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Sobre este blog

Estudié para profesor de inglés pero nunca pisé un aula, porque lo que siempre me gustó fue escribir y contar historias. Lo hice durante 15 años en El Día de Córdoba, cumpliendo sueños y disfrutando como un enano hasta que se rompió el amor con el periodismo y comenzó mi idilio con el coaching y la Inteligencia Emocional. Con 38 años y dos gemelas recién nacidas salté al vacío, lo dejé todo y me zambullí de lleno en eso que Zygmunt Bauman llamó el mar de la incertidumbre. Desde entonces, la falta de certezas tiene un plato vacío en mi mesa para recordarme que vivimos en tiempos líquidos e inestables. Quizás por eso detesto a los vendehúmos, reniego de la visión simplista, facilona y flower power de la gestión emocional y huyo de los gurús de cuarto de hora. A los 43 me he vuelto emprendedor y comando el área de proyectos internacionales de INDEPCIE, mi nueva criatura de padre tardío. Me gusta viajar, comer, Queen, el baloncesto y el Real Madrid, y no tiene por qué ser en ese orden.

Dejad que las mujeres elijan

Let woman choose.
11 de octubre de 2021 04:30 h

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Hace unas semanas estaba tomando café con Antonia Nieto e Inma Pérez, dos de las caras visibles del Foro de Empresarias y Profesionales de Córdoba (FEPC). En la conversación salió el concepto de job shadowing, un anglicismo que viene a definir un tipo de prácticas en empresa que consiste en ser la sombra de uno de sus trabajadores para ver cómo desempeña su trabajo, cómo es su agenda, cuál es su toma de decisiones y, al fin y cabo, experimentar qué vive y siente durante su jornada laboral, e incluso más allá. “Pues como alguien quisiera hacerle sombra a Inma dimitía a los dos días, porque no iba a aguantar el ritmo”, dijo entre risas Antonia, definiendo en unas pocas palabras el torbellino creativo de la presidenta del FEPC y su frenético ritmo de vida… y trabajo.

Puedo atestiguarlo. Pasar media hora con Inma puede llegar a ser desesperante, porque ni su agenda, ni su teléfono pero sobre su cabeza le permiten tener la atención puesta mucho tiempo en el mismo sitio. Quizás ese sea también el espíritu de la organización que preside y que desde hace algo más de un lustro aglutina a más de 200 mujeres empresarias cordobesas de todos los ámbitos y sectores productivos.

Porque ser mujer y empresaria hoy sigue siendo una profesión de riesgo, un permanente desafío a sesgos culturales y estereotipos sociales que ponen piedras en el camino al cada vez mayor número de mujeres que deciden emprender su propio negocio.

Hoy hay 650.000 mujeres emprendedoras en España, una cifra que sigue lejos de la paridad con los hombres. De cada 10 negocios que se abren en nuestro país, sólo cuatro están dirigidos por mujeres, profesionales que tienen que equilibrar la vida personal con la profesional, cargando en la mayoría de los casos con la responsabilidad de la familia, la crianza de los hijos, el cuidado de los mayores, gestionar la maternidad… y todo ello luchando además con un techo de cristal explícito pero existente, que sigue frenando muchas carreras brillantes y limitando proyectos diseñados para el éxito.

“Somos valientes, luchadoras y muy trabajadoras”, dijo hace unos meses Inma Pérez en una entrevista, una percepción a nivel local que desde INDEPCIE hemos podido comprobar en los dos últimos años gracias a un proyecto de cooperación internacional con un nombre de lo más esclarecedor: Let Women Choose¡ (Dejad que las mujeres elijan). Junto con socios de Italia, Grecia, Estonia, Lituania y Portugal hemos comprobado los muchos puntos en común que tienen las mujeres emprendedoras en toda Europa, con sus diferencias sociales, económicas y culturales, pero con las mismas dificultades y ambiciones.

Las emprendedoras se enfrentan a un mercado cambiante que trata de recuperarse de los efectos del Covid. Estos han afectado aún más a las mujeres, el eslabón más débil de la cadena productiva en la economía europea, pero lejos de lamentarse han respondido como mejor saben: con trabajo.

El FEPC es un ejemplo de dinamismo, de respuestas inmediatas ante los desafíos y retos de una situación que solo se resuelve con formación, imaginación y calidad en el producto o servicio ofertado. Digitalización, aprendizaje continuo, sinergias, trabajo conjunto, instalación del networking y las referencias cruzadas como estilo de vida… Así responden las empresarias cordobesas a una situación difícil, porque están acostumbradas a que nunca nadie lo haya puesto fácil. La expo y el propio concepto Marca Mujer es un ejemplo, pero pueden verlas cada mes en sus desayunos de trabajo, en sus caravanas por la provincia buscando y asesorando a las emprendedoras de cada rincón, o en las formaciones que regularmente organizan para actualizarse y armarse de herramientas para luchar en un mundo convulso.

Durante estos dos años adentrándonos y conviviendo con el emprendimiento femenino en toda Europa hemos escuchado a mujeres hablando de problemas, dificultades y obstáculos, pero sobre todo, de soluciones. En todos los países se echa de menos más apoyo institucional, porque aunque existe desde los gobiernos nacionales hasta los ayuntamientos más pequeños y es un buen punto de partida, no es la solución. Mujeres de todo el continente instaron a sus compañeras a ser valientes y a sacar toda su fuerza en una situación que requiere lo mejor de ellas. “Es el momento de ver lo que las mujeres pueden hacer por sí mismas, el momento de aprender y reciclarse, de adaptarse a las nuevas tecnologías, de crear negocios en línea y de buscar soluciones alternativas a los nuevos problemas”, pudimos escuchar en alguno de los foros que organizamos en nuestros países, y quizás por ahí vayan los tiros.

Quizás, sólo quizás, haya llegado el momento de dejad que las mujeres elijan. Let Women Choose!

https://letwomenchooseerasmusplus.files.wordpress.com/2021/10/es-let-women-choose-publication.pdf

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Estudié para profesor de inglés pero nunca pisé un aula, porque lo que siempre me gustó fue escribir y contar historias. Lo hice durante 15 años en El Día de Córdoba, cumpliendo sueños y disfrutando como un enano hasta que se rompió el amor con el periodismo y comenzó mi idilio con el coaching y la Inteligencia Emocional. Con 38 años y dos gemelas recién nacidas salté al vacío, lo dejé todo y me zambullí de lleno en eso que Zygmunt Bauman llamó el mar de la incertidumbre. Desde entonces, la falta de certezas tiene un plato vacío en mi mesa para recordarme que vivimos en tiempos líquidos e inestables. Quizás por eso detesto a los vendehúmos, reniego de la visión simplista, facilona y flower power de la gestión emocional y huyo de los gurús de cuarto de hora. A los 43 me he vuelto emprendedor y comando el área de proyectos internacionales de INDEPCIE, mi nueva criatura de padre tardío. Me gusta viajar, comer, Queen, el baloncesto y el Real Madrid, y no tiene por qué ser en ese orden.

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