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El Valencia

Redacción Cordópolis

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En el comienzo de la historia del Valencia C.F. confluyen una muerte y una boda. En 1919, la muerte de un futbolista durante un partido–Luis Bonora- supuso también el fin del primer club de fútbol importante de la ciudad del Turia, el Deportivo Español. Tres meses después, el dinero destinado para la boda de Gonzalo Medina sirvió para impulsar la compra del campo de Algirós y en consecuencia, el nacimiento del Valencia Club de Fútbol, cuyo primer presidente –Octavio Milego- fue elegido por el azar del lanzamiento de una moneda al aire en un bar llamado Torino.

Cuatro años después, se muda el Valencia a Mestalla –entonces con capacidad para unos 17.000 aficionados- y en la 30-31 consigue su primer ascenso a Primera (categoría que, por cierto, únicamente ha perdido en una ocasión durante su casi centenaria historia), paradójicamente tras una derrota en Gijón. En 1934 alcanza la final de la Copa, en la que cae ante el Real Madrid por 2-1.

En el 40 llega a la presidencia el presidente eterno del valencianismo, Luis Casanova. Es una época de esplendor. Se juntan sobre el terreno Álvaro, Juan Ramón, Asensi… y sobre todo la delantera que pasó a la historia como “eléctrica”, formada por Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza. Mundo fue el máximo anotador en Liga dos años seguidos y fueron dos goles suyos los que garantizaron la primera Copa ché al Espanyol en 1941. En esa época llegaron además sus primeras Ligas: la 43-44 y la 46-47. Ignacio Eizaguirre –luego técnico cordobesista- despunta como portero en esos años. La década se cierra con su segunda Copa, en el 50, conquistada al Athletic en Chamartín. Por cierto, en esos años cuarenta disputa otras tres finales consecutivas de este torneo –entonces con más prestigio que la Liga- en Montjuïc y las pierde las tres (44,45 y 46), por lo que desde entonces –y hasta ahora- ese campo ha sido considerado maldito por el valencianismo.

En los 50 la estrella sin duda fue Puchades. No se lograron grandes gestas en esos tiempos –un único título: la Copa del 54 ante el Barça en la que la imagen para el recuerdo fue la de su portero Quique subido al larguero celebrando su gloria-, pero se destinaron cien millones de las pesetas de entonces a ampliar Mestalla hasta las 45.000 localidades.  Junto a Puchades brillaban también Pasieguito o el malabarista holandés Wilkes, al que quisieron fichar del Inter a cambio de unos camiones de naranjas y que terminó regresando a su país al enfermar de bocio. También Quincoces II –traído al equipo por su tío Quincoces- que llegó a disputar de manera consecutiva la friolera de 120 partidos (entre el 54 y el 59).

El Valencia empieza a pasear su nombre por Europa en los 60. La pareja formada por el brasileño Waldo Machado y Vicente Guillet resulta clave para la consecución de la Copa de Ferias del 62 por nada menos que un global de 7-3 (6-2, 1-1). Al año siguiente, repitió éxito esta vez frente al Dinamo de Zagreb (1-2, 2-0). En 1964, otra vez en la final, el Zaragoza de los Magníficos le dejó con la miel en los labios.  En el 67 conquistan otra Copa del Generalísimo ante el Athletic y ya por entonces comienza la regeneración con nombres como Cruz Sol y Claramunt.

Al final de la 70-71 logra el Valencia su cuarta Liga con el mítico Di Stéfano en el banquillo y merced a una carambola. Perdieron ante el Español en Barcelona (otra vez la ciudad del campo maldito), pero el empate entre Atlético y Barcelona les hizo campeón. La apertura de fronteras a los extranjeros permite ver en Mestalla a jugadores como Kurt Jara, Rep y, sobre todo, el matador Kempes. Dos tantos del argentino le dieron la Copa del Rey en el 79 ante el Madrid. Logró dos pichichis. Su carisma sólo es comparable en esa época con el de Ricardo Arias, quien vistiera 16 años la camiseta blanca (el que más de su historia).

En el 80 conquistan la Recopa ante el Arsenal gracias a que el británico Rix marró su penalti en la primera tanda que decidió una final de la historia. Al año siguiente cae la Supercopa de Europa ante otro club británico, el Forest de Nottingham.

Sin embargo, a partir de ese momento comienza una lenta decadencia que culmina con el único descenso de su historia. Después de que un gol de Tendillo al Madrid les salvara de milagro de bajar en el 83, tres años más tarde una derrota ante el Barça precipitó su caída. Un año duró nada más en la de Plata, subiendo como campeón al siguiente.

El equipo se regenera con futbolistas como Camarasa, Arroyo, Giner, Sempere, Fernando, Roberto… y recupera su sitio en la élite. Espárrago les lleva al subcampeonato en la 89-90 y en plena escalada hacia ser otra vez un grande de España fichan en el 93 a Mijatovic, que pasó de icono a judas tras su fichaje por el Madrid. Se juntan futbolistas como Zubizarreta, Mazinho o Penev bajo la batuta de grandes técnicos como Hiddink, pero durante este periodo su gran logro fue la final de Copa del 95 ante el Dépor (la de la lluvia, que tuvo que ser disputada en dos fechas y que decidió un gol de Alfredo). En el 96 chocan el carácter del genio brasileño Romario con el del sabio Luis Aragonés. No funcionó. Tampoco el preciosismo de Valdano.

Por fin, en el 99 dos goles de Mendieta y otro del Piojo López ante el Atlético dieron al Valencia un título casi veinte años después (en esa Copa le metieron 6-0 en Mestalla al Madrid). Fue el comienzo de una era dorada que inició Ranieri y perfeccionó Héctor Cúper. En 2000 alcanzan su primera final de Champions, en la que son derrotados en París por el Madrid de Raúl con rotundidad (3-0). Al año siguiente repiten presencia en la última ronda (en Milán) y es el Bayern por culpa de los malditos penaltis –el último fallo fue el de Pellegrino- el que alejó de una merecida gloria a, tal vez, la mejor generación de la historia del Valencia.

Rafa Benítez tuvo mucha culpa de cerrar el círculo mágico ché. En la 2001-2002 consiguió solventar varios momentos delicados en el campeonato (sobre todo una remontada precisamente en Montjuïc, el campo maldito) hasta conquistarlo por vez primera en 31 años. Lo certificó en Málaga merced a un tanto de Ayala –enseña de este periodo- y otro de Fabio Aurelio.

Después de una decepcionante 2002-2003, en la 03-04 vivió el Valencia acaso el año más exitoso de su historia. Mientras en Liga iba acumulando triunfos merced a su poderío físico y mental y la eficacia de sus atacantes hasta hacerse con el título en el Pizjuán, en UEFA se colaban en la final de Gotemburgo. Allí, ante el Olympique de Drogba y Barthez, un gol de penalti de Vicente y otro de Mista le hacen campeón. El ciclo se cerró con la Supercopa lograda ante el Oporto en Mónaco.

Desde ese momento, convulsiones internas y disensiones entre el cuerpo técnico y los pesos pesados del vestuario (Carboni-Quique con Cañizares-Albelda-Angulo) hicieron que incluso en la 2007-2008 vieran relativamente de cerca el descenso. Ese mismo año, paradojas del destino, lograron su –hasta el momento- último título venciendo en la final de Copa al Getafe (3-0).

Muchos más grandes futbolistas han pasado por el Valencia en toda su historia: Madjer, Villa, Mata, Silva… Todos han contribuido a hacer del equipo del Ratpenat el tercer grande por estadísticas en España y el quinto en número de títulos en el Estado.

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