La vacuna
"Hay dos cosas infinitas: la estupidez humana y el universo, y del universo aún no estoy completamente seguro"Albert Einstein
Ya tenemos aquí la vacuna, y vaya por delante que es una gran noticia, la que llevábamos tantos meses esperando, la que debiera devolvernos a nuestro antiguo modo de vida. Con cámaras en directo y previo ejercicio de propaganda gubernamental, Araceli fue la primera española en recibir la inyección, y no es raro que lo primero que hizo fuera dar gracias a Dios. A sus 96 años la señora podría escribir un libro sobre una vida en la que vivió una guerra, superó la dura posguerra, peleó contra varias crisis y ahora, esto. Araceli ya tiene la vacuna contra el Covid, pero seguro que podría hablar mucho sobre una plaga que ha sido constante en su siglo de existencia, que no cesa y que se reproduce más rápido que la cepa británica: la estupidez humana.
Hace 22 años Pfizer vino a revolucionar el mundo con la Viagra y ahora lo hace con la vacuna que debe librarnos del coronavirus. Resulta curioso que desde el mismo laboratorio pueda salir una pastillita para levantar lo ilevantable y una ampolla para acabar con la pandemia más letal del último siglo. Pero quizás es más extraño que con todos los avances científicos no haya surgido una píldora para curar la estupidez, la gilipollez y la estulticia, sin duda los virus más peligrosos, más potentes y que más muertes producen al año.
Y es que la ciencia avanza que es una barbaridad, y desafía sus plazos para salvar vidas, aunque también para llegar la primera a un negocio que deja (y dejará) pingües beneficios. Lo que es extraño es que con toda esa capacidad, nadie haya sacado la vacuna contra la estupidez, la irresponsabilidad, la pereza o la vanidad. Ya se sabe lo que se dice sobre la industria farmacéutica: su negocio no es la salud, sino la enfermedad. Puede que su misión sea tenernos lo suficientemente enfermos para que pensemos que estamos sanos, pero que siempre la necesitemos para que no se le caiga el chiringuito, y hay determinadas “enfermedades” como la estupidez que dan mucho rédito a quien sepa manejarlas adecuadamente. Quizás es que no conviene acabar con ella.
La RAE define estupidez como “torpeza notable en comprender las cosas”, algo que confirmo cada vez que veo ciertas actitudes en las aglomeraciones que se montan en la puerta del colegio cuando llevo a las niñas todas las mañanas, o al ver las imágenes de los centros comerciales, de la Calle Gondomar, de La Corredera o de cualquier sitio lleno de gente torpe a la hora de comprender lo que está pasando. No lo entiendo.
Lo que sí entiendo es que están cansados, que llevan nueve meses de reclusión y que ya no le ven sentido a seguir sacrificándose por algo que, a final de cuentas, a ellos les ha pasado de lejos. Puede entender ese hartazgo, pero no ese punto de egoísmo y falta de empatía con el que sufre. Y contra eso no hay vacuna que valga…
"Contra la estupidez, hasta los dioses luchan en vano".Goethe"La estupidez insiste siempre".Albert Camus"La estupidez real siempre vence a la inteligencia artificial".Terry Pratchett"Nadie está libre de decir estupideces, lo malo es decirlas con énfasis".Montaigne
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