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El Elche

Redacción Cordópolis

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No pudo tener un entorno más apropiado para ver la luz. Nació el Elche como Elche Football Club en una cueva dedicaba al almacenamiento de material pirotécnico –la del señor Vicente Albarrach- cerca del río Vinalopó de la unión del Ilice, Sporting y la Gimnástica.

Empezó jugando en los campos del Cementerio, el Clot y el de Don Jeremías y vistiendo totalmente de blanco, hasta que en 1926 el checo Anton Fivber –primer técnico extranjero de la entidad- decidió añadirle la franja verde. Según la leyenda, el centroeuropeo estaba en el Campanario de la iglesia de Santa María de la localidad ilicitana y desde allí observo los huertos de palmeras y la manera en la que formaban una franja verde sobre el perfil de la ciudad. De ahí surge la singular camiseta del Elche. Por cierto, por esa época comienza a jugar en su primer gran campo: Altabix.

En los 50 el Elche sobrevivía como podía en Segunda, hasta que una grave crisis le dejó al borde de la desaparición en el 53. En ese momento, se produjo una circunstancia extraordinaria. Los jugadores se hicieron con las riendas del club, gestionándolo como una cooperativa. Para establecer los sueldos de la plantilla, cada futbolista escribió en un papel lo que estimaba que debían cobrar sus compañeros y Lahuerta, el más votado, donó una parte de sus puntos a Quirant y Periquín que entraron como nuevos cooperativistas. Los futbolistas eran también administradores del club, gestionaban los ingresos, los gastos e incluso realizaban tareas de mantenimiento y pintura. Dos años duró el experimento.

El primer ascenso a la élite, conducidos por el mítico César como jugador-entrenador, se produjo tras ganar al Tenerife el 19 de abril de 1959 (0-3). Comienza ahí la época dorada del Elche, doce temporadas de Primera. En la 63-64 llega a liderar la categoría, acabando finalmente en el quinto puesto (su mejor clasificación hasta la fecha). Dirigía al equipo el sargento paraguayo Heriberto Herrera, a quien el éxito le aupó hasta la Juventus. El Atlético le quitó esa temporada a su mejor jugador, Cardona, pero en su lugar llegó quien quizás haya sido el más famoso jugador de la historia franjiverde: el salmantino Vavá (no confundir con el brasileño).

Durante los sesenta, el Elche era uno de los conjuntos más poderosos de España y Vavá llegó a ser pichichi por encima de Luis Aragonés en 1966.

En 1969, los ilicitanos consiguieron la mayor gesta de su historia en la Copa entonces del Generalísimo. Dirigidos por Roque Germán Máspoli fueron eliminando sucesivamente a Pontevedra y Valencia, se cargaron en semifinales contra todo pronóstico a la Real Sociedad en un partido de desempate y se plantaron en la final ante el Athletic. En el Bernabéu y ante 120.000 espectadores el Elche tuvo ocasiones para batir a Iríbar, pero la fortuna se decantó para los vascos con un gol en el 82 de Arieta. A partir de ese momento, comenzó una lenta decadencia.

En los setenta, tras descender en la 70-71 y regresar en la 72-73, consigue encadenar otras cinco campañas en la élite, en las que además inaugura -1976- su espectacular campo que lleva el nombre del presidente Martínez Valero desde 1988. En ese recinto en 1982 se registró la mayor goleada en la historia de los Mundiales de fútbol cuando Hungría le metió 10 goles a El Salvador.

En el 81 cuentan que 65.000 personas –entonces no importaba si sentados o de pie- vieron cómo el Cádiz impedía a los pupilos de Héctor Rial retornar a Primera. Tras otros dos efímeros pasos por la élite (84-85 y 88-89) el Elche vive la peor época de su historia durante los noventa.

En el 91 es relegado a Segunda B el Elche y se produce una memorable frase del pensador Sixto Marco durante una intervención en COPE al insinuarle que su equipo podría morir: “Mi pueblo es muy serio, mi pueblo es una palabra muy seria, Elche es una palabra muy seria históricamente desde el neolítico, Elche no se fundó ahora... Por aquí pasó Amilcar Barca, César Augusto, infinidad de personajes que ahora están en otro planeta... Elche no es de hoy... ¡Y el que no se sienta ilicitano que se muera y que se vaya!”.

El club se salvó y en 1997 se aprovechó del Deportivazo en El Arcángel para subir en Barakaldo con un gol del ex cordobesista Cuxart. Aún recuerdan en la ciudad de la Dama la invasión de 12.000 cordobesistas en aquella liguilla. Duró nada más que un año en el fútbol profesional, pero regresó para quedarse en 1999 superando en la liguilla de ascenso a Melilla, Universidad de Las Palmas y Burgos. Los dos goles claves los metieron Claudio en Elche y Nino en el Álvarez Claros, acaso los más carismáticos jugadores para la afición ilicitana en las últimas décadas. Dirigía a ese grupo el tristemente desaparecido Tolo Plaza.

Desde ese año se sucedieron durante una década los intentos de retornar a Primera, sin éxito. Por fin, en la 2010-2011 Bordalás llevó a sus aguerridos jugadores hasta la primera final del recién creado play-off de ascenso a Primera. En ella se topó con el Granada, que se llevó el gato al agua en una polémica y durísima final que concluyó con incidentes entre aficiones y los propios técnicos de los equipos (el del Granada era Fabri).

El fútbol devolvió al Elche lo que le quitó en esa eliminatoria dos años más tarde. Dirigido por Fran Escribá, se paseó con autoridad en la Adelante, ascendiendo a la élite con cuatro jornadas de antelación.

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