Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.
Boca a boca
Imperios de la cosmética se han construido sobre las barras de labios y el boca a oreja. “Fíjate, ¡qué color!, ¿qué llevas puesto?”, son comentarios de toda la vida dentro de la hermanad (más allá del género) de quienes se maquillan. Una novedad recién sacada del horno es MAC Locked Kiss Ink 24 HR, el lipstick líquido resistente a mil acciones cotidianas: desde tomar café a media mañana o ponerse la mascarilla cuando sea preciso, hasta dar besos y más besos en sus distintas versiones (cariñosos, tiernos, apasionados, tímidos… -los robados no lo son-).
La paleta de tonos es muy amplia, lo cual indica que es un producto nacido para perdurar en la línea de labiales de MAC. Lo he probado en el espacio de esta firma en el Corte Inglés de Córdoba y ofrece bastante de lo que promete: resulta confortable, por su ligereza y porque no se siente reseco; permanece inalterable en los labios aunque comas o bebas (sin embargo, en mi caso, la parte interna se me despintó un poco); no se transfiere ante roces y para retirarlo hay que recurrir a desmaquillantes oleosos y específicos, entre otros, Hyper Real Fresh Canvas Cleasing Oil o Take de Day Off de Clinique.
El nombre traducido del nuevo pintalabios es curioso; besos bajo llave, fijos, cuyo color no va a escapar del labio. Todo lo contrario de lo que ocurre en mi mente, que por boca locuaz se indigna ante cuestiones ridículas como el hecho de fijarse en si una dirigente política lleva o no lleva sujetador; la absurda cuestión de en cuál proporción deben mostrarse los cuerpos en función de si son perfectos y lozanos o no lo son tanto; si es grave o no (por fortuna pasamos de ello) que a alguien se le vea la hucha cuando está haciendo pesas en el gym. Cosas, en fin, sin ninguna importancia, pero con la virtualidad de hacer reflexionar colectivamente sobre qué minucias están estorbando a nuestro abrazo disfrutón y sereno al hecho supremo de estar tan a gusto.
Nota: Las menciones a marcas y productos no llevan aparejada ninguna contraprestación
Sobre este blog
Crecí en los 70 bajo la influencia de la Señorita Pepis, un set de maquillaje para niñas del que arranca un amor interminable por el rojo de labios y el khol enmarcando la mirada. Las tendencias y la moda, la cosmética y el sublime arte del perfume me interesan con una pasión que solamente los adictos sabemos reconocer. Y sí, somos cientos de miles de personas -por cierto, muy distintas en edad y características sociales- para quienes la moda es una motivación, un bálsamo, un acicate, un exquisito pasatiempo. Ahora que Internet y las redes sociales han incendiado el mundo con la revolución fashionista, por qué no echar más leña al fuego desde las páginas de CORDÓPOLIS.
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