Pérez Giménez se venderá por lotes si no encuentra comprador
El juez fija para el lunes la subasta por 11 millones de euros a la que aún no se ha presentado nadie; si queda desierta, la compañía se venderá por lotes
Lunes, a las 10.30 es el Día D y la Hora H para Laboratorios Pérez Giménez. Si a esa hora y ese día no hay una empresa que se haya presentado, con todas las garantías, a la subasta para hacerse con los que todavía hoy siguen estando considerados como los laboratorios farmacéuticos más modernos del Sur de Europa la fábrica quedará abocada a la liquidación y a su venta por lotes.
De momento, ninguna empresa ha presentado el aval de un millón de euros necesario para poder presentarse a una puja por todos los laboratorios, que el Juzgado de lo Mercantil de Córdoba valora con un precio de partida de 11 millones de euros. Y el siguiente paso que tendría que tomar obligatoriamente el juez para intentar resarcir una deuda millonaria es el de acometer la venta por lotes de toda la compañía, que abocaría al desempleo a sus 180 trabajadores y que rompería, finalmente, el objetivo de que la fábrica, localizada en Almodóvar del Río, funcionase, prosperase y generase riqueza en la zona.
Y no ha sido por intentos. La multinacional LPG Pharmula consiguió ganar una subasta por los laboratorios celebrada a final del año pasado, pero fue incapaz de conseguir que los bancos a los que Pérez Giménez les debe 60 millones de euros le refinanciaran esta deuda. Por eso, finalmente tuvo que desistir y el juez convocar una nueva subasta para el 24 de febrero a las 10.30 en la que se reducía sustancialmente el precio de salida hasta los 11 millones de euros (teniendo en cuenta que los laboratorios están valorados en más de 58 millones de euros.
HISTORIA DE UN CONCURSO DE ACREEDORES
La situación que sufren los Laboratorios Pérez Giménez, ubicados en Almodóvar del Río, desde hace dos años es una especie de metáfora de la crisis económica que azota a Andalucía. En el interior de estas gigantescas instalaciones a las faldas de Sierra Morena está la maquinaria más moderna para la fabricación de medicamentos de todo el Sur de Europa con la plantilla mejor cualificada de la zona (casi todos son licenciados y de los mejores de su promoción). Lo tenían todo para triunfar: el tótem del I+D+i, con el apoyo de la Administración y además la patente (hoy perdida) de medicamentos de éxito como el archifamoso Calmante Vitaminado. Sin forzar demasiado la máquina y al 55% de su producción, Laboratorios Pérez Giménez están preparados para alcanzar una facturación anual de 30 millones de euros. Pero falló la gestión y lo que tenía que ser ahora mismo la cadena de producción de medicamentos más importante de España saldrá a subasta pública el próximo lunes 16 de septiembre. Mientras tanto, sus casi 200 trabajadores (de altísima cualificación) acumulan retrasos en el abono de sus nóminas que superan el año.
En marzo de 2012, los gestores de Pérez Giménez se vieron incapaces de hacer frente a las deudas y solicitaron el concurso de acreedores. La culpa de todo, según coinciden fuentes concursales, fue precisamente la construcción de los laboratorios más modernos del Sur de Europa. Pérez Giménez era dirigida por el nieto del creador del popular Calmante Vitaminado, que ha sido el analgésico español más vendido. Creado en 1954 en un pequeño laboratorio de Aguilar de la Frontera (Córdoba), triunfó en plena depresión económica franquista, cuando la importación de medicamentos era muy cara e inalcanzable para la mayoría de los españoles. En 2009, se inauguraron las instalaciones de Almodóvar del Río. Esta operación estaba hipotecada a la construcción de un centro comercial en los suelos liberados por la antigua fábrica, que nunca llegó a producirse. La empresa que tenía que hacerlo denunció a Pérez Giménez y ahí arrancó la cascada de problemas.
Un año después de inaugurar a bombo y platillo la fábrica, la familia Pérez Giménez fue incapaz de hacer frente a la deuda (se previeron ingresos que nunca llegaron) y se vio forzada a vender la fábrica por un simbólico euro a la empresa Tecris. Esta firma, de capital catalán, era un complejo entramado empresarial que en principio se comprometió a asumir la deuda y a invertir diez millones de euros más, pero que al final acabó denunciado por los trabajadores, que acusaban a sus gestores de desviar los fondos públicos (de la Agencia Idea) que recibieron para intentar reflotar la empresa en su propio beneficio. Entre los socios de Tecris estaba a la cabeza José Enrique Rosendo, hijo del exalcalde de El Pedroso (Sevilla) e imputado desde hace dos años y medio por la jueza Mercedes Alaya, que lo considera uno de los grandes beneficiarios de los ERE fraudulentos. Junto a Rosendo, Tecris estaba integrada por los empresarios Jacinto Romeu Masip y Balbino Fraga (fundador del diario El Mundo), el empresario Joaquín Garreta, Pedro Pérez (vicepresidente de la constructora San José), Manuel Delgado Solís (de ACS), María José Hélice (del Grupo Suma) y Javier Gómez (Bodybell).
El dinero de Tecris nunca llegó, la crisis en Pérez Giménez se convirtió en endémica y se dejó de fabricar el pulmón de Pérez Giménez, Calmante Vitaminado que en 2011 todavía llegaba a 14.000 farmacias de toda España. La Junta de Andalucía intentó evitar el desastre. Comprometió dos millones de euros para que se pagaran nóminas y se comprara material para seguir fabricando Calmante Vitaminado. El dinero llegó pero no se dedicó a tal fin, como denunció el sindicato CTA, que mantiene el asunto en los tribunales.
En agosto de 2011, Tecris tiró la toalla y traspasó el negocio a la empresa barcelonesa Spheric Nanohealth, del médico Sergio Martínez. Éste llegó con la intención de encontrar inversores, pero nuevamente se topó con la crisis y con una deuda imposible de pagar después de que Pérez Giménez perdiera la fabricación del Calmante Vitaminado. La firma apenas ingresaba entre cinco y seis millones de euros al año, y disparaba en otro tanto su deuda anual. En marzo de 2012, Sergio Martínez se reconoció incapaz de enderezar la situación y depositó Pérez Giménez en el Juzgado de lo Mercantil de Córdoba.
Ahora mismo, los laboratorios están valorados (uniendo material y masa salarial) en 58 millones de euros. 36 millones es lo que valen sus modernas instalaciones para la fabricación de medicamentos. La deuda total de Pérez Giménez con sus acreedores (principalmente bancos y administraciones públicas) es de 60 millones de euros.
Mientras tanto, los trabajadores asisten a la subasta con el corazón en un puño. “Muchos han tenido que vender ya todo su patrimonio para poder sobrevivir durante este último año”, relata el responsable del sindicato CTA en Córdoba, Francisco Moro. La plantilla lleva un año sin cobrar sus nóminas pero no pueden acceder al subsidio por desempleo porque técnicamente siguen teniendo un puesto de trabajo por el que no perciben ningún salario. “Sobreviven como tantas personas en este país, gracias al apoyo de las familias y a que lo están vendiendo todo”.
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