Una fiesta de jubilación para El Cabril
“¿Garoña? Ni de coña. Cierre de El Cabril. Almaraz y Vandellós, cerrémoslas de dos en dos. No a la mina de uranio de Retortillo. Cerremos Trillo. Cerrar Almaraz y todas las demás”. Estos son algunos de los lemas rimados que viene utilizando el Movimiento Ibérico Antinuclear que promueve el cierre de las centrales nucleares en España y Portugal y que ha organizado este sábado 10 de junio una manifestación y un encuentro reivindicativo en Madrid.
“Tras 40 años sometiéndonos al enorme riesgo de un accidente de graves consecuencias, ha llegado la hora de que la energía nuclear desaparezca de nuestro sistema energético. Por ello, le estamos organizando una gran fiesta de jubilación”, señalan en la convocatoria de la manifestación que tendrá lugar a las 18.00 horas en Atocha, mientras que la jornada completa de reivindicación se desarrollará entre las 12.00 y las 24.00 horas en el barrio madrileño de Legazpi. En ambos actos se exigirá un calendario de cierre de las nucleares, sin renovación de los permisos para su vida activa y una definitiva apuesta por las energías renovables.
Hasta allí, para pedir el cierre de El Cabril y el resto de instalaciones de nucleares, acudirán representantes de las principales plataformas de la lucha antinuclear de toda la península ibérica, que señalan cómo “las centrales nucleares se enfrentan a un dilema los próximos meses sobre si pedir o no alargar su funcionamiento por encima de su diseño. Convencidos de que necesitan un empujón para que cierren, queremos organizarles una pequeña fiesta de jubilación”.
Asimismo, los promotores de esta protesta han redactado un manifiesto para que la ciudadanía se sume a su petición con su firma, pidiendo que el Congreso apruebe una ley que fije un calendario de cierre para poner fin a la vida de las nucleares en el país, a la vez que se solicita al Gobierno que no renueve ninguno de los permisos a las centrales.
El Movimiento Ibérico Antinuclear es una plataforma que reúne a organizaciones y colectivos antinucleares de toda la península ibérica, incluidos representantes cordobeses. Este proyecto surge como respuesta a la intención de los propietarios de las centrales nucleares de alargar la vida de las mismas por encima de los 40 años de funcionamiento previstos en su diseño.
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