El Decameron comienza en la iglesia de Santa María Novella. La peste asola Florencia. Siete damas jóvenes ahí reunidas deciden abandonar la ciudad. Lo que sigue es la determinación de aislarse en el campo para evitar la epidemia y los 100 cuentos que ellas y sus tres acompañantes masculinos irán contándose para entretenerse. Persiste el aire viciado y enfermo; por esta razón las señoras se envuelven en perfume de lirio, la esencia de iris dulce y terroso que unos frailes extraen, muy cerca del templo, en la farmacia más antigua del mundo, la actual Officina Profumo-Farmaceutica di Santa Maria Novella cuya fundación se remonta a 1221.
Hoy, tantos siglos después, la Officina brinda una rica colección de fragancias florales en torno a la rosa, la gardenia, la fresia, el tabaco toscano o la granada, además de las históricas, como Acqua della Regina, el regalo de amor de Catalina de Médicis al rey de Francia. Sin embargo, es el extracto de iris florentino, la selecta materia prima, lo que mueve mi apetito de perfume, pues se extrae de la raíz (ajena al mundo de las apariencias), se hace madurar varios años y puede valer más que el oro.
Por esto imagino que las mujeres del Decameron transpiraban iris. Y por lo mismo me he fijado en L´Iris, primera eau de parfum de Santa Maria Novella, que combina experiencia, elegancia y misterio. Desde una técnica magistral y un bouquet brillante, reinventa la actitud y la historia de Florencia. Aúna “las notas verdes del gálbano y la pimienta timur con una ”concreta d'iris“ exclusivamente florentina, mientras que el neroli con su toque suave y luminoso nos guía en el viaje hacia un magnífico campo de coloridos lirios. Un corazón floral otorga magnolia champaca, geranio y jazmín sambac, hasta las notas de fondo donde florentino iris, almizcle y ámbar gris resuenan. Un perfume intenso y elegante, una conversación con uno mismo”, relata la página oficial y tienda online.
En un soñado Jardín de las Hespérides la voluntad se inclina hacia el perfume, hacia la literatura y otros placeres nutricios. Para orientarme, surge la posibilidad de conocer las fragancias de Santa Maria Novella mediante socorridos paquetitos de muestras y se dibuja una mecedora de madera de olivo donde leer a Boccaccio, que no pasa porque seguimos siendo lo mismo.
Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación
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