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De feria y romería

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Ana Fernández

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Galopando llegan, por abril y mayo, las ferias y las romerías. Vestirse o no de flamenca es un ser o no ser a la pinturera medida del Recinto Ferial del Arenal. Según lo veo, la pregunta es: ¿Hay salero y presupuesto para lucir traje de volantes, mantoncillo, zapato o sandalia de tacón y todas las alhajas con sus perendengues? Cuando la respuesta es sí, desde luego que vale la pena elegir un traje con el que estar y sentirse guapa. En caso contrario, recomendaría ir de paisana, es decir, de calle y preciosamente vestidas, según la hora, el lugar y el tipo de cita romera o ferial de la que se trate.

Quienes saben de esto aseguran que existe un traje de flamenca -ajustado, clásico, corto, de dos piezas o con pantalón) para cada mujer, y que hallado el estilo, la naturalidad es el pasaporte a la elegancia. Personalmente, admiro la soltura y facilidad de las que pisan con garbo vestidas de flamenca, tan despreocupadas y perfectas, en contraposición a quienes -hombres y mujeres- acuden a la feria envarados y como de prestado con el traje y la corbata, o esencialmente preocupadas de que no se les mueva la pestaña postiza ni la peineta.

Esta temporada de 2016 está diseñada para triunfar llenándose de lunares, estampados, innovaciones y volantes. Quien no lo consiga a lo mejor es que no se lo ha propuesto lo suficiente, o que necesita refrescar lo visto en la nueva pasarela flamenca de Córdoba ´Ecuestre & Flamenco Fashion que embelesó y conquistó a todos a primeros de abril en Caballerizas Reales.

Entre las tendencias que prefiero destacaría la mirada a los trajes de gitana de los años 70, con un lunar grande y una simplicidad que me encantan en Pilar Vera y Lina 1960, y en el polo opuesto, los trajes de dos piezas, los de pantalón de talle alto de Trinitrán en su colección ´De arriba abajo´ y los aires alternativos de algunas firmas que apuestan por un mestizaje que recordaría a un Desigual flamenco.

Por otra parte, lo tradicional, al estilo de las élites y los apellidos de abolengo, será siempre un clásico. El estampado floral, de moda este año, gusta y favorece. Los trajes monocolor dan mucho juego y protagonismo a los complementos. Y las transparencias, encajes y los rasos con sus ecos de trajes de ceremonia, presentan su dificultad, porque el tiempo pasa rápido por los vestidos barrocos, de fantasía y goyescos.

La brújula del buen gusto flamenco reside en lugares y firmas fundamentales. Por ejemplo, el blog Mamá de Mayor Quiero Ser Flamenca, la revista Flamenca Surrealista y Córdoba Flamenca.

Entre las casas, talleres y establecimientos para adquirir nuestro traje se pueden citar la tienda física y on-line de la palmeña Sara de Benítez, Trinitrán -en la calle San Pablo, junto a la guitarrería-, Juana Martín, Rosa Rojo, Rosario Román, Ángel, en la Plaza de Chirinos -un clásico imprescindible- y la planta quinta del Corte Inglés.

Por menos de 180 euros no es muy factible adquirir un traje nuevo de flamenca. Por eso, otra opción puede ser los outlet o la segunda mano, incluso de tiendas solidarias. A algún lado tendrán que ir los trajes de 800 euros -y más- de temporadas anteriores. Habrá quien prefiera donarlos o regalarlos o venderlos. En fin, que sepamos no existe un Plan Renove de trajes de flamenca. Sin embargo, nuevo, prestado o como sea, cuando los volantes, el clavel y el mantón nos caen bien, las mujeres vestidas de flamenca relucen y se escucha el cante por caracoles de Fosforito.

Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación.

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