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El embalse de Iznájar deja atrás la situación de emergencia y relajará las restricciones en el sur de Córdoba

Pantano de Iznájar

Alfonso Alba

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El gigante hídrico de Andalucía, el pantano de Iznájar, acaba de dejar atrás la situación de emergencia que vivía desde hace dos años. El embalse más grande de la región acaba de superar los 251 hectómetros cúbicos de agua, el umbral que separa la declaración de “emergencia” de “alerta”. Esa superación relajará las restricciones que se aplican desde hace dos años en todo el sur de la provincia de Córdoba, donde viven unas 200.000 personas. Las nuevas restricciones tienen que ser aprobadas por el comité de sequía de la empresa provincial de Aguas de Córdoba, Emproacsa, en su próxima reunión.

Iznájar es un embalse a largo plazo y con una enorme cuenca, especialmente al sur de la provincia de Jaén y de gran parte de la de Granada. La nieve de Sierra Nevada, en su cara norte, por ejemplo, es un recurso extraordinario que le hace aumentar su reserva en verano. Este fin de semana, la cuenca de Iznájar ha sufrido tormentas severas que han hecho crecer las escorrentías. Esto ha provocado que este lunes en Iznájar haya ya casi 253 hectómetros cúbicos de agua. El pantano está aún al 27,4% de su capacidad.

Pero las dimensiones colosales de Iznájar hacen que aunque parezca que está muy vacío la cantidad de agua que retiene sea muy grande. Sus 253 hectómetros cúbicos de agua son más que la cantidad que ahora mismo hay guardada entre el Guadalmellato y San Rafael de Navallana, que suministran a Córdoba capital. El Guadalmellato está al 94% de su capacidad y Navallana por encima del 71%.

Triple función

Iznájar es un embalse con una triple función: genera electricidad, abastece a 200.000 personas del sur de la provincia de Córdoba y riega miles de hectáreas agrícolas. Y es aquí a donde se destina la mayor parte de sus recursos. Por eso, es un pantano que hace una década estuvo casi lleno (con cerca de 900 hectómetros cúbicos de agua) pero que con los riegos para atender sus compromisos es épocas en las que llovió poco se vació rápidamente.

Iznájar es el pulmón hidrológico de todo el sur de la provincia y de su situación depende de las restricciones de los municipios de Aguilar de la Frontera, Almodóvar del Río, Baena, Benamejí, La Carlota, Castro del Río, Doña Mencía, Encinas Reales, Espejo, Fernán-Núñez (en parte), Fuente Carretero, Fuente Palmera, Guadalcázar, La Guijarrosa, Iznájar, Lucena (en parte), Luque, Montalbán de Córdoba, Montemayor, Montilla, Monturque, Moriles, Nueva Carteya, Palenciana, Posadas, Puente Genil, La Rambla, San Sebastián de los Ballesteros, Santaella, La Victoria y Zuheros.

Actualmente, sobre estos pueblos ya pesan restricciones. Emproacsa bombea un 10% menos de agua a sus depósitos municipales y prohíbe el riego de parques y jardines, el baldeo y el llenado de piscinas. Además, insta a los ayuntamientos a publicar bandos municipales haciendo recomendaciones a la población para reducir el consumo y busca nuevos recursos en la zona. Pero, ¿qué supondría pasar de emergencia a alerta? Sobre el papel, seguiría prohibido el uso de agua potable para llenar piscinas durante este verano. Pero se reducirían en parte algunas restricciones. Emproacsa podría, si así lo decidiese, mejorar el bombeo de agua a los depósitos municipales. Y permitiría el riego de parques y jardines, aunque con medidas de ahorro, además de que vuelvan a funcionar las fuentes ornamentales.

Pero Iznájar tiene muy lejos alcanzar la normalidad. Es prácticamente imposible que lo haga antes de este verano. Para lograrlo, tendrían que alcanzar los 512 hectómetros cúbicos de agua. Es decir, el doble de su nivel actual. Para ello, necesitaría lluvias muy abundantes y constantes en su cuenca, algo que a estas alturas de la primavera parece ya poco probable.

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