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Cabras montesas
Las cabras montesas bajan hasta los olivares de la campiña de Córdoba

Carmen Reina

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Las cabras montesas que hasta ahora se habían podido ver puntualmente en altas montañas de la provincia de Córdoba, como la Sierra de Rute en la Subbética, han bajado hasta la campiña cordobesa, a parajes llanos poblados de olivares.

Hace solo unos días, un grupo de cabras montesas eran vistas entre los olivos de una zona entre los municipios de Castro del Río y Nueva Carteya, en plena campiña de la provincia de Córdoba. Los ejemplares que quedaban a la vista eran hembras y pudieron ser grabadas cerca de la carretera N-432, en el cortijo de Izcar Bajo, por el arqueólogo y profesor de la Universidad de Córdoba, Rafael Martínez. También se ha visto alguna cabra montesa cerca del yacimiento arqueológico de Ategua, en la barriada de Santa Cruz, a unos 30 kilómetros de la capital.

“Esta especie de cabras pirenaicas o cabras montesas tienen una subespecie que pueblan sierras como Cazorla (Jaén) o Sierra Nevada (Granada)”, la capra pyrenaica hispanica, explica a Cordópolis. En la provincia de Córdoba, aunque históricamente sí hay indicios de su presencia, durante décadas estuvieran desaparecidas y, “ya en este siglo, hace unos diez o quince años que se han visto en alguna zona de las Sierras Subbéticas, porque en El Torcal de Antequera (Málaga) también habita algún grupo”.

“La gente mayor del campo no recuerda haberlas visto en Córdoba, salvo en la sierra de Rute de vez en cuando”, dice sobre la presencia de las cabras montesas en plena campiña cordobesa.

Ver ahora a esta especie ramoneando a su antojo entre olivos se explica también “porque no hay depredadores. Aquí ya no hay lobos”, recuerda el profesor. Además, es un animal que se reproduce abundantemente. “En Sierra Nevada tienen que hacer hasta muertes controladas”, cuenta, para que las manadas no crezcan sin control.

Las cabras montesas no necesitan la presencia de agua abundante como otras especies como los ciervos. En esta época de sequía, con los arroyos solo corriendo cuando hay muchas lluvias, estos animales se adaptan fácilmente porque “beben del rocío” y con eso les basta.

Para alimentarse, tampoco les importa que no haya mucha hierba ni matorrales -ni antes en los altos picos de montaña ni ahora en los terrenos poblados por olivares-, puesto que ramonean y se comen las puntas de las ramas, los brotes, de los olivos.

La cabra montesa (capra pyrenaica) desarrolló una subespecie (hispanica) que es la que puebla algunas montañas en el sur de España. Durante periodos de la historia, su presencia sí estuvo radicada en la provincia de Córdoba, donde huesos y otros indicios muestran que poblaban estas tierras desde la Prehistoria hasta la época romana. Más recientemente, las cabras se podían cazar hasta antes de la Guerra Civil, momento después del cual coincide con la extinción del lobo -su depredador-, de estas tierras del sur y su expansión en núcleos montañosos.

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