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Sobre este blog

Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.

Tules rebeldes

Vestidos y top de tul

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Tul sin tul. Sirva la frase para presentar los vestidos de tul oscuro, colorista, estampado o negro transparente, ajustados, elásticos, distintos y distantes, ¡por supuesto!, del blanco tul ilusión, evocador del traje nupcial y de la falda-flor que graciosamente lucían Sissi emperatriz y Cenicienta en el baile.

A este tejido se le dio la vuelta, y convertido en materia para la rebeldía emparentada con el punk, el rock o la dimensión gótica de Miércoles y sus antecesoras, revoluciona el panorama del estilismo. Ya lo hizo, como una declaración de intenciones, en el rompedor vestido de novia con el que Madonna interpretó 'Like a Virgin' durante los premios de la MTV en 1984 y la falda tutú de Carrie Bradshaw en Sexo en Nueva York, y así continúa en los últimos tiempos, cual fórmula versátil para prendas drapeadas, dos piezas o efectos trampantojo (véase este tul con apariencia de denim).

¿Quién no tiene o quiere tener alguna prenda de tul viviendo en el armario para montar un atuendo alternativo o grunge en estos días de salir de noche? Esa es una opción, aunque últimamente me llaman más los efectos especiales del tul estampado y los volantes de tul de firma.

Siguiendo ese orden, me he fijado en el vestido con lunas, de Zara; un top cruzado de tul negro con brillo; una camiseta de tul con plumas en los puños; un vestido de la colección inspirada por obras japonesas del Ashmolean Museum de Oxford, y el vestido largo en tul beige subido, todo de Bershka; más creaciones como las de Valli, McQueen, Monique Lhuillier, Noir Kei Ninomiya o Rodarte, a la venta en Mytheresa, y el vestido infantil de tul negro o crema de H&M, que es tan chic.

Y de tul a tul, es maravilloso acabar en compañía de El Cascanueces y su Vals de las Flores esta Nochebuena.

La rebeldía de los clásicos es todo un acierto. 

Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación

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Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.

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