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Fuerza de voluntad y disciplina para tener éxito

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José María Gomáriz

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¿Cuánto de cierto tiene esto?

Estamos oyendo continuamente que para tener éxito tenemos que tener una estricta disciplina y una fuerza de voluntad de hierro. ¿Verdad?

Asociamos éxito a trabajo duro, a esfuerzo y sufrimiento. ¿Cierto?

Parece que si no trabajamos hasta desfallecer o acabamos exhaustos, no merecemos el dulce sabor de las mieles del éxito.

Tenemos que tener mucha fuerza de voluntad para conseguir algo, sin fuerza de voluntad no hay éxito. ¿Te suena? Y nada más lejos de la realidad.

Reflexionemos sobre este interesante tema. La fuerza de voluntad es la capacidad que tenemos de gestionar un comportamiento, una acción, una actitud, nuestra atención e incluso nuestra emoción.

Mucha gente piensa que es una energía tan poderosa que sirve para conseguir casi cualquier cosa, aunque en mi humilde opinión creo que está sobrevalorada.

No quiero decir con esto que conseguir el éxito en algún ámbito de la vida sea dar un paseo por un camino de pétalos de rosa y que no requiera atención, empeño y trabajo. Pero quizá, y digo sólo quizá, tampoco sea para tanto.

¿Realmente requiere de tanto esfuerzo tener fuerza de voluntad? Depende de qué, para qué y en qué circunstancias.

Puede que le estemos dando una importancia desmesurada a la fuerza de voluntad y que estemos siendo víctimas de una creencia generalizada, que nos perjudica a la hora de conseguir algo.

Por qué digo esto.

Está demostrado que cuando hacemos algo por primera vez requiere más de nuestra atención y más esfuerzo generalmente. Cuando repetimos la misma acción en sucesivas ocasiones, el esfuerzo es menor y si conseguimos convertirlo en hábito, el esfuerzo es casi inexistente.

Cuando montas por primera vez en bicicleta, no sueles mantener bien el equilibrio porque estás concentrado en los pedales, dónde pones los pies, en el movimiento de piernas, en el manillar, en los frenos, en el horizonte o los elementos que puedas tener alrededor. Cuando realizas esta actividad con frecuencia, puedes llegar a conducir disfrutando del paisaje totalmente absorto y desconectado de la acción mecánica de conducir o pendiente del tráfico si vas por la ciudad. Y esto lo haces casi de modo automático.

Piensa por un instante en cualquier actividad: escribir, leer, sacar dinero de un cajero, alguna actividad doméstica o algo relacionado con tu trabajo. ¿Qué esfuerzo tuviste que hacer la primera vez que lo hiciste?

¿Eres de las personas que escribes con tu ordenador a una velocidad de vértigo y sólo mirando la pantalla? ¿Pero siempre fue así?

Seguramente no. Al principio tenías que mirar el teclado y pensar que dedo ibas a usar para pulsar cada tecla y letra. Levantar la vista hacia la pantalla para confirmar que lo que escribes es correcto y vuelta a mirar el teclado para continuar. ¿Correcto?

¿Entonces? ¿Qué es lo que hay que hacer? ¿Aumentar la fuerza de voluntad o crear hábitos?

Opino que más bien lo segundo. Al principio usas la fuerza de voluntad como empujón inicial, tomando una decisión de hacer algo. Después sí que interviene la disciplina, que no es más que la integridad y respetar lo que dices que vas a hacer durante el tiempo necesario para convertirlo en un hábito. Cuando haces esto con determinación, sabiendo que estás cumpliendo lo que te propones, consigues convertir una actividad que a priori necesita de tu fuerza de voluntad en un hábito sin esfuerzo.

¿Cuánto tiempo se tarda en convertir algo en un hábito? Pues también depende de qué y de cómo estemos haciendo para integrarlo. Y aunque existen diferentes teorías, como la de 21 días, 30 días o 66 días, puedo decirte que, efectivamente, hay hábitos muy fáciles y rápidos de integrar y otros que no tanto.

La buena noticia es que todo lo podemos entrenar hasta convertirlo en hábito y poder realizarlo sin esfuerzo. Me pregunto si has puesto en práctica alguna de las acciones que te he invitado en artículos anteriores y si las has convertido en hábitos.

Cada semana acabo invitándote a que mejores, si quieres, en algún aspecto personal o profesional. Esta semana te invito a que elijas algo que quieras conseguir. Un objetivo que te gustaría alcanzar.

Ojo, este blog no pretende adoctrinar a nadie ni decirle lo que tiene que hacer. Simplemente, pongo a tu disposición herramientas que a otras personas les han dado resultado. Decide si quieres incorporar algún hábito que hasta ahora no hayas conseguido o al menos no en el nivel que quieres, prueba y luego me cuentas.

Sin embargo, estoy convencido que si pones interés y quieres, podrás conseguirlo.

Empieza por decidir si lo que quieres es integrar algo que no haces habitualmente o, por el contrario, eliminar algo que sí haces asiduamente. Hay también una tercera opción, que es integrar uno nuevo para eliminar el que no quieres.

Piensa… ¿Lo tienes?

Ok. Pongamos algún ejemplo práctico.

Imagina que quieres dejar de comerte las uñas (un mal hábito) y que además te gustaría incorporar el deporte (un buen hábito) a tu rutina diaria. ¿Qué puedes hacer en este caso?

Puedes desarrollar diferentes estrategias. Por ejemplo, al principio, cada vez que tomes conciencia que estás comiéndote las uñas puedes realizar alguna actividad física, diez sentadillas o unas flexiones, cinco minutos de carrera, unos abdominales, etc. Si no puedes hacerlo en ese instante porque las circunstancias no te lo permiten, lo puedes y/o debes hacer después.

Según vayas cambiando el hábito, deberás aumentar el tiempo e intensidad del ejercicio. Puedes coger esta o cualquier estrategia que te lleve a tener éxito y consigas eliminar el mal hábito e integrar el bueno.

Imagina que quieres dejar de fumar. Cada vez que vayas a encender un cigarro realiza 15 inspiraciones muy profundas, si puedes bebe un poco de agua y observa como se van las ganas de fumar. No llegará ni a un minuto. Cuanto más tiempo lleves haciéndolo, menos esfuerzo requerirá y te resultará más fácil no encenderlo.

Es muy interesante que puedas medir tus progresos, te recomiendo que te hagas una escala donde evalúes del 1 al 10 tu fuerza de voluntad y tus logros. Siendo 1 cuando has realizado en muchas ocasiones el hábito que quieres eliminar y 10 cuando no lo hayas realizado ni una sola vez.

Recuerda, no necesitas mucha fuerza de voluntad, sólo un poco al principio. Ese extra de concentración inicial. Tampoco necesitarás mucha disciplina, la necesaria para convertir en hábito la acción durante unos pocos días.

Las personas exitosas se encargan de integrar y mantener buenos hábitos en su vida. ¿Cuáles vas a integrar tú?

Que tengas una magnifica semana.

Salud y éxitos.

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