Visitar Europa con el programa Erasmus+, una opción que los jóvenes no conocen
Viajar es la pasión de los jóvenes y no tan jóvenes, sin embargo, los primeros tienen una ventaja: su edad. Gracias a esta pueden entrar dentro del Programa Erasmus +, hasta los 30 años, un programa que les permite vivir experiencias en otros países, con otras culturas y financiado por la Unión Europea pero, ¿Cuántos de ellos lo conocen?
En Córdoba, La Fundación Shull o la Asociación del Voluntariado se encargan de que los cordobeses se impliquen más en el programa. María Pineda, coordinadora de la segunda, señala que desde su plataforma se centran en el voluntariado. “Le servimos de puente a los jóvenes que quieren irse a otros países”. Según detalla, son ellos los que tienen que “buscar la plaza y nosotros le ayudamos con la documentación”.
La Mesa Local, en Puente Genil, Córdoba, es una de las asociaciones juveniles más involucradas en este programa dentro de Andalucía. La Mesa, como es conocida, fue fundada en 2013 por y para los jóvenes y para que sirviera de interlocutor entre estos y la administración de la localidad.
10 años participando y 20 países visitados
Uno de los miembros de La Mesa es Álvaro Domínguez, que conoció la asociación con 15 años, gracias a que “junto con un grupo de amigos con el que hacía skate empezamos a demandar al ayuntamiento una pista” y que a día de hoy sigue involucrado. Los comienzos de Álvaro se remontan a 2011, donde aún el programa Erasmus+ no había nacido, “ pero había otro que era Iniciativa Juvenil Nacional”, con el que tuvo la oportunidad de viajar a Turquía.
Fue en 2014 cuando llegó Erasmus + 2014-2020, en el que Álvaro ha “pasado tocando prácticamente todas las acciones del ámbito de juventud”. Las acciones del programa se dividen en Key 1, Key 2 y Key 3. Dentro de la primera, ha participado en intercambios juveniles, proyectos de voluntariado y movilidad de trabajadores. En la Key 2 “he colaborado en la producción de Resultados Intelectuales en proyectos de Capacity Building y he llevado a cabo proyectos tanto nacionales como internacionales de la Key 3”, detalla.
En estos 10 años, todo esto le ha llevado a viajar a más de 20 países así como a “conocer gente maravillosa, tener amigos por toda Europa. Y por supuesto, y de lo que consiste el programa,” me llevo el aprendizaje tan grande que esto genera“. Para Álvaro el programa es, en definitiva, ”una de esas cosas que vienen para cambiarte la vida“.
Dentro de uno de los últimos proyectos de La Mesa Local, ha participado Blanca Duque, una joven cordobesa de 24 años que explica que ha conocido el programa gracias a una amiga. Blanca ha estado el pasado mes de octubre, por primera vez en un intercambio, en Sãbac, Serbia. Y “sin duda, lo repetiría” ya que describe la experiencia como “todo un descubrimiento”, en la que todos tienen “ganas de ser cercanos, internacionales, conocer culturas y desenvolverse con una idea de piña”.
Blanca anima a participar a todos los jóvenes ya que “te da la oportunidad de salir al extranjero porque muchos de los chicos no habían salido nunca de España, y muchísima diversión. Lo que más haces allí es divertirte”.
Un voluntariado y la posibilidad de encontrar trabajo en otro país
Los amigos de Remedios Torrico, se fueron de Córdoba y decidió apuntarse a un proyecto sobre desarrollo sostenible. Fue ahí donde conoció el programa, pero la pandemia a pesar de quitarle la oportunidad, le dio una mejor. “La idea final de este proyecto era presentarlo en Italia, pero llegó el covid y nos confinaron”, explica.
Sin embargo, la misma organización italiana ofreció una plaza de voluntariado dentro del Cuerpo de Solidaridad Europeo (enmarcado dentro del Programa Erasmus+), y desde la Fundación Xul se la ofrecieron a Remedios. Sin tener ni idea de italiano, “solo algunas frases de la aplicación Duolingo”, Reme hizo su maleta y se fue durante un año a Trento, Italia. Al llegar allí, lo que más le sorprendió fue la edad de los voluntarios, ya que en España es algo que no se plantea pero que, sin embargo “en otros países cuando acaban el instituto se toman un año para saber lo que quieren y se van de voluntarios”.
En octubre, acabó su periodo de voluntariado pero al residir en allí ha podido optar a la oportunidad de a un proyecto de Servicio Civil. Este consiste en “realizar unas prácticas en una empresa local y te dan una cantidad de dinero, en Trento son 600 euros y puedes realzar un proyecto durante otro año”, detalla.
Remedios ya valora la opción de quedarse a vivir en Italia si le saliese algún trabajo, “mi objetivo es aprender italiano a un nivel en el que me pueda defender y me encantaría quedarme” si no, “si hay un trabajo en España que requiera 3 idiomas fluidos, yo lo voy a tener”. Una nueva forma de aprender un idioma más allá de ir a clases en una academia que no se valora. Pero también de encontrar trabajo, “un chico español de 18 años que hizo el voluntariado conmigo ha encontrado trabajo aquí”.
Una experiencia enriquecedora no solo para los jóvenes
En Fundación Xul trabajan, desde hace alrededor de 4 años, sobre todo en la clave 2, sobre cooperación entre organizaciones e instituciones “para realizar proyectos en red”; y en la clave 3, de apoyo al desarrollo de políticas de cooperación. Su primer proyecto fue como líderes, “dentro de cada uno hay un país líder y el resto son partners”, explica José Castillo.
Cada proyecto trabaja sobre una temática, ahora, les han aprobado el tercer proyecto sobre el “ámbito educativo formal en primaria, sobre cómo mejorar las dificultades en lectoescritura en determinados colectivos, analizar las prácticas que hay y hacer una buena campaña interna para incentivar y mejorar la capacidad”, detalla Castillo. Además, resalta la importancia de la educación no formal, con la que se trabaja en este tipo de actividades.
El coordinador explica que esta es una buena oportunidad para los jóvenes a los que “se les abre el mundo”, pero también las organizaciones ya que aunque “supone un reto”, al final “te llevas más de lo que pierdes”. Además de ser “muy enriquecedor a nivel personal”. Sin embargo, cree que hay una falta de coordinación por parte de las administraciones para darle la difusión necesaria al programa. Una situación al a que se le suma que “somos muy pocas las organizaciones que estamos ahí”.
Todos los jóvenes participantes coinciden en lo poco que se conoce el programa entre la población, “yo no conocía a nadie que lo hubiera hecho y nunca lo hubiese oído si no me hubiesen mandado la oferta. La gente que lo conoce de mi entorno, lo ha escuchado de mi y muchos han ido por mi”, explica Reme. Un programa que , según señala Álvaro, te hace sentir “una persona más capaz y sobre todo, ser consciente de la capacidad que tenemos los jóvenes para actuar y cambiar nuestra realidad”.
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