hay agua para regar en verano muchos de estos árboles morirán y las pérdidas en la agricultura cordobesa serán millonarias. Es un escenario que se rozó el año pasado, pero que se salvó por los riegos extraordinarios de la época estival. Este año ese regadío no está garantizado.

SOS de los cultivos de invierno

Mientras tanto, los agricultores cultivadores de hortícolas de invierno con un alto beneficio social y económico han lanzado su particular SOS. No tienen agua para regar unas 1.500 hectáreas de ajos, 200 de cebollas, 500 de patata, otras hortícolas de invierno e invernaderos como espárrago, sandía, melón, tomate, calabacín, etc. que suman otras 900 hectáreas. Sin agua estos cultivos no serán viables. .

“Estas explotaciones no necesitan el agua en verano, pues los cultivos de invierno con un pequeño aporte de agua, pueden terminar su ciclo vegetativo y productivo, y ahora es el momento crítico para hacerlo, pues en caso de no poderlos regar, se perderán las cosechas y por tanto será la ruina de sus explotaciones”, señalan desde UPA, que advierten que “necesitan urgentemente dar un riego de emergencia en el mes de marzo para intentar que no se pierdan estas cosechas. Son conscientes de que el agua empleada será a cargo de la dotación asignada en futuras Comisiones de Desembalse”.

“Por ello desde UPA Córdoba pedimos a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir que autorice una suelta de agua, lo más pronto posible, para que las Comunidades de Regantes puedan tomar pequeñas cantidades de agua y se puedan realizar estos riegos de extrema urgencia y vital importancia para estos cultivos”, han concluido.

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