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El otro protocolo

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Juan José Fernández Palomo

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En el vestíbulo de entrada del Ayuntamiento, habilitado para la ocasión con sillas y una pantalla de vídeo, se vive un ambiente festivo que combina risas, aplausos y algún abucheo durante la celebración del pleno de investidura

Mientras en el salón de plenos, en la planta noble del edificio de Capitulares, se encuentran los 29 ediles en sus asientos, la mesa de edad constituida y un público de autoridades y representantes de instituciones cordobesas perfectamente reglado; mientras en su patio aledaño, también apoyados con dos pantallas, se encuentran, sobre todo, familiares de los nuevos integrantes de la corporación y allegados; “abajo, abajo”, como decía el poema de Benedetti, estaba la gente.

Algunas personas llegaron tarde –o cuando pudieron o quisieron-; pero durante la ceremonia ocuparon un aforo que rondaba la centena.

En la puerta del edificio, una representación de la Acampada Dignidad con una pancarta que pedía agua para el Rey Heredia. Junto a ellos, un grupo de mujeres, sostenía un cartel que rezaba: “Bolsa de Sadeco/Tú nos echaste/Ahora nosotros te echamos a ti/A las listas del SAE”. Un hombre, en silencio, sostenía un folio a la altura de su pecho con la leyenda: “Ni fulleros ni toreros/ es la casa del pueblo/Respetadla!”.

Dentro, mientras se presenta la nueva corporación y lo ven en la tele, abucheos para cada uno de los representantes de la bancada popular, especialmente sonoros para el exalcalde, para Rafael Navas o María Jesús Botella. Rumor festivo cuando aparecen los ediles del PSOE. Aplausos para cada uno de los representantes de la agrupación de electores Ganemos Córdoba y para los elegidos por IU. Silencio indiferente, un poco taurino, cuando se levantan el representante de UCOR y los de Ciudadanos.

A las 11.30 en punto se anuncia que, con quince apoyos, Isabel Ambrosio es la nueva alcaldesa de Córdoba: aplauso cerrado.

Comentarios cuando se sucede la ceremonia del intercambio del bastón de mando, la promesa del cargo y el beso que lanza la alcaldesa.

Los portavoces de los nuevos grupos municipales: no le hacen caso a UCOR, tampoco a Ciudadanos. Hay público que sale a la puerta a fumarse un pitillo o a charlar. Al representante de IU le atienden los simpatizantes y le aplauden y celebran su cita final de Eduardo Galeano. Rafael Blázquez, de Ganemos Córdoba, cierra su intervención con un “Sí se puede” que es coreado por los asistentes.

Es el turno de José Antonio Nieto. Desde fuera se oyen voces como de estadio –no son muchas-: “Nosotros nos quedamos, Nieto tú te vas, lalalá...”

Nieto sigue desgranando el balance de su mandato, sin mucho seguimiento desde el público del vestíbulo, cuando, oh, casualidad, se pierde por unos momentos la señal de la tele. Risas y una voz que dice “Good bye, my friend!”. Más risas.

Llega el turno de Isabel Ambrosio y su primer discurso institucional como alcaldesa. Abajo, la gente ya tenía gana –o necesidad- de hacer otros quehaceres en el mediodía del sábado. Algunos abandonan ya Capitulares. Una mujer, con chanclas, blusa de lunares y bermudas lleva de la mano a un chavalito, musita, en perfecto román paladino, mientras sale por la puerta: “ojalá no la caguen, que no la caguen…”

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