Rapaces, palomares y huevos artificiales: el ambicioso plan cordobés para controlar la población de palomas
Las palomas es un ave que ha convivido con los humanos durante siglos, cumpliendo varias funciones. Hasta hace tan solo unas décadas, las palomas seguían conviviendo en harmonía en las ciudades, llevaban mensajes, incluso mercancías poco pesadas, y servían de alimento en caso de necesidad. Pero hoy día han dejado de ser útiles y se han convertido en una especie de plaga.
Desde hace décadas, las ciudades europeas buscan una solución para poder controlar la población de palomas. Y en la mayoría de los casos ha sido imposible. En Córdoba, a través de un proyecto liderado por el profesor de la Universidad de Córdoba Alberto Redondo, se va a hacer un intento a cinco años. El propio Redondo admitió que el problema es “complejo” y que la solución también. “¿Qué queremos conseguir? Que las palomas, que son animales, estén un poquito más ordenadas para que puedan ir a diferentes lugares de una forma más ordenada y siempre respetando su salud y su bienestar”, resumió la teniente de alcalde Isabel Albás.
El profesor explicó “el problema de las palomas en las ciudades viene desde lejos. Nosotros teníamos a las palomas, cuando digo nosotros me refiero a los humanos, a la especie humana, teníamos a las palomas como una especie doméstica muy especial, que nos proveía de alimento, que incluso llevaba mensajes entre familias, que era un elemento fundamental en guerra para llevar mensajes a través del frente y que de ser un regalo que se daba en las bodas a una pareja de pichones como algo muy especial hemos pasado a llamarlas ratas de ciudad”. “Hemos abandonado un animal que para nosotros era útil”. “Las hemos acostumbrado durante cientos, durante miles de años, a vivir con nosotros y de buenas a primeras cerramos los palomares” de las ciudades, explicó.
Según el profesor de la Universidad, las palomas se han convertido en un problema por que en las ciudades han dejado de ser un alimento para los humanos, no hay depredadores naturales y se reproducen sin control. En otras zonas se ha intentado esterilizar a las aves a través de pienso, pero las palomas acuden a las afueras a alimentarse de restos de cereal, por lo que este método tampoco terminal de funcionar.
El proyecto a cinco años de la Universidad y de Sadeco pasa por volver un poco al origen, por reutilizar algunos palomares históricos que siguen existiendo en Córdoba y otros de las afueras, en los que poder controlar a la población de palomas. Ahí, tendrán un hogar y un lugar donde poner sus huevos. “¿Cuál es la ventaja del palomar? Pues que ahí se puede controlar la reproducción. ¿De qué manera? Pues por ejemplo sustituyendo los huevos que ponen, el mismo día que los ponen, por huevos artificiales. La paloma sigue incubando” y no se reproduce, explicó.
Pero no es el único método. Otro pasa por instalar esos palomares en las afueras, en la zona de la Campiña, “relativamente lejos de la ciudad, donde las palomas suelen ir a alimentarse en los campos de cereal”. El objetivo sería buscar un lugar para que las palomas que están en la ciudad por refugio salgan a las afueras y dejen de ser un problema por su número dentro de Córdoba. “Un problema complejo requiere soluciones complejas, no hay una sola solución”. Ahí también se usaría el método de los huevos artificiales.
Pero hay más opciones. Las palomas se refugian en las ciudades por que no hay depredadores que acaben con ellas. Antes “se criaban las palomas para consumirlas. Era un elemento que formaba parte de nuestra dieta. Además era tremendamente sostenible, no había que darle de comer. Ellas salían al campo a comer, volvían al palomar y teníamos un animal doméstico, pero no como el caso de las gallinas o de los cerdos que había que ponerle comida continuamente, sino que es un animal que se va y que vuelve a casa y tenemos proteínas de calidad sin tener que darle de comer”. Eso ha acabado.
Ahora, el plan pasa por buscar otros depredadores, “rapaces que están en peligro de extinción, que consumen palomas y que pueden volver a generar parte de ese equilibrio. Estamos hablando de una técnica con la cual se introducen pollos de halcón peregrino o pollos de búho, de búho real en este caso estamos proponiendo, y que viviendo en la ciudad pueden, en cierto modo, ayudar a controlar la población de palomas. Es algo que no se ha hecho nunca, ni mucho menos”, detalló. También se cazarán en las zonas donde la población sea un problema. Se meterán en jaulas y se convertirán en alimento para entrenamiento de rapaces o para crías en cautividad.
“Con todas estas herramientas, nosotros lo que pretendemos es volver a crear un equilibrio. Por eso hablamos de un proyecto sostenible”, explicó. “Esto requiere personal, requiere dedicación, no es fácil”, agregó.
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