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Mujer fértil, hetero, con pareja y blanca, ¿busca?

Juana Guerrero

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¡¡“Nosotras parimos, nosotras decidimos”¡¡, gritábamos al unísono (más o menos), hombres y mujeres pertenecientes a diferentes generaciones, en la multitudinaria manifestación del 1 de febrero en Madrid, y en la concentración celebrada ayer en Córdoba, protestando contra la reforma de la Ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, que ha puesto en marcha el gobierno.

Está claro que tenemos derecho, y vamos a luchar por mantenerlo, a decidir individualmente si continuar o no con la gestación, pero…¿Qué pasa con la maternidad, la elegimos libremente o, somos víctimas de una especie de complot, urdido en parte por personas ya reproducidas que no soportan que haya en el mundo quienes aun disfrutan de la vida?. Ser la única persona del grupo con hijos te aboca al ostracismo, por lo tanto, hay que convencer al resto, de las maravillas de la procreación, para tener alguna persona adulta afín con quien ir al Chiquipark los sábados por la tarde.

Sea como fuere, existe una corriente social que empuja a las mujeres, más o menos sutilmente, a tomar la decisión de tener descendencia. Pero la presión no ataca por igual a todas las féminas, puedes quedar exenta si pasas de los treinta y estás soltera (hoy single, antes solterona), seas heterosexual o no. A ti, primero, lo quieras o no, te van a buscar un novio (“que tengo yo un amigo que te va a encantar”, “nunca es tarde, que todavía estás muy bien”, “si no fueras tan exigente…”). Si lo que deseas es ser madre en solitario, te vas a encontrar por una parte con el apoyo de las liberadas (¡¡quien necesita a un hombre¡¡), y de las condescendientes (“si es que la pobre no encuentra pareja y claro el instinto es el instinto…”)

pero también con cierta intransigencia (“¿cómo puede privar deliberadamente a la criatura de la figura masculina? A ver si va a salir niño y entonces… ¿con quién va a jugar al fútbol?”).

Sobra decir que las lesbianas emparejadas tampoco son, todavía, el objetivo primordial de las hordas promaternales. Y es raro, porque ya que se insiste tanto en que el retoño necesita estar pegado a su madre para un fabuloso desarrollo emocional, eso es la bomba. ¿Quieres afecto materno? pues ahí llevas doble ración. Pero claro, a alguna gente la sacas del modelo tradicional de familia y se marea un poco con el tema de los roles, porque ¿cuál de las dos hace de padre? Uff, vaya trauma…y no para la criatura precisamente.

Las que peor lo tienen son las mujeres fértiles, heterosexuales, con pareja y si me apuran blancas, porque han de soportar repetidamente un bombardeo de comentarios decimonónicos como: “¿Tú para cuándo?”. ¿Para cuándo qué…?. “ya te va tocando tener un niño…” - “¿qué es que no puedes?”. Si, si puedo (creo). “¿es él, los tiene lentos?”ehm…no se…no (creo). Es que no queremos, bueno... no quiero. ¡¡Cómo no vas a querer, si un hijo es lo mejor del mundo¡¡. ¿de qué mundo, del tuyo?. “Si no lo tienes te vas a arrepentir y ya será demasiado tarde”. (uff,

¿y si lo tengo y me arrepiento, te lo quedas tú?).

“Aprovecha ahora que has dejado de fumar y busca niño”. Si, creo que estresarme con el tema me va a ayudar a superar la adicción a la nicotina.

“Ahora que estás en paro, es el mejor momento para el niño. Vas a tener tiempo…”. Como si sólo con tiempo se criara a un churumbel, porque eso de “de donde comen dos comen tres” es tan falso como que “los niños se crían solos” y que “vienen, de París y con un pan debajo del brazo” (no, que va, vienen, ya saben de donde y pingaditos de restos de placenta).

“Un bebé es lo mejor que te puede pasar. Un regalo de la vida”. ¿Esto es lo mejor? ¿pero qué clase de vida habéis llevado para que esto sea lo mejor?.

“No sabes lo que te pierdes”. Si que lo sé…pero ya es demasiado tarde. “Es una obligación que tienes el devolver a la tierra lo que te ha dado”. ¿la tierra también tiene una factura para mí?. ¡¡EGOÍSTA¡¡. Este apelativo, con olor a perfume francés, acompañará por siempre a las resistentes No madres (y a las malas madres y a las mu´ malas madres. Vamos, a todas las mujeres que piensen en sí mismas de vez en cuando).

Pues eso, lo que les decía, que yo, mujer fértil, heterosexual hasta el momento, emparejada (sí, a mí también me sorprende) e incluso blanca, lo que se considera una mujer como Dios manda,

libremente y sin ningún tipo de presión, me decidí a ser madre. No se pueden ni imaginar las veces que he tenido que escuchar, a modo de reproche: “cómo se nota que no eres madre”, “si fueras madre pensarías de otra manera”, “cuando seas madre…”, bla, bla, bla…pero...¿qué es eso de ser madre?. ¿Acaso una deja de ser persona y muta a otro tipo de ser que sólo es feliz haciendo cupcakes?.

Como no lo sé, me he planteado la reproducción como una especie de experimento científico, un ensayo corporal, para comprobar en mis propias carnes si la maternidad tal y como suele presentarse es un mito o una realidad. ¿Y quién sabe?, lo mismo es cierto lo de la metamorfosis y aprendo a hacer magdalenas…

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