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El comercio tradicional, contra las restricciones horarias: “No merece la pena abrir”

Algunos comercios han adaptado sus horarios a jornada continua | MADERO CUBERO

Ana Rocío Sánchez

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El comercio de cercanía se ha enfrentado esta semana a las nuevas restricciones para frenar los contagios de la pandemia del Covid: echar la persiana a las 18:00, una medida ante la que el sector ha denunciado las pérdidas que acarrea y la falta de ayudas.

Las nuevas restricciones del Gobierno andaluz establecen qué comercios son esenciales y cuáles no, cuáles pueden mantener su horario y cuáles deben cerrar a las 18:00. Entre los más afectados, en su mayoría, todos los establecimientos de barrio que ya de por sí se estaban viendo afectados por la competencia de las grandes cadenas y superficies.

Las respuestas a estas medidas por parte de los dueños no han tardado en dar la cara. “Tenemos que seguir pagando nuestros impuestos, y encima ahora han subido el autónomo”, cuenta a CÓRDÓPOLIS el dueño de la Zapatería Meñique, en la zona comercial del barrio de Ciudad Jardín. Y es que se trata de muchas familias que comen día a día de este sector; sin embargo, las modificaciones en la normativa han puesto a los empresarios contra la pared: “Si la gente sale a las 18:00, que es cuando cerramos, no merece la pena ni abrir” asegura la dependienta de la zapatería.

Los nuevos horarios, que establece la Junta para todas las actividades no esenciales, obligan a estos trabajadores a echar sus persianas a las 18:00. Esto es motivo de que la mayoría de los establecimientos consultados por este periódico hayan decidido no abrir por las tardes. En la calle Damasco, normalmente llena de tiendas abiertas, solamente encontramos luces apagadas y puertas cerradas. “Es una pena que la mayoría de comercios hayan tenido que cerrar siendo el eje central de la economía del barrio”, cuentan desde esta zapatería.

“Con la reducción del horario es como trabajar a media jornada y pierdes así el beneficio que te daría trabajar ocho horas”, comenta también Manuel Ruiz, encargado de la sastrería Ruiz Jiménez de Costa Sol. “Además, la gente sí puede estar en la calle hasta las 22:00 pero nosotros no podemos trabajar a pesar de garantizar todas las medidas de seguridad”, se queja, ya que considera que las medidas deberían de ser equitativas para todos.

Productos sin vender pero con el IVA pagado

Además, a pesar de que la actividad de estos trabajadores se ha visto reducida y con ello sus ingresos, aún deben abonar el pago íntegro de los impuestos. “El mes pasado volvieron a subir la tasa de autónomo y yo tengo que seguir pagando a pesar de ingresar un 80% menos con respecto a la semana pasada”, declara el dueño de la zapatería Meñique. Entran en juego también los alquileres del local, la luz, el agua “y ahí dentro tengo muchísimos productos que no he podido vender y aún así he tenido que pagar el IVA completo”, prosigue.

Aún así, cuentan que la situación de estos comercios empezó a empeorar con el cese de todos los eventos y la incertidumbre de saber si finalmente volverían los escolares a las aulas. La mayoría de estos comerciantes han tenido que dejar en stock todos aquellos productos que no se pudieron vender. En cambio, las nuevas restricciones solo les ha afectado aún más: “Si yo cierro a las 18:00 pero los centros comerciales y grandes cadenas siguen abiertos, al final abandonamos al pequeño comercio, del que come nuestro país”, comenta Ruiz.

“Si el comercio local cae, acabamos cayendo todos como sociedad”

Esta respuesta es algo que se ha repetido en todos los testimonios de comerciantes consultados. “Yo, por ejemplo, solo tengo productos fabricados con materiales 100% españoles. Muchas otras empresas dependen de nuestra venta” comenta la dependienta de Meñique. También Juanma Gallardo, quien regenta una copistería en el centro, defiende esta postura. “No podemos dejar que nos sigan empobreciendo. Si el comercio local cae, al final acabamos cayendo todos como sociedad”, declara Gallardo.

Por otro lado, existe una cuestión que gran parte de estos trabajadores se plantea: “Si no hay virus para estar en un banco en el parque hasta las 22:00, ¿por qué sí que lo hay para salir a comprar a la mercería o hacer fotocopias?”, se pregunta el dueño de Graphpack. Ya lo mencionaban en la sastrería Ruiz Jiménez anteriormente: “Si yo estoy aquí cumpliendo con todas las medidas de protección, ¿por qué no tengo derecho a trabajar?”.

El sector, lo que espera, es una respuesta por parte de la sociedad y que los vecinos sostengan el comercio local. “De momento la gente no es consciente de que estamos en esta situación, solo llevamos dos días, pero se nota que falta mucha concienciación” declara Ruiz. Apunta además a la apertura de las grandes superficies, que se ven afectadas de otro modo por las nuevas restricciones. Es el caso de cadenas de supermercados con todo tipo de productos. “Yo cierro por la tarde porque la gente no sale a la calle, pero a partir de las 18:00 me voy a Lidl y me compro unos zapatos igual de precio pero de peor calidad” denuncia.

“Están acabando de enterrarnos”

“La gente ya no va a la copistería a que le hagan un álbum, ahora se lo hacen por Internet y se pierde la calidez del trato cara a cara”, comenta Juanma Gallardo. Asegura que las redes y las grandes cadenas están acabando, junto con estas restricciones, con el pequeño comercio. “Es algo que venimos arrastrando desde hace años, pero las restricciones, el toque de queda y la pandemia están acabando de enterrarnos”, concluye el diseñador gráfico.

Para solventar estos problemas, los empresarios desvelan que no cuentan con el apoyo de ningún gobierno y reclaman ayudas de las administraciones. “La solución está en Europa y en que aporte medidas que aseguren la supervivencia de los comercios”, declara GraphPack, quien defiende que “tenemos el autónomo más caro de Europa y somos los que peor estamos”.

“Necesitamos que se nos escuche y que apoyen a los trabajadores locales. No podemos dejar que todo se caiga porque sería empobrecernos a largo plazo y somos muchas las familias que vivimos de ello”, finaliza diciendo Gallardo.

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