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REPORTAJE

Voces del comercio local: el esfuerzo, la especialización y las demandas de ayudas

Moisés Martín, Ana Lavirgen y Rubén Sánchez, comerciantes.

Carmen Reina

13 de octubre de 2025 20:20 h

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Esfuerzo, adaptación al cliente, nuevos productos y servicios, y un tesón a prueba de obstáculos pueden ser los elementos comunes que varios comerciantes de barrios de Córdoba muestran como la fotografía común de este sector, el comercio local, que demanda ayudas a las instituciones para su supervivencia frente a grandes superficies y grandes cadenas.

Cordópolis ha querido pulsar al sector del comercio de cercanía con tres representantes que han sido distinguidos en la reciente Gala de Reconocimientos del Comercio de Córdoba y que representan a tres perfiles distintos -una mujer, un joven y un comerciante de mercado municipal-, para conocer cómo es el día a día de los comercios más cercanos.

Ana Lavirgen Pulido, al frente del negocio familiar de más de 60 años Persiana Lavirgen en Ciudad Jardín; Rubén Sánchez, joven comerciante impulsor de Ferretería Santa Rosa; y Moisés Martín, desde su carnicería del mercado de La Corredera, muestran cómo es el día a día de este sector, el esfuerzo permanente que desarrollan y la cercanía con su clientela, como principales anclajes para los comercios pequeños en los barrios, mientras también demandan ayudas de las instituciones frente a las grandes compañías.

Reconocida entre las mujeres comerciantes en la reciente gala de premios del sector, Ana Lavirgen Pulido está al frente de un negocio con 60 años de trayectoria desde que lo pusieran en pie sus padres, es un clásico de Ciudad Jardín, ubicado en la calle Camino de los Sastres. “El negocio lo levantaron mis padres, María y Bartolomé”, recuerda en una charla con este medio. Con ellos al pie del cañón, Ana ya empezaba a trabajar en la tienda en sus vacaciones mientras estudiaba Empresariales. Y, cuando terminó la carrera, “ya entré definitivamente, hace 34 años”.

Ana Lavirgen,  de Persianas Lavirgen.

Locales comerciales convertidos en pisos turísticos

Ella y sus hijos llevan ahora el negocio, cuya longevidad cree que tiene el 'secreto' del esfuerzo y la atención personalizada al cliente. “Tanto los que eran clientes de mis padres como sus hijos siguen viviendo porque confían en nosotros. Porque saben que no vamos a aprovecharnos del cliente, sino a darle lo que verdaderamente necesitan y aconsejarle”.

Porque reivindica ese trato con el cliente que tiene el comercio de cercanía, la dedicación persona a persona, como el mayor valor. La especialización de su negocio en todo tipo de persianas y otros elementos como mosquiteras, estores o cortinas, han guiado el rumbo de este negocio que, durante seis décadas, ha sobrevivido a mejores y peores momentos. Lavirgen cree que ahora el sector atraviesa uno de los malos: “El comercio local está muy mal. Cada vez peor”.

Pone el foco en que, “aparte de por el efecto de las grandes superficies” en la competencia feroz de grandes cadenas frente al pequeño comercio, “a los autónomos no nos ayudan nada”. “Somos los que, fundamentalmente, mantenemos a la ciudad y si tú te das un paseo, cada vez hay menos locales con negocios y cada vez hay más locales con pisos turísticos”. A ello suma “las subidas de impuestos. Estás trabajando para otra persona”, dice sobre lo que suponen estos pagos.

Y pide que se actúe en barrios como el de Ciudad Jardín, contra esa proliferación de locales que no se destinan al comercio, además de otras medidas de ayuda. “No nos cuidan nada al comercio y es una lástima. Yo recuerdo que aquí había calles que eran como Cruz Conde llenas de tiendas, y ahora está muerto”. Además, para impulsar al comercio en la zona, también sugiere que recobrasen vida locales vacíos en centros comerciales de la zona, como en la avenida Manolete o el Zoco.

Rubén Sánchez,  de Ferretería Santa Rosa

“La competencia de internet es muy grande”

En el comercio de barrio también están quienes han empezado recientemente. Como joven comerciante ha sido reconocido Rubén Sánchez, al frente de Ferretería Santa Rosa. Cinco años lleva con este negocio, después de haber trabajado en otra ferretería y en un almacén de materiales: “Salió la oportunidad y buscamos un local”, dice sobre su decisión de quedarse en este barrio “muy comercial” y donde los vecinos son clientes, repitiendo esa receta del “esfuerzo” del pequeño comerciante.

