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Doce años de internamiento por asesinar a un hombre en un bar de Córdoba durante un brote psicótico

El acusado de asesinar a un cliente en un bar de El Santuario

Alejandra Luque

10 de junio de 2025 13:53 h

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Acuerdo de conformidad entre el Ministerio Fiscal, la acusación particular y la defensa en el juicio por el apuñalamiento mortal de un hombre en el bar La Fuente, en el barrio de El Santuario, en agosto de 2023. Al término de la segunda sesión del juicio del tribunal de jurado, celebrado este martes en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Córdoba, las partes han llegado al acuerdo de que el acusado sea condenado por un delito de asesinato a un maximo de 12 años de internamiento en un centro psiquiátrico penitenciario, concurriendo la circunstancia modificativa de eximente completa de trastorno mental. Tras cumplir esa pena, deberá tener libertad vigilada durante seis años.

Este acuerdo llega después de que durante la sesión se haya escuchado la declaración del médico forense que evaluó al procesado tras el crimen. Según el testimonio de este profesional, el acusado apuñaló mortalmente a un cliente del bar durante un brote psicótico. Ha quedado probado que el procesado tiene un trastorno delirante de tipo persecutorio, caracterizado fundamentalmente por la existencia de una idea delirante estructurada y mantenida en el tiempo; “se trata de una idea errónea de carácter patológico, sobre la que no es posible reconducirle a la realidad por medios racionales”, ha apuntado. En los días previos a los hechos, el procesado había abandonado su tratamiento antipsicótico, lo cual favoreció una exacerbación del contenido delirante. A ello se sumó el consumo reciente de sustancias tóxicas (cocaína y cannabis), lo que actuó como desencadenante y potenciador de un brote psicótico agudo. En dicho estado, su juicio de la realidad estaba gravemente alterado.

En base a ello, durante el apuñalamiento, el procesado vivió “un episodio psicótico y tenía ideas delirantes relacionadas con que estaba siendo acosado o agredido”. De hecho, uno de los testigos -un cliente del bar durante aquel día- ha manifestado que cuando escuchó un golpe fuerte y gritos de “ayuda”, entró al establecimiento y vio cómo el procesado acuchillaba a la víctima. Cuando este testigo le pidió que parara, el procesado le aseguró que le “había violado”. Sobre si el apuñalamiento fue premeditado, el médico forense lo ha descartado, ya que el procesado estaba viviendo un momento “delirante que, para él, es un mecanismo de defensa frente a una amenaza imaginaria, pero sentida como real”. El vídeo que pudo grabar una cámara del bar -una prueba documental de dos minutos y medio- ha sido clave para el caso y para que este médico haya podido certificar que el procesado sufrió un brote psicótico.

Según los seis clientes que aquel día estuvieron en el bar -en el momento de los hechos o antes-, el acusado estaba en la terraza del bar consumiendo una bebida. Todos han reconocido al acusado como un camarero ocasional del local y han destacado que siempre era una persona “amable”, “simpática” o “atenta” en el ejercicio de su trabajo, y ninguna conocía los problemas psiquiátricos que padecía. En esa línea, el médico forense ha explicado que las personas “con trastornos de ideas delirantes no presentan alteraciones notorias del pensamiento, conducta o percepción, lo cual facilita que pasen desapercibidos en su entorno social o familiar, especialmente si no están en fase aguda del trastorno”.

Todos estos testigos han relatado que cuando el propietario del bar se ausentó para tirar la basura, el acusado entró en el bar, cogió un cuchillo y apuñaló mortalmente a la víctima tras saludarla, ya que ambos se conocían. Cuando los agentes de la Policía Nacional llegaron al establecimiento se encontraron al procesado en el interior del baño mientras que el propietario del bar sostenía la puerta, tal y como ha declarado este último, quien también ha asegurado desconocer que el acusado tenía problemas mentales.

Aquella noche, según ha manifestado, el agresor confeso se encontraba “tomando una cerveza sin alcohol, ya que nunca bebía alcohol delante” suya y no observó “nada especial en él”. Cuando el propietario se encontraba tirando la basura, a escasa distancia del bar, escuchó gritos y corrió hacia el local, lo que le llevó a dejar su cubo de basura junto a los contenedores que había en la vía pública. Cuando llegó vio cómo el acusado apuñalaba a la víctima y, ante un segundo grito del propietario, el procesado se le quedó mirando, tiró el cuchillo y, supuestamente, le dijo: “Ya puedes llamar a la Policía”. Tras esto, según el testimonio del dueño del bar, el agresor fue al baño a lavarse las manos. “Ahí lo dejé encerrado. Le dije que no sabía qué iba a pasar después de lo que acababa de hacer y no mostró ningún tipo de resistencia”.

Otros testigos han declarado que intentaron que el procesado dejara de apuñalar a la víctima, pero que sintieron miedo cuando este se giró hacia ellos con el cuchillo. Además, otra persona tiró una silla para que el encartado cesara la agresión, pero todo fue en balde, ya que el agresor dejó de agredir cuando llegó el propietario del bar. La víctima murió por las múltiples cuchilladas que sufrió y la autopsia ha revelado, según el médico forense que la realizó, que el hombre intentó defenderse de manera tenaz en base “a las heridas defensivas en la palma de la mano de la víctima, así como heridas en la cabeza, posiblemente al intentar sujetar al agresor por los brazos”. “Las heridas mortales se localizaron en el cuello y la región mandibular izquierda”, ha concluido este médico.

Perdón del acusado a la familia

Tras conocer y aceptar la conformidad a la que han llegado las partes, el acusado ha pedido perdón a la familia porque el hombre asesinado era amigo suyo. Ha asumido su total responsabilidad de unos hechos que él mismo ha calificado como “horribles” y ha asegurado que pondrá de su “parte” para que “esto no vuelva a pasar”.

Sobre su evolución desde que está en prisión, “la intensidad” del cuadro delirante del procesado “ha mejorado mucho dado que está siguiendo el tratamiento psiquiátrico y antipsicótico”, ha apuntado el médico forense que lo ha tratado. No obstante, los problemas surgirán si deja de tomar el tratamiento o si a este abandono se le añade el consumo de sustancias tóxicas.

Debido a la conformidad alcanzada durante esta sesión del juicio, el jurado ha quedado disuelto y no tendrá que dilucidar nada al respecto. La única cuestión que queda por dilucidar es la responsabilidad civil que pueda tener el dueño del bar y la indemnización que el condenado deberá abonar a la familia del fallecido.

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