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Denuncian que el sistema de seguridad de la prisión de Córdoba ha estado averiado casi dos meses

Prisión de Córdoba

Redacción Cordópolis

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La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) ha denunciado que “durante casi dos meses ha permanecido averiado el sistema de comprobación y desactivación de alarmas del centro penitenciario de Córdoba”, lo cual “ha impedido a los guardias civiles y vigilantes privados desempeñar correctamente sus cometidos de vigilancia y reacción, al carecer de una herramienta fundamental que debe permitirles la detección de posibles evasiones de internos o incursiones desde el exterior”.

En un comunicado, AUGC sostiene que ha esperado a que se solvente el problema, para no poner en riesgo la seguridad del centro, pero no puede dejar de denunciar una situación tan preocupante, que “ha afectado incluso a la salud laboral del personal de la Guardia Civil y de la empresa de seguridad privada, al tener que soportar continuamente el sonido estridente de las reiteradas falsas alarmas sin poder desactivarlas”.

“Una vez más, la dirección del centro penitenciario cordobés ha vuelto a dar muestras de inoperancia o desidia, algo que se repite demasiado habitualmente en lo que ata;e a los guardias civiles y vigilantes privados. Por ejemplo, recientemente la Comandancia de la Guardia Civil ha tenido que facilitarles sillas, ante el estado deplorable de las asignadas por el centro penitenciario. Y en muchas ocasiones tienen que esperar semanas a que se reparen las averías eléctricas o de otro tipo, como ocurre con el desagüe del lavabo”, señalan, adjuntando una imagen. 

Además, critican que “resulta muy revelador que Instituciones Penitenciarias haya invertido casi seis millones de euros en las reformas que se están llevando a cabo en el centro penitenciario de Córdoba, incluyendo la ampliación de la zona de oficinas, y sin embargo no se haya aprovechado para ampliar las dependencias donde trabaja la Guardia Civil, especialmente los vestuarios, que desde hace muchos años son insuficientes para la plantilla existente, hasta el punto de que no caben las taquillas que la Comandancia les asignó para complementar las habilitadas por la dirección del centro, que no reúnen las condiciones mínimas necesarias”. 

“A todo lo anterior debe añadirse que ahora volverá a repetirse el problema de todos los veranos, cuando los guardias civiles y vigilantes tendrán que convivir una vez más con serpientes y ratas, mientras la dirección pretexta que el centro penitenciario está ubicado en una ”zona de campo“. Y hace unos meses, cuando se produjo un gran brote de Covid-19 en el centro, con más de 400 afectados, se excluyó a los guardias civiles y vigilantes del cribado masivo con pruebas PCR que se realizó a internos, funcionarios y trabajadores de dicha prisión”, lamentan.

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