“Desde el minuto uno, el esfuerzo que he hecho se ha visto recompensado por mis clientes, me han apoyado y ayudado, han estado siempre”, dice. Un esfuerzo que focaliza en la atención al cliente: “Mi trato con el público, para intentar siempre solucionarle al cliente el problema que tenga, incluso sin llegar a venderle”, dice sobre cómo trabajar esa confianza. En casos así, dice, “no he perdido una venta, he ganado al cliente y seguro que vuelve a por más cosas. Lo fidelizas”.

La especialización es también otra de las armas de este comercio local, en este caso en cerrajería, llaves de garajes y vehículos, con servicio propio de cerrajero. Y, pese a que Rubén asegura que el barrio de Santa Rosa tiene vida comercial y “la gente compra en el barrio”, sí que hay otra gran competencia fuera: “Internet es mucha competencia”, dice sobre cómo las ventas a través de la red de productos, piezas o elementos que puede tener en su tienda “limita nuestros precios”. De ahí que este joven comerciante abogue por tener más margen de venta, pudiendo elegir sus horarios y descansos. Su negocio de cerrajería urgente también puede ser necesario un domingo o festivo, argumenta.

Moisés Martín, carnicero del mercado de La Corredera

“Aquí cuidamos a la gente, formamos parte de sus vidas”

Moisés Martín es otro de los comerciantes reconocidos por su trayectoria. Lleva 30 años con su puesto de carnes en el mercado de La Corredera. Cuenta que empezó como una carnicería al estilo tradicional, con el oficio aprendido de sus padres y hermanos, pero con los años se ha adaptado a lo que la clientela demanda. “Ahora es una carnicería más especializada, con complementos y añadidos, mirando lo que la gente necesita en su casa”.

Junto a la renovación de la imagen del negocio y esa especialización, Moisés ve como fortaleza la calidad del comercio de cercanía: “Las grandes superficies no pueden competir en eso. Ese servicio no lo da nadie, solo un comerciante autónomo en la calle o en el mercado. Aquí cuidamos a la gente”.

Y eso, “la clientela lo agradece mucho, el cuidado, el detalle, estar pendiente de ellos. Al final formas parte de esa familia”. “Yo he visto formarse a parejas, casarse, tener niños y seguir viniendo a por tus productos; te das cuenta de que eres parte de sus vidas”. “El carnicero es una figura muy importante en una casa, es como tener a un buen peluquero de confianza”, explica.

En el lado negativo, Moisés mira a su alrededor y ve que ahora hay dos carnicerías en el mercado, mientras que “cuando yo llegué había diez carniceros y, conmigo, éramos once”. “Los comerciantes antiguos decían que la plaza había bajado mucho, por las grandes superficies, los supermercados y los horarios, porque no todo el mundo puede comprar por las mañanas” y recuerda que los peores momentos pasaron “hace ocho o diez años”.

Ahora, frente a esa bajada de negocios, en los últimos años sí que ha visto un nuevo revulsivo en el mercado: “Últimamente, hay una regeneración de clientes nuevos, hay una savia nueva, personas jóvenes, familias jóvenes, que le dan mucho valor a lo que comen y de dónde viene ese producto”. Y eso lo encuentran en su puesto y en el mercado, donde además, recientemente han entrado cuatro comerciantes más a levantar sus persianas en esta plaza. “Se está renovando”, apunta, también con vistas al próximo proyecto de reforma que se prevé en este mercado.

Como fortaleza para resistir tantos años, este carnicero tiene claro que la clave está en “renovarse y adaptarse a las circunstancias. Si tú no te reciclas, no te puedes mantener. Hay que renovar siempre la imagen, los productos, los servicios...y la ilusión, porque tienes que levantarte muy temprano, preparar elaborados, para que cuando se suba la persiana todo esté preparado”.

El estado del mercado de La Corredera se contrapone a la situación en otros que conoce Moisés, como el del Sector Sur: “un barrio que está mal económicamente y ese mercado ha bajado mucho, porque con la crisis y los supermercados de alrededor, la gente va buscando el precio”. Pero tiene claro que la fórmula es “aguantar, trabajar, elaborar y renovarse para que la gente lo tenga más fácil cada día en su casa”.

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