Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.
Leonor Greyl
¿Cuál me gusta más? ¿La historia de la española exiliada en Francia que crea Leonor Greyl o su producto estrella para el cabello? Diré que, por igual, aunque su éxito vital y emprendedor traza uno de esos relatos proteicos que se estudian en las escuelas de negocios.
Todo empezó en Mayo del 68. Al mismo tiempo que los jóvenes despertaban con lemas como “Seamos realistas, pidamos lo imposible”, Leonor y su marido Jean-Marie abrían su centro de tratamientos capilares en la Place de la Trinité.
La marca, que ya ha celebrado su 50 aniversario, es un referente de prestigio de la cosmética natural para el cabello. ¿Cómo fueron los inicios? En la década de los años 60 y 70 los champús eran muy agresivos, podían causar reacciones y apenas existían alternativas naturales. Ante esto, Leonor Greyl, que había trabajado como auxiliar en la consulta de su cuñado, el dermatólogo Jacques Courtin-Clarins (germen de la actual Clarins), decide crear su propia firma junto a su esposo, que combinaba la formación en ingeniería con la pasión por la botánica.
Leonor Greyl es hoy una marca de culto por su trayectoria y la solvencia de sus productos. Sus tratamientos, que tienen entre sus seguidoras a Meghan Markle, Madonna o Kim Kardashian, se pueden adquirir en su tienda on-line y puntos de venta autorizados como Lookfantastic, de manera que se ponen al alcance de todo el mundo (incluidos los hombres, ya que posee una línea específica masculina). Y también se pueden disfrutar, en toda su dimensión de atención personalizada y cuidado profesional, en el Instituto Leonor Greyl de la rue Tronchet (París) y en salones con spa capilar como Maison Eduardo Sánchez (Madrid).
Mi tratamiento preferido es L´Huile de Leonor Greyl, un aceite pre-champú que se aplica en las puntas. Después del lavado el cabello queda suelto, nutrido y muy brillante. En invierno se solidifica, por eso hay que sumergir el envase en agua caliente por unos minutos para licuarlo. Es también un aceite básico para proteger nuestro pelo del sol, el agua de la piscina o del mar. Otro superventas es Huile Secret de Beauté, una creación original para cuerpo y cabello elaborado a base de jazmín y tiaré.
Como propósito para el año nuevo, ¿qué tal si apuntamos un tratamiento de Leonor Greyl en la lista y comenzamos ya a cumplirla? Es un gustazo regalarnos tiempo mientras un aceite perfumado cuida nuestra melena.
Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación
Sobre este blog
Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.
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