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LAS BRUJAS DEL S. XXI

Ana Belén y Clara

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Este post fue el primero que me publicaron hace ya unos 3 años. Jamás llegué a pensar que sería el primero de una larga saga y que suscitarían interés alguno para ser leídos.

En los siglos XVI Y XIX los tribunales civiles condenaron a 100.000 brujas en toda Europa, de las que 50.000 acabaron en la hoguera. Las brujas de antaño eran mujeres paganas que utilizaban su sabiduría y sus conocimientos fitoterapéuticos para tratar casi todo tipo de enfermedades. No eran personas malas y feas como las ha descrito la literatura universal. Cuando en el medievo predominaba un modelo social masculino.

Eran alquimistas, perfumistas, nodrizas. También eran parteras ya que los hombres tenían prohibido tratar ginecológicamente a las mujeres. Tenían conocimientos en campos como la anatomía, la botánica, la sexualidad , el amor, la reproducción y que prestaban un importante servicio a la comunidad. Las brujas comenzaron a almacenar conocimiento muy importantes sobre el control de la reproducción y sabían preparar diversos abortivos. Este conocimiento implicaba la posibilidad de ejercer una sexualidad más libre, lo cual ponía un riesgo la hegemonía masculina. 

La medicina oficial estaba estrictamente supervisada por el clero. Las mujeres tenían prohibido practicar la medicina. Los estudios de medicina no podían contrariar la doctrina de la Iglesia, por ello los médicos tenían pocos conocimientos y una práctica experimental nula. Por el contrario, “las brujas” no estaban controladas por ninguna doctrina religiosa que coartara su libertad a la hora de indagar y experimentar. Las brujas fueron perseguidas por conocer y enseñar a otras mujeres como controlar su destino y su sexualidad. Además, también se tildaba de brujas a aquellas mujeres que se negaban a rendirse a la disciplina del matrimonio, a aquellas que no aceptaban el celibato o se atrevían a vivir solas, a madres solteras…  Y, por supuesto, las pelirrojas otro grupo especialmente sospechoso. Y es que el cabello rojizo era considerado una anormalidad. Se las creía hijas del Maligno, su cabellera las delataba. Eran mujeres que se salieron de las normas del patriarcado y de la Iglesia. Sólo pretendían ser ellas mismas, ser LIBRES. La caza de brujas evidencia cómo los hombres han perseguido a aquellas mujeres que se saltaban las normas – sus normas – en pos de crear el monopolio masculino sobre ‘profesiones’ rentables en donde la religión y la medicina han estado unidas. Las brujas representaban una amenaza al ‘Poder´ De la Iglesia, es decir, el grandísimo patriarcado.     Hoy podemos decir que las brujas del siglo XXI somos las feministas. Y feministas somos todas… O eso quiero pensar por bien de mis hijas, nietas, sobrinas y demás sucesoras Torres… El error está en pensar y creer que las feministas solo son mujeres fanáticas, masculinizadas, que no se depilan, con el pelo corto, que pasan de la moda, que odian a los hombres. Que sólo se leen, se escuchan y se pelean entre ellas.

Como dice Caitlin Moran, el FEMINISMO es sólo la convicción de que las mujeres deben de ser tan libres como los hombres por muy chifladas, estúpidas, crédulas, mal vestidas, obesas, pijas o marujas asesinas que sean… (eso lo digo yo).

Hoy día el 30 por ciento de los estudiantes de ciencias son mujeres. Por eso el “retorno de las brujas”. Cambian los espacios institucionales porque antes en las universidades no había ni baños para mujeres. Ellas  rompieron con el parámetro científico masculino, en el que todo aquello que no se adaptara a dicho modelo era inferior. Por ello, durante mucho tiempo se pensó que las mujeres no tenían interés por la ciencia que eran menos inteligentes o que no tenían capacidad para razonar.

Por tanto, NO hay que seguir las normas del patriarcado aunque te critiquen (lo cierto es que te van a criticar por todo). Lo único que tienes que hacer es considerarte igual que un hombre y apostar por nuestra emancipación. Y para ello nada mejor que cuestionar “SUS privilegios milenarios”.

Se trata de hacer lo que TÚ realmente quieras hacer, siendo tu misma – of course – sin que ningún hombre o mujer te coaccione y limite tus libertades.

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